A sus 65 años, Lidia del Valle Cabrera sabía que la iban a matar.
Lo sabía ella y también lo sabía su hija Yanina, quien también había sido blanco de amenazas.
Lo sabían incluso su otra hija, buena parte de su familia y sus vecinos.
Lo sabían en la comisaría 8ª y en la 6ª, donde se habían hecho varias denuncias y constantes llamadas.
Lo sabían también en las unidades judiciales de esas dependencias.
Y lo sabían también en el Polo de la Mujer de Córdoba, adonde las mujeres fueron a pedir ayuda varias veces.
Las denuncias tenían por destinatarios a unos expolicías miembros de una familia. Los Bonaldi. Estos vecinos vivían al frente y les habían convertido la vida en una pesadilla.
Los problemas habían arrancado por problemas de convivencia. Siempre de ellos hacia ellas. Que la música fuerte, que los ruidos, que las amenazas, que las actitudes patoteriles.
Y pasó lo que se temían y el Estado no evitó: a sus 65 años Lidia del Valle Cabrera fue asesinada a golpes de una manera brutal a manos de esos vecinos.
Fue arrancada de su casa y asesinada en la vereda con golpes de baldosa.
Su hija Yanina se salvó porque otros vecinos intercedieron.
Aquel brutal cuanto escalofriante asesinato a sangre fría sacudió a Córdoba el 6 de diciembre de 2020. Ocurrió de madrugada.
Fue en barrio Yofre, en la zona norte de la ciudad de Córdoba.
A poco más de un año, el caso finalmente fue elevado a juicio.
El principal acusado es Roque Antonio Bonaldi, 58 años, un expolicía. Se ganaba la vida como remisero.
El otro imputado es Leonel Reyes Bonaldi, su hijo de 27, también expolicía.
El fiscal Fernando López Villagra los mandó a juicio como coautores de homicidio simple, tentativa de homicidio simple, amenazas y daño. El muchacho a su vez debe responder por robo. Es que le habría sustraído un celular a una de las víctimas, ya que filmaba la agresión.
Hay una tercera acusada en toda esta historia.
Es Rocío Antonella Bonaldi. La joven tiene 28 años, es policía aunque está en situación pasiva. Debe responder por amenazas calificadas.
La familia de la víctima no está de acuerdo con la acusación.
Que semejante acción fuera encuadrada como un mero homicidio simple.
Por eso, con el abogado Carlos Nayi que los representa, insistirán en el juicio en que la acusación se agrave con el calificante de la “alevosía” y el “ensañamiento”.
Malos vecinos
Nadie recuerda cuándo comenzó todo.
Lo que sí se sabe es que a los Bonaldi sus propios vecinos no los querían en la barriada.
Apuntados como malos vecinos, como violentos, como personas que no respetaban el descanso del prójimo con sus ruidos molestos y sus actitudes patoteriles. Para peor, eran policías y solían vérselos con armas.
Innumerables fueron las veces que, por quejas al 101, acudían patrullas a la casa de esa familia.
Frente a la casa de los Bonaldi, en calle Chachapoyas al 1400 de Yofre, residían Lidia del Valle Cabrera y su hija Yanina.
Las mujeres siempre denunciaron a los Bonaldi, primero por actitudes patoteriles, luego por amenazas de muerte. Numerosas amenazas.
Ataque demencial
Según la causa judicial, aquella madrugada del 6 de diciembre de 2020, Roque Bonaldi volvió borracho a su casa.
Momentos antes, había estado en un cumpleaños y luego había tenido una pelea en una estación de servicio con unos remiseros.
Cuando se disponía a entrar a su casa, algo sucedió. No está claro. Una versión indica que tuvo un cruce de palabras con su vecina Lidia.
Lo que sí se sabe es que, fuera de sí, el hombre encaró hacia la casa de la mujer. Lo acompañaba su hijo Leonel.
Con cascotes y con patadas, lograron reventar la puerta de calle de la vivienda de Lidia. La mujer alcanzó a tomar el teléfono para llamar a la comisaría.
Su hija Yanina, a todo esto, tomó su celular y comenzó a filmar a los hombres cuando entraban fuera de sí.
“Filmar todo”, eso le habían recomendado en el Polo de la Mujer.
Para el fiscal López Villagra, padre e hijo se pusieron de acuerdo en el plan de matar. Fueron a matar a ambas mujeres.
Mientras Bonaldi padre tomó a Lidia de los pelos y la arrastró a la vereda, Bonaldi hijo hizo lo mismo con Yanina.
Lidia fue asesinada con golpes de baldosa en la cabeza. Bonaldi padre le dio los últimos golpes, sentado sobre ella, en el piso.
Yanina fue rescatada por unos vecinos que salieron a defenderla.
“Iban a matarme también. Fue algo espantoso, tremendo. A mi mama la mataron en la vereda. Recuerdo que cuando salió el sol, pude tomar dimensión de lo que le habían hecho en la cabeza”, supo contarle la mujer a La Voz.
Bonaldi padre escapó junto con su hija Rocío. Varias horas después, el hombre se entregó.
Su hijo fue detenido a los golpes por varios vecinos. La Policía lo salvó.
¿Qué dijeron los acusados?
Roque Bonaldi y su hijo Leonel nunca negaron el ataque. Pero brindaron versiones para tratar de alivianar los cargos.
Bonaldi padre reconoció el crimen, aunque adujo que estaba ebrio y que no recuerda con exactitud cómo sucedieron los hechos.
Intentó justificar su conducta homicida señalando que, cuando estaba entrando a su casa, su vecina le gritó cosas.
Luego, en la indagatoria, se mostró arrepentido y le pidió disculpas a la familia de Lidia. “No tuve intención de matar. No sé qué me pasó”, llegó a declarar.
Por su parte, Bonaldi hijo refirió que aquella madrugada su padre estaba borracho y violento, que momentos antes había mantenido una pelea en una estación de servicio y que él fue a buscarlo.
Luego, ya en la casa, adujo que él lo golpeó y que se fue por su cuenta a la casa de esas mujeres. Negando de esa manera un plan homicida y poniendo distancia de su padre, refirió que aquel se dirigió solo a la casa y que él lo siguió y que tuvo un forcejeo con la hija de Lidia porque lo estaba filmando.
A todo esto, Rocío Bonaldi, la tercera acusada, negó haber amenazado con su arma a Lidia y a su hija.
Más acusaciones
En la elevación a juicio por el crimen contra Lidia del Valle Cabrera fueron añadidos además, para su juzgamiento, otros violentos episodios previos de los Bonaldi contra esas mujeres.
Uno de esos episodios fue en diciembre de 2019, un año antes del asesinato, cuando estos hombres atacaron la casa a cascotazos y la mujer policía habría proferido amenazas con un arma, de acuerdo con la acusación.
“Hubo una preorganización en la conducta de los acusados, una distribución de roles, una asignación de funciones. Esto fue deliberadamente ordenado para lograr la meta: matar. Esto fue terrible. Además, las víctimas se habían cansado de denunciarlos”, expresó Nayi, al resaltar que pedirán un agravamiento de los cargos contra los acusados al momento del juicio.
