Cinco días de extrema violencia y tensión ininterrumpida requirieron dos veces la presencia del Ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, y de los integrantes del Estado Mayor de la Policía de Córdoba, en el corazón de Villa El Nailon, zona norte de la ciudad de Córdoba. Tras haberse hecho presentes el pasado viernes, volvieron este domingo cuando se repitieron allanamientos policiales luego del segundo crimen sucedido en la barriada, tras la escalada de violencia urbana.
El primer hecho de sangre había sido la muerte de Maximiliano Ezequiel Gómez, el hombre de 30 años que el jueves a la madrugada cayó abatido por al menos un balazo de una pistola 9 milímetros, en el corazón de El Nailon. La bala penetró por su espalda y lo atravesó.
La segunda balacera se registró en la madrugada del viernes y dejó como saldo una víctima fatal identificada por la Policía como Tomás Ismael Moyano, un chico de 19 años. Su cuerpo fue encontrado con múltiples heridas de armas de fuego.
Las voces barriales que se atreven a pronunciar alguna idea sobre lo que está atormentando a la villa se cuentan con los dedos de una mano. Lo que reina por estas horas es el silencio. Pero tras solicitar absoluta reserva de la identidad, habitantes del sector coincidieron en que Moyano y Gómez, quienes serían hermanastros, tenían enfrentamientos de largo tiempo con otros grupos ligados al control de la barrabrava de un club de fútbol local.
También señalaron que las disputas por el manejo de las barras de fútbol es un asunto que divide la barriada hace largos años. “Esta violencia que se vive viene desde la cancha: empieza y termina, no entre los hinchas, sino entre los barrabravas que le hacen mal al deporte”, dicen las voces y rápidamente buscan otra vez el silencio.
Tampoco ven con esperanza el gran despliegue policial que por estas horas provoca desbordes y repudios de parte de los vecinos. “La Policía viene hoy y mañana se olvida de este barrio”, comentan en El Nailon.
Lo cierto es que los allanamientos avanzaron por todo el territorio. Fueron ordenados por la fiscal Claudia Palacios, a cargo de la causa, quien a contrarreloj cumplimenta la compleja tarea de juntar las pruebas.
Palacios no descansa. Mandó una y otra vez a sus comisionados a peinar la zona. En una de estas veces, nuevamente hubo altercados. No fue el caso de este domingo.
Las represalias se produjeron el jueves pasado, cuando la Policía llegó por primera vez al barrio. Volaron piedras y hubo graves incidentes.
En cuanto a las conclusiones de la investigación, sobre la primera muerte (Gómez) aún no hay certezas sobre el responsable del disparo. Hay suposiciones y los pesquisas se muestran reacios a dar información.
Una de las ramas de la investigación analiza si la víctima fue ultimada por un balazo en la espalda. También indaga si podría tratarse de una bala policial. Pero hasta este domingo no había certezas.
En cambio, en el caso del segundo hecho los investigadores avanzan con paso más firme. Entre las hipótesis, se estudian indicios sobre la participación de Moyano en la interna violenta en la disputa por el control de la barra de un club de fútbol local.
Habría dos responsables que estarían identificados, según trascendió de fuentes allegadas al Ministerio de Seguridad, y por estas horas la Justicia buscaría que se entreguen.
No obstante, en el ámbito judicial no se descarta ninguna hipótesis.
Seguidilla de violencia y los barrabrava en foco
El jueves, con todo el caserío a oscuras a altas horas de la madrugada, sonaron fuerte los estruendos de las balas y los comentarios no demoraron en agitar las aguas en el barrio. Gómez había resultado herido. Le habían pegado por la espalda con un grueso calibre.
Por este hecho, la Policía recibió un llamado al 911. Llegaron dos uniformados que según fuentes allegadas al Ministerio de Seguridad fueron recibidos “a los tiros”. “Eran varios los que tiraban y la Policía repelió los ataques”, dijo una alta fuente ministerial.
Inmediatamente conocido el saldo funesto de la balacera, con la confirmación de la muerte de Gómez, el accionar de al menos dos uniformados de la fuerza de seguridad fue puesto a disposición de la Justicia.
Ese mismo día jueves, pero a las 19, otra alarma se hizo sentir: habían incendiado una casilla. Una vecina de bulevar Los Andes al 3200 denunció que al llegar a su casa vio que se estaba incendiando. Dijo que los presuntos responsables de las llamas comenzaron el incendio arrojando nafta al interior de la vivienda. El hecho está bajo investigación, pero no hubo víctimas fatales.
El viernes a la madrugada, otra escalada de violencia acabó con la vida del hermano de Gómez, Tomás Ismael Moyano (19).
Ese mismo día la fiscal Palacios solicitó la detención de dos sospechosos mayores de edad. Se investiga si tienen conexión con la balacera.
En la cartera de Seguridad preocupa la pelea de los barrabravas. “Hay una escalada en todo el país con repercusiones en Córdoba. No está muy clara la razón. En el partido de este domingo que se juega en la ciudad capital se reforzaron todas las medidas de seguridad”, dijo un ladero de Quinteros.
Y aseguró que el ministro se hizo presente en el barrio para darle todo su apoyo a la fuerza policial, como lo viene haciendo con cada hecho de inseguridad que se registra.
