Se llamaba Jonathan Romo, tenía 34 años y vivía con su familia en un humilde hogar de la ciudad de La Falda, en el valle de Punilla. El domingo pasado, sufrió una crisis en una despensa, rompió una botella de vidrio y comenzó a amenazar a los presentes. Ya en la calle, mantuvo una fuerte disputa con otros vecinos. Volaron cascotes. Hubo golpes.
Una patrulla policial llegó, luego apareció otra, tras llamados al 911. Los uniformados lo detuvieron, lo esposaron y se lo llevaron preso.
Ese mismo anochecer, su nombre comenzó a escribirse en pasado.
Jonathan Romo murió a los pocos minutos en una oficina de la comisaría de La Falda donde se hacen las requisas. No llegó a la celda.
Se descompuso y murió.
Un servicio de emergencias llegó, pero el cuerpo médico no pudo reanimarlo finalmente.
Romo murió en una comisaría.
La Justicia quiere saber qué pasó.
El fiscal Raúl Ramírez ya tiene el informe forense, pero ordenó estudios complementarios.
Romo tenía lesiones internas, confirmaron distintas fuentes oficiales consultadas por La Voz.
El fiscal quiere saber quién se las provocó: ¿fueron policías en una golpiza o fueron vecinos en las escaramuzas previas a su detención? ¿O fueron ambas cosas?
Entre los puntos que el fiscal busca determinar si Romo padecía alguna enfermedad previa, si tenía algún padecimiento psiquiátrico y si, como deslizaron algunos, consumía drogas.
Esos puntos podrían echar algo de luz sobre la crisis que tuvo cuando estaba en la despensa y en la calle.
De todos modos, nadie tiene claro todavía qué pasó en el patrullero ni en la comisaría.
“Todavía no hay imputaciones”, indicaron fuentes de la causa.
Mientras la investigación judicial avanza por la muerte del detenido, en la Policía de Córdoba se registra otro sismo: el quinto en lo que va de 2022.
Es que hubo una fuerte purga, una nueva, pero esta vez detonó en el corazón de la Jefatura de Córdoba: en la propia Plana Mayor.
Terremoto en la Jefatura
Mientras la Justicia aún investiga, desde el Ministerio de Seguridad, que conduce Alfonso Mosquera, se ordenaron los desplazamientos de tres altos jefes policiales.
Los desplazados fueron:
- Primero. El director de la Unidad Regional Departamental Punilla Norte, comisario inspector Diego Alejandro Bracamonte.
- Segundo. El director general de Recursos Humanos y Entrenamiento de la Policía, comisario general Julio César Faría.
- Tercero. El director de Entrenamiento Profesional Permanente (el segundo de Faría), comisario inspector Marcos Germán Manrique.
¿Cuáles son las explicaciones?
Del comisario Bracamonte depende la comisaría de La Falda.
Fue desplazado, pero sigue en la fuerza. “Fue frizado”, explicaron conocedores de la estructura policial.
En cambio, los comisarios Faría y Manrique fueron pasados a “retiro obligatorio”.
Dicho de otro modo: fueron enviados sus hogares, sin estar acusados por la Justicia.
Faría era parte de la Plana Mayor de la fuerza. Asumió en octubre de 2020, cuando la comisaria Liliana Zárate se convirtió en jefa de Policía tras los casos de “gatillo fácil”.
La dirección que comandaba Faría tiene a cargo la formación y entrenamiento de todas y de todos los uniformados de la Policía.
En la página oficial de la fuerza se señala que la Dirección de Recursos Humanos tiene como objetivo: “la selección de policías competentes, productivos y motivados, a través de la planeación, organización, dirección y control de sus recursos”.
Manrique era su segundo. Tenía a su cargo el entrenamiento policial.
Faría tenía larga trayectoria. Sonaba para jefe de la fuerza en un futuro.
Mensaje desde arriba
“Es inadmisible que una persona que estaba alterada y con un visible trastorno mental, sea llevada a una comisaría y muera allí a poco de ser ingresada. Esa persona no fue llevada a un hospital o a un centro de salud. Se actuó mal”, expresaron a La Voz altas fuentes de Gobierno.
“Hubo una falla gravísima en el protocolo. No se puede morir una persona en una dependencia policial. La dependencia policial debe resguardar la integridad y no ser escenario de una muerte”, expresaron desde el Ministerio de Seguridad.
Seis policías en pasiva
A todo esto, el Tribunal de Conducta de las Fuerzas de Seguridad ya puso en situación pasiva a seis uniformados que se desempeñaban en la comisaría de La Falda.
¿Y las demás purgas?
Hubo otras cuatro purgas en 2022.
- Comisaría de Morteros. En esa comisaría se descubrió que una pistola secuestrada por policías a delincuentes había ido a parar luego a otros delincuentes.
- Departamental Colón. Hubo desplazamientos de jefes por una denuncia de malos tratos a subordinadas en la sede de Jesús María.
- Departamental Punilla Sur. Se descubrió el robo de al menos 20 millones de pesos y pruebas varias de una oficina de la dependencia de Villa Carlos Paz. Es un escándalo enorme. Por ahora, no se libran imputaciones.
- Departamental Cruz del Eje. A comienzos de año, se escapó un supuesto narco a poco de ser detenido. Estaba acusado de introducir drogas en drones a la cárcel local.
