Desde que cayó detenido, Edgar Adhemar Bacchiani ha tenido fuerte presencia en Catamarca, Tucumán, Córdoba y otros puntos del territorio nacional. Sin embargo, ha sido la Justicia provincial cordobesa la que hizo punta con la investigación por las presuntas estafas en la ostentosa financiera que funcionó en Tejeda al 4000, de barrio Cerro de las Rosas, en la ciudad Capital.
Mientras en Córdoba la fiscal Valeria Rissi lo citaba a indagatoria y bregaba para mantener su competencia contra la Justicia Federal catamarqueña, que pretendía concentrar todas las actuaciones, en aquella provincia el accionar fue mucho menos decidido. Resultó muy llamativo que en esa jurisdicción le permitieran salir (escoltado) de la cárcel para dirigirse a su casa y allí realizar algunas operaciones en sus servidores. Todavía hay gran cantidad de gente que espera el reintegro de sus inversiones.
Rissi contó con el apoyo de la Justicia local, del Tribunal Superior de Justicia y hasta de la Corte Suprema, que validaron su actuación y le permitieron proseguir. Hoy se cosechan los primeros frutos de esa instrucción, para que Bacchiani se siente en el banquillo de los acusados y responda por las acusaciones sobre denuncias de cordobeses.
Él se hizo llamar “god trader” o “trader dios” o “dios de las finanzas”, en épocas que con su suntuario estilo de vida seducía a decenas y cientos de personas para que le confiaran sus ahorros, sus indemnizaciones por desempleo, las viviendas que vendían para reproducir el capital y hasta aquello que no tenían, para responder a un sueño de ilusiones.
Las denuncias en su contra se multiplicaron en varios puntos del país, pero en Córdoba llegaron a una primera elevación a juicio y a un primer debate oral y público en la Cámara 10ª del Crimen, la misma que viene juzgando los delitos complejos de esta provincia desde comienzos de este siglo.