Vestido como empleado del Correo Argentino y sin cortar una llamada “cómplice”, ingresó caminando a la sede central de la empresa postal en Córdoba capital, sorteó la seguridad fácilmente y se llevó casi 250 paquetes de tarjeta de crédito, joyas, pasaportes y DNI.
El experimentado delincuente rosarino Carlos Darío Fernández (42) fue procesado recientemente por el juez federal N° 2 de Córdoba capital, Alejandro Sánchez Freytes, como partícipe necesario del delito de violación de correspondencia agravada, violación de domicilio y tenencia ilegítima de un DNI falso.
Lo que pareció ser un robo “estratégico” se transformó en una torpe y básica maniobra ilegal que fracasó rápidamente al descubrirse que actuó en complicidad con Pablo Ernesto Gómez (38), empleado del Correo, también procesado por violación de correspondencia agravada.
Captado por las cámaras de seguridad
El hecho ocurrió el 6 de diciembre del año pasado a las 12.40, pleno mediodía en el Centro de Córdoba capital. Las cámaras de vigilancia del Correo captaron cuando Fernández -vestido con un pantalón y remera de la compañía- bajó a pie la rampa de estacionamiento de la sede central, sobre Santa Rosa, y sorteó la precaria seguridad.
Una vez que ganó el subsuelo, donde funciona el Centro de Distribución 1, subió por una pequeña escalera que conduce a un entrepiso.
Allí funciona lo que conoce internamente como “el Palomar”, un amplio espacio donde se almacenan los paquetes y la documentación que luego debe salir a reparto.
Con plena libertad, Fernández cargó una gran cantidad de paquetes en una mochila de color negra, mientras mantenía una comunicación telefónica con un “datero” que le habría indicado cómo moverse con precisión.
Todo, sin embargo, cambió de repente cuando a tres empleados les llamó la atención la presencia del desconocido, y uno le gritó: “¡¿Quién sos?!”.
Al verse descubierto, Fernández escapó rápidamente con la mochila. El empleado que puso de alerta la situación lo persiguió hasta que logró retenerlo en el suelo.
Cuando llegó la Policía, abrieron la mochila y le encontraron que había sustraído 246 paquetes, entre ellos sobres con tarjetas de créditos, pasaportes, DNI, cartas documento y joyas, entre otros.
También llevaba una tarjeta de crédito del Banco BBVA a nombre de un hombre, un DNI falso y un celular Samsung.
La llamada sospechosa
Los investigadores liderados por el fiscal federal N° 3 de Córdoba capital, Maximiliano Hairabedian, pusieron el foco en la misteriosa llamada que Fernández sostuvo durante todo el asalto a tenor de la precisión con la que se movió en el Correo.
¿Se trataba de un “datero” interno, quizás un empleado “infiel” con amplio conocimiento de horarios, seguridad y circulación interna del personal?
Al analizar las comunicaciones recibidas por Fernández a la hora del hecho, advirtieron una en particular de alguien ubicado muy cerca físicamente del lugar. Así descubrieron que Gómez, un auxiliar operativo, fue quien lo llamó mientras él mismo estaba trabajando a esa hora en el Correo.
“Fue Gómez, quien valiéndose de su calidad de empleado y existiendo un acuerdo previo, le habría brindado a Fernández todas las indicaciones necesarias para que pudiera llevar a cabo su actuar ilícito”, sostuvo el juez al procesarlos.
Además, el magistrado procesó al falso cartero por el DNI trucho hallado en la mochila. En su defensa, Fernández adujo que lo encontró en la calle y que lo guardó para devolverlo, versión que el fiscal ni el juez le creyeron.
Seguirá detenido con prisión preventiva ante el riesgo de que pueda entorpecer la investigación, teniendo en cuenta además que no tiene un trabajo registrado y arrastra un amplio prontuario con imputaciones y numerosas condenas.
