Leonardo Torres, uno de los siete detenidos en la causa de los “abogados comisarios” que se destapó este viernes, es el actual director de la Asesoría Letrada de la Policía de Córdoba. Había sido nombrado en este lugar por el actual jefe, comisario general Leonardo Gutiérrez, luego de haber sido parte de la Secretaría Privada en Jefatura, en el cargo de jefe de Departamento de Ayudantía.
Compartía tareas allí con Maximiliano Ochoa Roldán, el comisario general detenido como presunto jefe de la asociación ilícita por el fiscal Guillermo González, promovido a fin del año pasado como director general de la Policía Caminera, que era el jefe de despacho de la privada hasta ese momento.
Eran de extrema confianza del jefe de la Policía
Los secretarios de un jefe de Policía son personas de extrema confianza: son quienes llevan el despacho diario y manejan la agenda, tienen acceso información reservada y a documentación clave. Del mismo modo, un asesor letrado en cualquier función de gobierno también es una persona de estricta confianza: de este abogado depende que las resoluciones que firma un funcionario tengan el ropaje legal adecuado que le evite tener problemas judiciales.
Torres sucedió en la Asesoría Letrada a Federico Cisneros, cuando ocupó el lugar que dejó en las subjefaturas la detención de Alejandro Mercado por corrupción. Torres muy rara vez se vestía como policía: usaba traje y corbata, su aspecto era el de abogado y se referían a él como “doctor”, no por su grado en la institución.
Ochoa había sido segundo de Gutiérrez, el jefe de Policía, durante su paso anterior a la Departamental Cruz del Eje, el escalón desde el que fue promovido por el ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, para reemplazar a Liliana Zárate Belleti en la conducción de la fuerza de seguridad provincial.
A pesar de que Torres y Ochoa eran personas de un círculo muy estrecho de cercanía con el actual jefe, fuentes del Gobierno provincial aseguran que no hay ningún elemento que permita vincular al actual jefe con ninguna maniobra de esta asociación ilícita y reiteraron que “los delitos investigados no tienen nada que ver con la función policial”.
“Los hechos no son en ejercicio de esas funciones ni en perjuicio de la administración”, resaltaron.
Otro de los detenidos también tenía una vinculación cercana con el jefe Gutiérrez. El suboficial Dante Villalba era el chofer asignado para Jefatura de Policía. En otras palabras, era uno de los conductores que manejaba el auto que trasladaba a Gutiérrez. Las fuentes de Gobienro también para este caso niegan que esta proximidad puede relacionar al jefe de Policía con las actividades investigadas.
El fiscal Guillermo González explicó que las maniobras de la asociación ilícita partían del acceso a información privilegiada que luego usaban para su beneficio particular, en calidad de abogados.
La cercanía de estos acusados con Gutiérrez llama la atención por el tipo y la calidad de información a la que habría tenido acceso la banda, que la instrucción de González considera que era liderada por Ochoa Roldán. De ser de este modo, la presunta infiltración habría llegado hasta la misma oficina del “1″, como se nombra en la fuerza al jefe.
