Mientras una fiscalía trabaja para resolver la situación del policía que, madrugadas atrás, ultimó de un balazo en el cuello y en el marco de un tiroteo a un joven de 17 años que participaba de un asalto callejero, los investigadores trabajan a paso firme para identificar y atrapar al resto de la banda de delincuentes. El violento episodio encuadrado en la inseguridad ocurrió en la madrugada del pasado jueves en barrio General Bustos, en Córdoba capital.
Con el caso de este joven abatido, ya son al menos 11 las personas que han muerto en episodios vinculados a la inseguridad en la provincia de Córdoba en 2024.
De ese total, cinco de los fallecidos fueron presuntos delincuentes que cayeron ultimados a balazos por policías; los seis restantes fueron víctimas propiamente dichas de asaltos.
Las cifras surgen de un registro de La Voz que demuestra que, y tal como viene sucediendo en los últimos tiempos, la inseguridad sigue siendo la segunda causa de homicidios dolosos en Córdoba. La primera causa sigue siendo y por lejos la violencia urbana: peleas, emboscadas y venganzas tras conflictos interpersonales resueltos de manera brutal ya sea con disparos o arma blanca.
Hay un punto que vale tener en cuenta: varios casos fatales de violencia urbana se originaron por un hecho de robo. El damnificado salió a vengarse a puro plomo.
Después de la inseguridad, la tercera causa de muerte intencional sigue siendo la violencia de género y la familiar en la provincia.
Volviendo a las muertes por inseguridad en Córdoba, hay dos aspectos llamativos en 2024: en general, los ladrones han terminado ultimados por disparos en las calles; mientras que las víctimas fueron asesinadas, por lo general, dentro de viviendas (ámbitos privados).
En este punto, cabe señalar que las víctimas terminaron atacadas, por lo general y según las investigaciones, bajo engaño.
Es decir, las propias franquearon el ingreso a una persona que conocían de antemano y que entró a la morada con cómplices, quienes luego llevaron adelante un asalto despiadado en busca de dinero o bienes.
Dicho de otro modo, fueron ataques brutales a traición.
De todos modos, nadie olvida que este año se registró un crimen alevoso en una calle de barrio Yofre Norte de Córdoba: un trabajador fue fusilado por una pandilla de motochoros.
A Sebastián Villarreal primero lo mataron mientras clamaba por su vida; luego le robaron la moto.
Hay varios adolescentes detenidos (entre menores y mayores) y el fiscal les agravó la acusación a homicidio criminis causae (cuando se mata para buscar la impunidad). El más chico de los acusados no está acusado de nada: tiene 14 y es inimputable.
Respecto a los casos de ladrones ultimados en lo que va del año, todos cayeron al enfrentarse a efectivos policiales que se encontraban fuera de su horario laboral.
Si bien un policía lo es las 24 horas del día, por lo que está obligado a portar su arma reglamentaria, los autores de esos casos fueron uniformados (siempre varones) que estaban franco de servicio cuando fueron abordados por ladrones o se vieron envueltos en situaciones de asalto.
Dicho de otra manera, los ladrones asaltaron a sus víctimas sin saber que eran policías y terminaron abatidos. En algunos casos hubo enfrentamiento armado previo.
Respecto a qué sucedió con los uniformados posteriormente ya a nivel judicial, hubo distintas derivaciones. En algunos casos, quedaron sin imputar por tratarse de aparente legítima defensa, mientras que hubo un caso de exceso y otro que fue detenido por homicidio agravado.
Se trata de un cuadro de situación que muestra a las claras los tiempos violentos que se vienen registrando y padeciendo en Córdoba, principalmente en la Capital como en las principales ciudades del interior.
De todos modos, desde la Policía y el Gobierno provincial se señala que la cantidad de homicidios, de manera llamativa, viene en baja respecto a los últimos años. Semanas atrás se indicó que el primer trimestre fue el menos cruento de los últimos tiempos en la provincia.
En 2024, ya se cometieron al menos 42 crímenes en Córdoba.
En paralelo, cabe resaltar que, más allá de los homicidios, hay una alta cantidad de víctimas que terminaron baleadas o golpeadas por ladrones y que afortunadamente lograron salvarse. De todos modos, muchas de ellas terminaron con serias lesiones y trastornos, ya sea físicos o psicológicos, por el trauma de violencia sufrido en ese episodio.
Asaltos, balas y muerte
El último caso mortal bajo análisis sucedió en la madrugada del jueves en General Bustos, uno de los tantos barrios castigados por la delincuencia en la Capital.
Al lugar llegó una banda de ladrones en un auto robado. Todo indica que, como suele suceder, andaban al voleo en busca de una víctima.
En esas circunstancias, intentaron robar una 4x4 con inusitada violencia. Fue entonces que un efectivo estaba de civil, alertado por lo que estaba sucediendo, tomó su pistola y se enfrentó con los ladrones. Hubo balazos y corridas, según testigos.
El grupo escapó en el coche robado y, como ya sucedió tantas otras veces, abandonó a su cómplice en un hospital. Con un balazo en el cuello, el adolescente de 17 años murió a los pocos instantes.
El policía no está ni imputado ni detenido por ahora por orden fiscal, mientras que se dispuso que se profundice la pesquisa para determinar cómo sucedió todo. Además, se trabaja para dar con los prófugos.
Este joven se convirtió en el quinto asaltante muerto en 2024 en Córdoba. Los anteriores casos fueron: en abril, un policía retirado mató a un ladrón de 19 que, junto con otros, había intentado sustraerle la moto; mientras que en febrero, y en Villa Adela, un efectivo ultimó a un sospechoso por la espalda tras un intento de robo de moto; al tiempo que en Río Cuarto, un efectivo ejecutó a un asaltante que lo emboscó mientras estaba en un auto con su novia; mientras que en enero, y en La Calera, un policía persiguió y mató a un presunto ladrón que le había sustraído una garrafa de su casa.
Cinco víctimas asesinadas
Sin resultados, por ahora, continúa en Alta Gracia la investigación en torno al asesinato de Pablo Giménez Casado, quien había sido asfixiado en su casa de La Bolsa. Alguien conocido entró a la casa y lo mató para luego robarle el auto y dinero.
El o los atacantes sustrajeron además una cámara de seguridad.
Se trata de un episodio que guarda ciertas similitudes con otros dos de este año. Por un lado, el caso de un comerciante de 70 años que fue asesinado en su casa de barrio José Ignacio Díaz. Hay una pareja que fue detenida en Santa Fe. La mujer solía entrar a menudo a esa vivienda.
Por otro lado, está el caso de un hombre que fue muerto a golpes y envuelto en sábanas en su casa de Residencial América. Alguien conocido entró al hogar, lo mató y le robó el auto. Un mecánico cayó preso.
Los otros tres crímenes fueron: un jubilado asesinado en su casa de Río Cuarto; otro sereno ultimado por ladrones en una playa de estacionamiento y, como ya se indicó, el salvaje crimen de un vecino a manos de motochoros en Yofre, en la Capital.
La mayoría de esos casos están con sus sospechosos tras rejas.
Otras muertes tras robos
- Robos, choques y muerte. A todo esto, en 2024, cuatro sospechosos de robo murieron en siniestros viales mientras fugaban. Tres fueron motochoros en Córdoba Capital. El último caso, un ladrón que volcó con un auto en el sur cordobés.
- Se tiró al vacío y murió. En marzo, un ladrón murió en Córdoba tras lanzarse al vacío, y con almohadones, de un departamento adonde había entrado a robar. Fue en la Cañada. El sospechoso había sido descubierto por la Policía y se tiró de un piso alto.
- Policía cercado. Meses atrás, un policía que escapaba tras robar un auto, y al verse cercado por sus pares, se quitó la vida de un disparo. Fue frente a una casa en barrio Talleres Oeste.
