Que un ómnibus viaje descontrolado por varios metros y atraviese una de las esquinas con más tránsito de la ciudad de Córdoba para terminar incrustado sobre la vereda por la que caminan miles de personas a diario era una tragedia segura. Pero, por fortuna, sólo terminó con dos peatonas con heridas leves.
Eso sucedió este jueves minutos antes del mediodía cuando un coche de la empresa municipal Tamse, con ninguna persona a bordo –ni siquiera el chofer–, bajó por el bulevar Chacabuco, cruzó la intersección con el bulevar Illia y, centímetros antes de ingresar en un quiosco, fue detenido por el poste de un semáforo.
Pese a la magnitud del episodio, sólo hubo dos personas con heridas pero sin gravedad. Un quiosquero, a su vez, sufrió golpes menores.
¿Qué sucedió? De acuerdo a distintas fuentes consultadas, la unidad Mercedes Benz dominio OCC 814 alquilada a Ersa venía circulando con problemas en la línea 23, que conecta los barrios Ampliación San Pablo en el sur con Los Boulevares en el norte.
En el bulevar Chacabuco, pasando Rondeau, el chofer decide no continuar con el recorrido y detiene el vehículo. Como está previsto, el ómnibus circulaba por la calzada izquierda de esa arteria, sobre el carril pegado al cantero donde se encuentran las paradas.
El conductor hizo descender al pasaje y bajó él también. Cuando estaba hablando por celular con Tamse para solicitar el auxilio mecánico, el coche comenzó a moverse, producto de la pendiente que tiene Chacabuco, y tomó velocidad.
Cruzó la intersección de Illia y se detuvo gracias al semáforo y a un poste de alumbrado público ubicados a unos metros de la esquina sobre ese bulevar, en dirección al oeste. Las dos estructuras cayeron sobre el quiosco que se encuentra justo en ese lugar.
Dos mujeres que se encontraban allí terminaron heridas y fueron trasladadas al Hospital de Urgencias.
“La paciente de 74 años va a quirófano para hacer un lavado en el cuero cabelludo y en algunas suturas, pero no reviste gravedad. Y la otra persona de 50 años tiene un corte en el labio y en la ceja. No revestirían gravedad, pero hay que esperar las primeras horas”, se indicó de manera oficial.
Las mujeres fueron evaluadas por los médicos del centro de salud municipal.
También resultó herido el propietario del quiosco, al ser golpeado por unas cajas que cayeron desde una estantería. Tuvo traumatismos leves y no requirió internación.
Ahora, el fiscal Ernesto de Aragón intenta determinar qué fue lo que sucedió.
Para ello, convocó a la Policía Judicial para realizar los peritajes técnicos en el lugar y se ordenó el secuestro del ómnibus para estudiar si hubo alguna falla mecánica que hubiese provocado la puesta en movimiento de la unidad.
También se investiga el accionar del chofer de Tamse, identificado por las autoridades como Franco Godoy (35): la clave está en si accionó o no el freno de mano para bloquear el coche.
De acuerdo a que se corrobore si cometió alguna negligencia, podría ser imputado por el fiscal.De acuerdo a que se corrobore si cometió alguna negligencia, podría ser imputado por el fiscal.
Es que los frenos de la unidad se habrían bloqueado por falta de aire. Es un mecanismo automático de seguridad. Pero se desbloquean cuando el sistema recupera el aire.
Por eso, se intenta averiguar si el conductor accionó el freno de mano o se confió por el bloqueo automático.
De todos modos, en la fiscalía esperan resultados periciales totales.
Qué dicen los testigos
Después de que un joven recargó su tarjeta de transporte urbano, Estefanía, una de las empleadas del comercio, relató que vio cómo el colectivo se le venía encima. “Se venía adonde estábamos nosotros”, dijo la mujer a La Voz.
Desde el quiosco, las dos empleadas que atendían a los clientes fueron testigos del recorrido de la unidad de transporte que embistió “fuertemente” a un semáforo y a un poste de alumbrado, lo que provocó daños en el negocio.
Además, la empleada declaró que, tras escuchar una “explosión” (el ruido del impacto), “vimos a la chica debajo del colectivo”.
“Todos se pusieron a asistir a las mujeres que estaban accidentadas”, narró Estefanía en relación con la respuesta de los presentes.
“En el acto llegaron la Policía y el 107, muy rápido”, sostuvo la mujer.
En relación con los daños, comunicó: “Todo el depósito de arriba se cayó y se dañó la parte de adelante del negocio, pero todos fueron daños materiales”.
A pesar del desorden alrededor, momentos después del impacto, las empleadas ya estaban atendiendo con normalidad. “Ahora, a recuperarnos del susto”, concluyó Estefanía.
En la esquina frente al quiosco, Norma Raquel Agüero tiene su puesto de flores, donde atiende cotidianamente a los cuantiosos transeúntes de la avenida.
“El chofer se bajó, bajó a la gente, como corresponde, y se cruzó al frente. Se sentó ahí a llamar por teléfono a la empresa”, relató Norma, señalando el cantero de Chacabuco frente a la parada del 23.
“Él dice que dejó el colectivo con freno de mano, pero, al pasar, el colectivo andaba como si lo vinieran manejando. Cuando lo veo al chofer, que es un chico joven, corriendo desesperado, el colectivo ya se había incrustado en el quiosco”, explicó.
En el momento del impacto, según la testigo, los presentes “querían pegarle al chofer”.
Presuntamente, según sostuvo la comerciante, el colectivo ya venía roto y esas mismas fallas fueron las que provocaron la detención del transporte en su recorrido.
“No es la primera vez”, aseguró la mujer, y declaró: “La otra vez también se descompuso un colectivo, lo alcanzaron a frenar acá. Pasa cada dos por tres”.
“Antes no hubo ningún siniestro, pero yo veo que cada dos por tres quedan los colectivos parados ahí en la Chacabuco. Llegan a esa parada y lo tienen que detener porque no pueden seguir más”, aseveró la comerciante.
“Los colectivos rojos”, como se refirió Norma, llevan el ploteado de Ersa, que presta servicio para Tamse.
“Yo veo que cuando se detienen los colectivos es porque están rotos. Los choferes se bajan a llamar a la empresa. No sé si es negligencia del chofer o de la misma empresa, que sale con los colectivos rotos. No tendría que ser así”, concluyó la comerciante.
El comunicado de la Municipalidad sobre el siniestro
“El ómnibus que presta servicio en la línea 23 sufrió un desperfecto mecánico y el conductor se detuvo en Chacabuco e Illia, donde hizo descender todo el pasaje. En ese momento, falló el freno de mano o el dispositivo para mantenerlo fijo al ómnibus, con lo cual se empezó a mover, cruzó y embistió a estas dos personas que estaban en la acera en el quiosco”, relataron desde la Municipalidad a este medio.
Eduardo Ramírez, presidente de Tamse, explicó a La Voz que el conductor de la línea 23 venía percibiendo problemas en los pulmones del sistema de freno hidráulico del ómnibus.
Según la información suministrada por Tamse, la unidad, alquilada a Ersa y operada por la firma municipal, circulaba por la calzada izquierda del bulevar, y quedó detenida en el carril pegado al cantero central, entre Rondeau y Chacabuco.
Ya con el pasaje y el chofer fuera de la unidad, se escuchó una explosión y el coche comenzó a desplazarse debido a la pendiente que tiene el bulevar.
Chocó el semáforo de la esquina de Chacabuco e Illia, y atropelló a dos personas que estaban esperando ser atendidas en el quiosco ubicado en ese sitio.
Desde Tamse aseguraron que la unidad tenía la inspección técnica vehicular aprobada y que se investiga qué causó la falla.