Con la captura de tres hombres, por ahora, avanza una compleja investigación de la Policía y de la Justicia provincial en torno a otra supuesta banda que estaría detrás de amenazas y aprietes en contra de vecinos en la ciudad de Córdoba.
Al grupo se le encontraron tres pistolas automáticas 9 milímetros, entre estas una robada a la propia Policía, además de armas largas entre las que hay una escopeta.
Además, se hallaron numerosos proyectiles y al menos siete millones de pesos en efectivo.
La sospecha es que el grupo, desarticulado en villa La Toma, en la zona oeste de la Capital, actuaría a pedido de uno o más presos de peso condenados en la Cárcel de Cruz del Eje, según pudo averiguar La Voz.
Los procedimientos continúan y no se descartan nuevas caídas.
Días atrás, y en el marco de otra serie de allanamientos realizados en la ciudad Unquillo y también en barrios de la zona oeste de la Capital cordobesa, se había detenido a ocho personas acusadas de integrar otra banda que presuntamente asesinó a balazos a un dealer por una deuda contraída y no zanjada.
Al parecer, aquel grupo, al que se le incautó un importante arsenal integrado por armas largas (por caso fusiles) y armas cortas, actuaba a pedido de una banda narco de Córdoba. En el marco de uno de esos allanamientos a un domicilio, un policía del grupo Eter y un sospechoso terminaron baleados entre sí y sobrevivieron.
La presunción de los pesquisas es que aquel grupo actuaba también a pedido de presos de la Cárcel de Cruz del Eje. Precisamente, en el marco de esa investigación, hubo allanamientos en celdas y se secuestraron ocho celulares que son peritados.

No hay certezas por estas horas de que se trate de dos bandas que actuaban en paralelo en la ciudad de Córdoba, o bien si se trata de ramificaciones de un mismo grupo armado que respondía a cambio de dinero a narcos encerrados (y a otros que se encuentran en libertad).
Celulares en pabellones
Desde hace tiempo, y con tanto celular ingresado a las cárceles de Bouwer y de Cruz del Eje, numerosos reclusos han seguido manejando “negocios” dentro y fuera de los pabellones.
Varios lo lograron con la complicidad de jefes penitenciarios, muchos de los cuales terminaron presos y por asociación ilícita.
Entre el amplio cúmulo de actividades ilícitas orquestadas y manejadas desde las cárceles de Córdoba estuvo y está manejar el narcotráfico y seguir dando instrucciones a los que están en libertad para que sigan con el “negocio” y otras distintas actividades en los barrios.
Por caso, cabe recordar, que en junio pasado cuatro hombres fueron condenados a prisión perpetua por el brutal asesinato narco de un rival cometido en 2023 en la zona de Bajada de Piedra y que fue ordenado desde la Cárcel de Cruz del Eje.
La víctima fue asesinada y sus restos calcinados a pedido de un “pluma” preso. El ataque fue filmado con celular y enviado a prisión como prueba de la faena.

Hasta un arma policial
Desde horas tempranas del jueves, distintas brigadas policiales realizaron distintos allanamientos simultáneos en barrio La Toma, entre Los Robles y Las Violetas.
Los allanamientos terminaron con las detenciones de tres varones, cuyas identidades y edades no trascendieron por ahora.
En los operativos se incautaron tres pistolas 9 milímetros, entre las cuales hay una robada tiempo atrás a un efectivo de la Policía en la mismísima ciudad de Cruz del Eje.
Además, se hallaron una escopeta 12/70 y una gran cantidad de proyectiles, además de un prismático.
En una mochila de niño se hallaron numerosos cuchillos. Además, se incautó efectivo por un monto cercano a los siete millones de pesos.
Los acusados quedaron imputados, por ahora, de los delitos de tenencia de arma de guerra y encubrimiento, entre otros.
Voceros oficiales señalaron que el grupo está sospechado de haber cometido “aprietes” violentos contra distintas personas en la Capital y a pedido de presos alojados en la Cárcel de Cruz del Eje.
Una versión señala que en uno de esos “aprietes” hubo personas heridas, pero esto no fue confirmado.

La otra causa, la del arsenal
A todo esto, continúa la pesquisa en torno a las ocho personas acusadas de integrar el grupo al que se le encontró un impresionante arsenal semanas atrás tras los allanamientos en Unquillo y en barrios también de la zona oeste de la Capital.
Esa causa está en manos de la fiscal Patricia García Ramírez y el origen está en un crimen contra un dealer, cuyo cuerpo fue hallado acribillado a balazos en febrero en un descampado de barrio Jorge Newbery.
La presunción, como se dijo, es que el grupo actuaba a pedido de uno o más presos condenados en la Cárcel de Cruz del Eje.
A su vez, ese grupo está siendo investigado y sospechado de estar detrás de otros ataques armados contra viviendas y otras amenazas en los últimos tiempos en distintos barrios periféricos de la Capital.
El grupo fue bautizado por algunos investigadores como “los Fusileros”, dada la gran cantidad de armas y fusiles con que contaban.
Si bien se sospecha que el grupo cometió ataques contra personas, no es fácil que las víctimas declaren precisamente por temor.
Muchas veces víctimas y vecinos no saben/no quieren aportar información sobre los agresores a la Policía ni a la Justicia. El miedo lo es todo.
Por otro lado, en el marco de esa causa los investigadores tratan de determinar de dónde fue que sacaron tantas armas, sobre todo los fusiles, y qué pensaban hacer.
“Es un iceberg. No sabemos adónde llega en el fondo”, dijo una fuente.