El vecindario del barrio privado Lomas del Suquía, en la zona noroeste de la ciudad de Córdoba, vive los últimos días sumida en la zozobra tras los robos sucesivos contra al menos siete casas del sector.
Todas los hechos se registraron en las últimas cuatro semanas, según relatos de los propios vecinos, quienes aseguran que los delincuentes operan con audacia, escalando techos y saltando medianeras para llevarse todo lo que encuentran a su paso.

Una vecina (de quien se reserva la identidad) le contó a La Voz su padecimiento.
Su familia sufrió dos robos consecutivos en los últimos días. “La primera noche, el domingo 30 de marzo, me llevaron las sillas del jardín, una escalera, herramientas y hasta los broches de la ropa”, comenzó a relatar.
La segunda noche –dijo– los ladrones volvieron, pero como ya no había nada, ese lunes 31 por la madrugada dejaron un bolso abandonado en el techo de su vecino.

La mujer señaló que los intrusos ingresan por una vivienda lindante, deshabitada y sin rejas, desde donde acceden fácilmente a su patio.
A pesar de haber realizado denuncias y reforzado candados, ella escucha ruidos hasta tres veces por semana. “No llamo a la Policía porque tendría que abrir toda la casa y es de noche. Sólo enciendo la luz para asustarlos”, admitió, resignada.
Herramientas y máquinas, el botín preferido
Otra vecina, que también prefirió el anonimato, sufrió un robo madrugadas atrás. Los ladrones se llevaron distintos elementos de trabajo.
“Usaron manteles y toallas para cubrir los pinchos de la medianera”, detalló. La mujer, que vive sola, ahora duerme con sus tres perros adentro por precaución.
“Esa noche hubo truenos fuertes, quizá aprovecharon el ruido”, reflexionó. Desde entonces, asegura bicicletas y máquinas con cadenas, pero el temor no cesa. “Sé que volverán”, admitió con temor.

Los casos de estas vecinas son sólo una muestra, según admite un grupo de 15 residentes de Lomas del Suquía que se envían a diario alertas de seguridad por un grupo de WhatsApp.
Los delincuentes –comentaron– tienen un modus operandi claro: atacan viviendas de la segunda plaza del barrio, aprovechando puntos ciegos.
Solo una de las siete casas afectadas se encuentra en la primera plaza, donde ingresaron por una propiedad en venta, ubicada sobre la avenida Duarte Quirós. “Rompieron el postigo del patio y se llevaron maquetas valiosas”, contó una vecina que prefirió reservar su nombre.
Ante la ola de inseguridad, algunos residentes optaron por instalar cercos eléctricos –autorizados por la Policía, según dijeron– y cámaras de seguridad. “Una vecina del barrio contiguo me dijo que tienen filmaciones de los robos, pero aún no hicieron la denuncia”, reveló una afectada.
Ojos en Alerta: la respuesta policial
La Policía implementó en la zona el programa “Ojos en alerta” que asigna móviles con distintivos especiales, un número directo para llamadas prioritarias y que realiza un seguimiento cuando se produce un robo que es informado por un vecino.
“Nos pidieron registrarnos con datos personales para agilizar las respuestas”, explicó una vecina. Sin embargo, la eficacia del sistema es cuestionada: “Pese a los patrullajes, los robos continúan”, expresaron.
“Los oficiales me aseguraron que vigilarán más, pero mientras tanto, seguimos encerrándonos como podemos”, admitió una de las vecinas afectadas.
Además de “Ojos en alerta”, recurren al mencionado grupo de WhatsApp donde emiten alertas de seguridad ante situaciones sospechosas o hechos delictivos. Por este medio también comparten fotos de presuntos delincuentes captados por cámaras.
A pesar de todas las acciones, lo que los vecinos llaman “ola de inseguridad” no cesa.
La sombra de la impunidad
Mientras los vecinos exigen mayor presencia policial, las pesquisas se ocupan de investigar cada uno de los robos, según dijeron en la zona.

Sin embargo, no se cuentan entre los resultados de estas investigaciones ningún detenido y las denuncias se acumulan en fiscalías. “Puedo tener sospechas de quiénes son, pero sin pruebas, no puedo señalarlos”, confesó una residente.
Esta última idea sobrevuela cada una de las malas experiencias: “Parece que siempre son los mismos responsables de los robos, pero no podemos ser nosotros, los vecinos, los encargados de determinar esto. Deben ser las autoridades”, manifestaron en Lomas del Suquía.
El barrio, antes símbolo de seguridad, hoy vive entre rejas improvisadas y noches en vela. “Ya no sabemos qué más hacer”, resumió Alejandra. Mientras tanto, los ladrones siguen al acecho, convertidos en dueños de la oscuridad.