“Pedimos que la inseguridad deje de enlutar a nuestras familias, a los amigos y a las personas que amamos. Nos merecemos tener una mejor vida. En nuestro caso, esperamos que se esclarezca el homicidio de Seba”.
Entre lágrimas y gestos de profundo dolor, esos fueron los reclamos más sentidos de parte de Jimena, hermana Sebastián Villarreal, el hombre que fue asesinado el jueves 29 de febrero en barrio Yofre Norte, al noreste de la ciudad de Córdoba. Primero lo acribillaron a balazos, luego se llevaron su motocicleta.
Agradecida por el acompañamiento por parte de la ciudadanía, la declaración de Jimena sintetizó el ánimo del entorno del trabajador del plástico que este jueves asistió a una concurrida movilización. La protesta congregó a alrededor de un centenar de personas en inmediaciones del Patio Olmos, en el Centro de la Capital cordobesa.
La joven dijo que se trataba de una “súplica suya y de la familia”.
Pidió a la Justicia que avance la investigación. Y apuntaron al Ministerio de Seguridad al solicitar un cambio profundo para “dejar de lamentar las muertes violentas de los familiares”.
El jueves 29 de febrero, Sebastián salió a trabajar de su casa a las 6 de la mañana. Al menos dos motochorros lo interceptaron a pocos metros de su casa, en calle Fulgencio Montemayor al 2300, cuando se desplazaba en su propia motocicleta.
Lo encerraron y cuando se había caído al suelo, mientras suplicaba por su vida, le pegaron un tiro. Habrían disparado al menos unas cuatro veces.
“Tengo dos hijos, no me mates por favor”, fueron sus últimas palabras. Los delincuentes hicieron oído sordo y nada detuvo la balacera.
Por ese asesinato aún no hay detenidos. Tampoco hay imputados.
Desde ese día, en el despacho del fiscal Andrés Godoy se trabaja a paso ligero con un amplio grupo de pesquisas policiales. El miércoles, el fiscal recibió el miércoles a familiares de la víctima y les contó de qué manera se está trabajando.
Fuentes del caso señalaron que se está realizando una tarea investigativa “precisa, prolija, profusa, detallada y minuciosa”.
“Que alguien nos explique qué pasó”
Los hijos de Sebastian, Martina (20) y Santiago (15), estuvieron presentes en la convocatoria que se concretó desde las 19 en la zona periférica del shopping de Bulevar San Juan y Vélez Sársfield.
“Necesitamos saber qué pasó con nuestro papá, queremos que alguien nos explique por qué actuaron con semejante violencia contra él, que no le hacía mal a nadie”, pidieron.
Los chicos sufrieron la inseguridad en carne propia: unos días antes del crimen de su padre, con un caño de una pistola en sus cabezas, entregaron sus celulares.
“Podríamos haber sido nosotros, o cualquier otro, como pasa todos los días en esta ciudad”, dijeron entre lágrimas.
La movilización estuvo repleta de carteles que pidieron justicia por Sebastián. Y también hubo reproches para la cartera de Seguridad: “Basta de discursos lindos y pónganse a actuar. Nos matan a balazos en todos los barrios”, plantearon los familiares de la víctima.
Un centenar de personas se mostraron compungidos por lo que calificaron como una “grave situación social” en materia de seguridad.
Para la Policía de Córdoba y para el Ministerio de Seguridad, el caso Villarreal es materia de prioridad. Pero eso no alcanza, según manifestaron este jueves los deudos.
“Pasaron siete días del asesinato a sangre fría de Seba y todavía no hay un solo detenido. Nadie pudo explicar por qué hay semejante nivel de impunidad, que unos asesinos pueden andar sueltos y matar de cuatro balazos a otra persona a plena luz del día”, comentaron.
En cuanto a la investigación, reconocieron los esfuerzos de la Justicia y agradecieron haber sido atendidos en las oficinas del fiscal. Sin embargo, esperan mayor celeridad.
“Todos deberían estar buscando a los asesinos, no sólo en este caso sino en los innumerables hechos de inseguridad que se multiplican a diario. Esto no puede quedar en la nada”, pidieron.
En la calle se habló sobre la malicia con la que actúan los delincuentes. “No sólo es un problema de robos. Acá hay delincuentes que no tienen ni una mínima contemplación por la vida de los demás. Este es un caso testigo, porque la víctima pedía clemencia en el suelo y así y todo lo acribillaron”, planteó un manifestante.
“La droga en los barrios está haciendo estragos. Los chicos se enceguecen y salen a matar para llevarse un celular. Están perdidos y hacen falta medidas extremas para controlar este descalabro”, dijo una allegada a la familia Villarreal.
En ese mismo sentido, familiares de Sebastián volvieron a poner énfasis en la importancia de las medidas de seguridad: “Si a nuestros sobrinos les roban el celular y vamos a advertir sobre el robo, la Policía no nos puede responder que ‘son unos chicos echando mocos’. Tienen que salir a buscar a los responsables y los ladrones tienen que sentir que la Policía los puede atrapar”, comentaron.
“Su último deseo fue que no lo mataran”
Entre lágrimas, la familia de Villarreal dedicó un tiempo para recordar las horas funestas en las que Sebastián (45) perdió la vida.
“El jueves 29 de febrero, a las 6, mi papá se iba a trabajar en su motocicleta. Lo agarraron y su último deseo fue que no lo maten”, dijeron sus hijos.
El día del crimen, testigos aseguraron que oyeron los gritos de súplica.
Sus últimas palabras salieron de su boca cuando al menos dos desconocidos lo interceptaron y lo encañonaron para quitarle su moto XR 190 de color negro que había comprado con gran esfuerzo.
Se iba a trabajar a una fábrica de plástico de barrio Los Boulevares.
Soledad Laciar presente
La mamá de Blas Correas, Soledad Laciar, estuvo presente en la marcha.
