“No es no”. La frase es tan escueta como potente. Cada letra cobra dimensión en la voz de una joven de 23 años que decidió realizar una denuncia y constituirse como querellante tras ser violada en un domicilio de la ciudad de Villa Carlos Paz. El señalado como agresor, un cabo de la Policía de Córdoba, permanece detenido tras la denuncia que realizó la víctima.
Ante la prueba presentada por la denunciante, que por cierto fue “muy abundante”, según allegados a la causa, la fiscalía de inmediato ordenó la detención del funcionario policial.
La directiva fue rubricada por la fiscal de instrucción N° 3 de Villa Carlos Paz, Jorgelina Gómez, quien imputó al cabo primero por abuso sexual con acceso carnal.
Concluida la feria judicial de julio, la causa fue remitida al fiscal N° 2 de aquella ciudad, Ricardo Mazzucchi, quien continúa con la pesquisa.
El abogado que representa a la víctima, Esteban Yangüez Papagenadio, solicitó ser querellante, situación que se aceptó el pasado lunes. Junto con su letrado, espera que la Justicia actúe de manera ejemplificadora.
Cómo fue todo
Según la denuncia, la joven había asistido a una celebración junto con unas amigas el sábado 13 de julio. El punto elegido fue un reconocido boliche de la zona comercial de Villa Carlos Paz.
A la ronda de las chicas se sumó un allegado con quien comenzaron a compartir conversaciones. Era un policía franco de servicio.
Las amigas decidieron tomar algunos tragos. La chica recuerda que tomó una lata de cerveza. Luego alguien le alcanzó un vaso de fernet.
Luego entró en estado de inconsciencia, según consta en la causa.
Según la denuncia presentada por la víctima, el sospechoso la llevó hasta su propia vivienda, donde la sometió sexualmente sin consentimiento y se aprovechó del estado de somnolencia.
Los pesquisas buscan pistas para determinar si la mujer fue drogada o dopada con un somnífero.
Lo cierto es que la siguiente imagen que tiene la mujer luego de beber su trago es la de un departamento para ella desconocido.
Al despertar en una cama desconocida, aún abrumada, notó que junto con ella estaba aquel hombre que se había presentado en la ronda de amigas, a quien conocía sólo de vista, y se estaba colocando sus prendas.
La víctima asegura que en ese momento el cabo le dedicó “palabras de advertencia”.
Según relataron los allegados a la víctima, lo primero que le dijo, no bien ella logró abrir los ojos, fue que tuviera en cuenta que había sido “algo consentido”.
También hubo otras insinuaciones similares y dedicadas sobre todo a que la mujer sintiera cercada su posibilidad de actuar en contra de lo que allí había ocurrido, según sostuvieron desde su entorno.
La denuncia y las dudas en la investigación
El domingo siguiente a aquella madrugada –según sus allegados–, la joven no logró conciliar el sueño.
En su cabeza, señalan, se fue haciendo más fuerte que el miedo la necesidad de denunciar lo que había ocurrido.
“Ella no quiere que otras mujeres sufran lo mismo que ella tuvo que soportar. No es no”, dijeron sus amistades.
Con ese propósito, aún atormentada por el miedo pero avalada por su jefe de trabajo y por su grupo de amigas, el lunes se presentó ante un centro hospitalario de Villa Carlos Paz.
Allí fue contenida por los médicos, quienes elevaron un informe pormenorizado con el resultado de la revisión. Con estos papeles, se presentó ante las oficinas del Polo de la Mujer de la capital cordobesa.
“El miedo, la vergüenza y el asco se apoderaron de ella. Y son sensaciones que aún perduran. Pero encontró el valor suficiente y viajó hasta Capital, donde fue muy bien atendida y contenida, en las oficinas del Polo”, comentó el abogado Yangüez Papagenadio.
Desde el Polo remitieron las denuncias a la Fiscalía, que, de inmediato, tomó cartas en el asunto.
No obstante el ritmo vertiginoso de las actuaciones judiciales, los pesquisas creen que podría haber otros detalles aún no descubiertos.
Quienes llevan a cabo de cerca las investigaciones advierten que no se podría descartar que el cabo de la Policía hubiera estado acompañado por una tercera persona. Los cuerpos investigativos han puesto su ojo en la participación de allegados al acusado.
En ese mismo sentido, fuentes de la investigación no sueltan la idea de que el suboficial pudiera haber contado con la complicidad de un compañero de trabajo, aunque, de ser así, no se trataría de otro policía.
