La búsqueda no se detuvo en todo el día y las esperanzas de encontrar con vida al papá y a su hijito de 3 años, desaparecidos el miércoles, terminaron de la peor manera. Al promediar la tarde, los buzos del grupo Duar hallaron los cuerpos de Cristian Fink (37) y de Álvaro Fink Olariaga (3) en el dique El Cajón, de Capilla del Monte, adonde habían ido a pasar la tarde.
Se confirmó el peor de los escenarios previstos por los investigadores, que estaban desplegados en la zona en busca de pistas sobre lo ocurrido con el padre y su hijo.
Una de las hipótesis centrales que se manejan en la Fiscalía de Cosquín es que el niño pudo haber caído en un pozo del lago y que, al intentar rescatarlo, su papá quedó atrapado entre ramas sin poder salir. Todo esto derivó en el doble desenlace fatal.
El miércoles por la tarde, como lo había hecho en otras ocasiones, Cristian decidió llevar a su pequeño hijo a pasear por la costa del lago.
Según relataron vecinos, se trata de una actividad frecuente entre los habitantes de la ciudad del norte de Punilla, especialmente en los días templados de septiembre.
Lorena, la pareja de Cristian y mamá de Álvaro, notó algo extraño al no obtener respuesta a sus llamadas por celular y decidió acercarse hasta el dique. Allí encontró el auto cerrado, pero sin rastros de ellos.
De inmediato denunció la desaparición y la Justicia activó el protocolo habitual para este tipo de casos. La búsqueda comenzó esa misma noche y se intensificó desde la mañana del jueves, con efectivos de distintas fuerzas trabajando en un amplio sector.
En diálogo con El Doce, Lorena contó: “Salieron de casa como otras veces para ir a la playa, a jugar, a tirar piedritas. Como no volvían, yo los llamé y no contestaban. Encontré el auto cerrado. Solo, vacío. No se lo ve forzado, nada”.
También descartó de plano cualquier conflicto de pareja como trasfondo del hecho. “Cristian tiene mucha gente que lo conoce por su trabajo, arregla máquinas, con su servicio técnico. Tiene un entorno de buena gente”, aseguró.

Los efectivos del Duar y de otras fuerzas trabajaron durante la tarde con la templanza que da la experiencia. Sin embargo, al no encontrar señales ni rastros del papá y su hijo, con el paso de las horas se presumía un final trágico. Y fue lo que finalmente sucedió: los cuerpos fueron hallados enganchados en unas ramas dentro de un pozo del lago. Desde la fiscalía se dispuso una serie de medidas investigativas.