No fue un caso de “gatillo fácil”. Así lo ve la fiscalía a cargo de la investigación.
En segundo lugar, todo se circunscribe a otro violento episodio más por parte de vecinos que la emprenden con lo que sea en contra de policías uniformados.
Se trata de casos de violencia urbana que han comenzado a repetirse cada vez con más asiduidad en Capital y en la provincia de Córdoba.
Esta vez, sucedió en Deán Funes, departamento Ischilín, una población del norte pobre cordobés que viene siendo escenario cada vez con mayor frecuencia de distintas violencias: la familiar, la de género, la sexual y, por cierto, la urbana.
El pasado domingo a la tarde, un simple operativo por una “riña entre borrachos” y “ruidos molestos” derivó en una pelea campal con policías que estaban uniformados.
Hubo tres vecinos baleados.
Todos están fuera de peligro.
Dos fueron internados y quedaron detenidos e imputados.
El tercer herido se encuentra fuera de toda sospecha. Es víctima.
Se busca, de todos modos, a un individuo más para ser detenido. Tendría relación con la patota.
Los uniformados, en tanto, se recuperan de las trompadas y las patadas. Ninguno fue baleado.
Para la fiscalía de Deán Funes, no hay reproche legal contra ellos.
No obstante, el Órgano de Control de las Fuerzas de Seguridad (el ex Tribunal de Conducta) abrió una investigación por su cuenta.
Pero, ¿cómo fue todo?
Todo sucedió el domingo a la tarde en barrio 9 de Julio (más conocido como “La Pileta”), un sector de la ciudad de Deán Funes que lamentablemente viene siendo escenario de sucesos violentos, según reconocen quienes residen allí.
Eran las 18, cuando alguien llamó a la comisaría. “Hay una pelea, vengan rápido...”, clamó un vecino.
Así fue que un patrullero llegó al rato con dos policías.
Según la investigación de la fiscal Fabiana Pochettino, los uniformados fueron recibidos por golpes por parte de varios individuos.
Los uniformados, por orden superior, no llevan escopetas para disparar balas de goma.
Hoy, sólo el personal “idóneo” tiene ese armamento en los móviles. Tampoco llevan gas pimienta. Son directivas de Jefatura.
Los uniformados cuentan con sus pistolas reglamentarias. Y hay un protocolo fijado desde los casos de “gatillo fácil” de 2020.
Volviendo a la tarde del domingo, el agente (chofer) Diego Bulacio se bajó y fue rodeado y golpeado por varios individuos.
Uno de ellos le robó la pistola. Se trataría de un sujeto llamado Lautaro Rodríguez, de 20 años.
“Ese Rodríguez comenzó a hacer disparos para arriba, para todos lados. Se movía en círculos con el arma.... Otro vecino se le acercó y quiso reducirlo, para frenar tanta locura. Ese vecino recibió un balazo en un tobillo. Fue el primer herido”, precisó una fuente oficial a La Voz.
El lesionado fue Marcos Callejo.
Fue así que entró en acción el otro policía: el oficial Ozán (jefe de móvil).
Cuando Ozán intervino, Rodríguez lo habría apuntado con la pistola policial robada y habría querido gatillar. La bala no salió.
Como respuesta, el policía sacó su propia arma y le disparó al menos tres veces. Uno de los impactos le dio en abdomen.
Rodríguez cayó herido. Se convirtió en el segundo baleado de esta historia. Alguien le sacó el arma policial que había robado y la dejó tirada en medio de la calle.
Otro individuo se le fue encima al policía Ozán y le habría querido robar el arma.
Según la investigación, se trataría de Gabriel Pedraza, quien terminó con un disparo en el muslo izquierdo. Es el tercer baleado de la historia.
Los dos uniformados terminaron con algunos golpes.
A todo esto, arribaron otras patrullas y pusieron control a la situación.
En ambulancias, los heridos fueron trasladados al hospital regional.
Imputaciones para vecinos
Este lunes, se conocieron imputaciones y detenciones contra dos vecinos baleados e internados.
Lautaro Rodríguez (20) quedó acusado por supuesta tentativa de homicidio (haber querido disparar contra el policía), por robo (la sustracción del arma) y por lesiones leves calificadas, Pedraza (25) está imputado por lesiones leves calificadas.
“Los policías están fuera de sospecha”, remarcaron altas fuentes judiciales. De todos modos, la pesquisa no está concluida.
