Un grupo numeroso de adolescentes quedó envuelto en un nuevo episodio de violencia urbana que tuvo lugar en la plaza Jerónimo del Barco de barrio Alto Alberdi, zona oeste de la ciudad de Córdoba. A raíz de los golpes sufridos, Carlos (14) debió ser hospitalizado.
El incidente se produjo a las cero horas de este jueves, cuando los chicos disputaban un partido de fútbol. Por razones que aún no fueron establecidas, comenzó una pelea que tuvo entre sus mayores damnificados al adolescente.
Alguien extrajo una navaja, según creen los investigadores, y tajeó a Carlos al borde del ojo izquierdo. Debió ser hospitalizado de inmediato y pasó toda la noche bajo observación.
El caso trae a la memoria otro hecho reciente que tuvo lugar en el mismo escenario. Lázaro (13) fue perseguido por un grupo de adolescentes hasta este espacio verde de la zona oeste de la ciudad. Allí recibió un golpe en la cabeza que lo llevó directo al hospital.
El hecho ocurrió el pasado 12 de noviembre. Luego de una primera etapa con un diagnóstico muy desfavorable, Lázaro se repuso y pudo volver con su familia. Estuvo 40 días hospitalizado.
La Justicia identificó a cuatro presuntos agresores, entre un grupo de casi 20 adolescentes. Al ser todos menores de 16 años, son inimputables.
El que le causó las heridas a Lázaro es un adolescente de 15 años. Quedó alojado en el Complejo Esperanza, en la localidad de Bouwer, bajo la tutela del Estado. Los otros tres fueron identificados como los presuntos agresores a uno de los amigos de Lázaro, que también fue objeto de numerosos golpes.
En la zona, los vecinos aseguran que la plaza supo ser un sitio muy descuidado pero que recientemente cuenta con un placero, con patrullaje y con un domo policial que cumple con el monitoreo por video.
“Por las tardes siempre fue un sitio muy tranquilo, ocupado por las familias del sector. Sin embargo, por las noches es un sitio que se transforma y se vuelve peligroso”, contó un grupo de vecinos de la plaza que accedió a hablar con La Voz.
En el sector se impone el miedo. Reconocen que un grupo de chicos causa desmanes por la zona y que a menudo se enfrentan en peleas callejeras.
“Desde que sucedió la terrible golpiza que sufrió Lázaro todo se calmó un poco. Hay un domo policial en el lugar, así que deberían contar con información sobre lo que ocurrió en la noche del miércoles”, dijo otra vecina. Todos pidieron estricta reserva de su identidad.
Los habitantes del lugar piden que el placero alargue su turno y que se intensifique el patrullaje en las manzanas próximas a la plaza, fundamentalmente de noche.
“Por las noches se siguen reuniendo grupos de adolescentes. Se ve que fuman marihuana y se dice que también hay paco, que es muy nocivo para la salud de los chicos. También beben hasta altas horas de la madrugada y nadie los controla”, contó una habitante de la zona.
Este mismo grupo de vecinos, entre los cuales hay comerciantes y propietarios nacidos en este sector, aseguran que por las noches se escuchan peleas y se observan robos. También señalan que los hechos de inseguridad y de violencia son diarios.
“El placero está durante la mañana y después se va. También hay cartoneros que están todo el día en la plaza. Se pelean con los adolescentes y se generan conflictos en un kiosco que está ubicado en calle Almirante Guillermo Brown (continuidad de la calle Monseñor Miguel de Andrea)”, describió otro vecino del lugar.
El caso
El nuevo caso de violencia urbana que tuvo como principal víctima, hasta donde se conoce, a Carlos, habría iniciado alrededor de las 0 horas, según detallaron fuentes policiales.
Un partido de fútbol era disputado desde hacía varios minutos cuando comenzaron a producirse agravios y agresiones. En ese momento se produjo una batahola y el adolescente cayó herido al suelo, según reconstruyeron los investigadores.
Cuando el adolescente cayó al piso comenzó a cubrirse para no recibir mayores agresiones, según relatos de los pesquisas. Sin embargo, allí recibió numerosas patadas o golpes en la espalda. También soportó golpes en los brazos y en distintas partes del cuerpo.
Al cabo de unos minutos de comenzadas las agresiones, la plaza volvió a quedar vacía.
El chico fue asistido por sus amigos, que de inmediato avisaron a la familia. Su mamá, identificada por fuentes policiales como María Tapia (42), llegó hasta la plaza, alzó a su hijo y sin dudarlo lo trasladó a un centro hospitalario.
Según fuentes policiales, fue atendido en el Hospital de Niños de la Santísima Trinidad, a metros de la terminal de ómnibus de Córdoba.
En la entidad hospitalaria debió ser asistido por politraumatismos y quedó bajo observación, en una sala de internación.
Por el hecho no hubo detenidos.
