Los vecinos de barrio Jardín Espinosa, franja sur de la ciudad de Córdoba, están preocupados. Una patota de adolescentes y jóvenes roba a frentistas, en su mayoría, adultos mayores que residen solos.
Los episodios se repiten, las denuncias se acumulan y la impotencia crece. Así lo reconoce un grupo de vecinos del barrio que se mantiene en contacto a través de un grupo de WhatsApp que utilizan para emitir señales de alerta.
Las cámaras de seguridad domiciliarias capturan los movimientos cada vez que los desconocidos intentan (o logran) cometer sus robos.
A pesar de que cuentan con estas imágenes, y que en la mayoría de los casos realizan las denuncias, varios vecinos aseguran que la respuesta policial es insuficiente. Si bien se ven móviles patrullando, no alcanzan, según señalan.
Son contadas las veces que las víctimas logran recuperar alguno de los elementos robados.
José (89), miembro de la Comisión del Centro Vecinal de Jardín Espinosa, señala que hay clima “de temor” en el barrio.
Su relato es un mosaico de intentos de robos, alertas vecinales y de una sensación de desamparo que se repite entre los vecinos que tienen más de 60 años. Otras voces que prefirieron el anonimato respaldaron su denuncia.
“Saltó la verja, pero la alarma lo espantó”
El 26 de marzo pasado, un ladrón saltó la verja de la casa de José.
Para el hombre, el joven pertenece a la patota del barrio.
Aquel día, la alarma perimetral se activó y el intruso huyó. El episodio quedó registrado por la cámara de seguridad de un vecino, quien días después sufrió un robo. Le sustrajeron una costosa moto.
“La Policía nos dijo que no tenían medios para identificar los rostros”, contó la víctima del robo, con voz cansada.
José relató que hizo denuncias online y que “nadie” de la Justicia lo convocó.
Vecinos que se cuidan entre ellos
A todo esto, los alertas en el grupo de WhatsApp del barrio no paran de multiplicarse.
Los vecinos detallan cada movimiento sospechoso, comparten videos y se alertan entre sí cuando los intrusos ingresan al patio, o al frente de una vivienda. “Avisamos para que el del lado no tenga que pasar por lo mismo”, expresó José.
Noches atrás, se descubrió a la pandilla que intentaba robar en un Peugeot 206 estacionado en calle Santa Marta.
“Un vecino los vio forcejeando una puerta del auto, llamó a la Policía y lograron detener a uno. Los demás escaparon”, recordó José.
En la misma manzana, otro residente de Santa Marta al 3800, reportó que un grupo de personas caminaba por los techos tras haber robado en una casa. La Policía realizó un operativo. No hubo detenidos.
En otro mensaje, los vecinos advirtieron que un auto blanco, posiblemente un Corsa, participa en robos en la zona.
“Son chicos jóvenes, algunos menores, que siempre actúan con la misma modalidad: andan en el Corsa blanco, en motos, o caminando y se meten en los patios o los jardines. Roban lo que encuentran y se escapan”, comentó un frentista.
“No los reconocemos, pero parece que ya marcan la zona”, completó, al tiempo que pidió respuestas de la Justicia.
“Hemos aportado imágenes donde se ven algunas caras repetidas. Es la Justicia la que debe investigar”, reclamó uno de los vecinos.
En uno de los últimos mensajes al grupo de WhatsApp, se observa a un joven con gorra y mochila que forcejea la puerta de una casa.
Adultos mayores: un blanco vulnerable
Jardín Espinosa tiene una particularidad: muchas de sus viviendas están habitadas por personas mayores de 60 años que viven solas.
“Hay matrimonios jóvenes con hijos y también departamentos donde viven familias jóvenes. El problema es que los ladrones ya saben quiénes están más expuestos”, dice José.
Los robos no son violentos, por ahora. En su mayoría, son entraderas rápidas.
No obstante, la sensación de inseguridad de los vecinos crece entre los de mayor edad.
Para muchos de ellos, las cámaras de seguridad, entre otras medidas como rejas y alarmas, son vitales.
“Noches atrás, los policías siguieron a unos chicos que venían de robar en un patio con las cámaras de cada una de las viviendas. Los pudieron ver hasta la avenida Sabatini, pero después los perdieron”, comentó uno de los residentes.
José guarda distintos videos de robos e intentos de robos cometidos en la zona. “Los tengo porque en algún momento esta información le tiene que servir a los investigadores”, insiste.