El avance de la inteligencia artificial (IA) ha traído consigo una preocupación creciente: su impacto ambiental.
Un nuevo informe de Business Energy UK, un sitio web independiente de comparación de energía para empresas de todos los tamaños, revela que el consumo de energía de ChatGPT, la popular herramienta de IA de OpenAI, alcanza los 7,23 mil millones de kWh al año, superando el consumo eléctrico de 112 países (de menor consumo).
Además, su demanda de agua también es alarmante: 27 mil millones de litros al año, suficiente para llenar el embalse de Central Park siete veces, señala el informe.
Cada “prompt” tiene un costo ambiental
Cada vez que un usuario interactúa con ChatGPT, los servidores realizan miles de cálculos, lo que conlleva un alto consumo de energía y agua.
Según el estudio de Business Energy UK, basado en datos de The Washington Post y la Universidad de California, generar un correo de 100 palabras con ChatGPT-4 requiere 0,14 kWh de electricidad, suficiente para alimentar 14 lámparas LED durante una hora. En términos hídricos, esta acción consume más agua que una botella de 519 ml de agua mineral.
Las cifras anuales de consumo de ChatGPT resultan impactantes:
- Energía: 7,23 mil millones de kWh al año, más que el consumo total de 112 países (de menor consumo) y suficiente para abastecer a todas las viviendas de una ciudad con 600 mil habitantes.
- Agua: 27 mil millones de litros al año, equivalentes a mantener en funcionamiento las Fuentes del Bellagio por 595 años.
- Incluso a nivel diario, el impacto es considerable: ChatGPT consume 19,99 millones de kWh cada día, suficiente para cargar 4 millones de teléfonos o alimentar el Empire State Building por 270 días.
Metodología del estudio
El análisis de Business Energy UK utilizó datos de consumo de agua y electricidad obtenidos de estudios previos sobre IA, combinados con cifras de uso de ChatGPT reportadas por Axios. Se estima que la plataforma tiene 200 millones de usuarios semanales, generando aproximadamente 142,85 millones de respuestas diarias. A partir de estos datos, se calcularon las necesidades energéticas e hídricas de la inteligencia artificial.
El crecimiento exponencial de la inteligencia artificial plantea interrogantes sobre su sustentabilidad. Empresas tecnológicas trabajan en desarrollar centros de datos más eficientes, pero el alto consumo de recursos sigue siendo un reto para el sector. La necesidad de soluciones más ecológicas es crucial para mitigar el impacto ambiental de la IA.