Hoy en día, la iglesia de Los Navarro, ubicada en la reserva natural La Isla, a ocho kilómetros de Lafinur, en la provincia de San Luis, se ha convertido en un punto de atracción para decenas de personas que se animan a la travesía y se acercan a conocerla.
La obra está escondida entre espinillos, chañares, brea y piquillín. Con solo verla desde el aire, en alguna postal capturada por un dron, uno puede apreciar que se trata de una verdadera gema arquitectónica ubicada en medio del monte serrano.
Los misterios de la iglesia de los Navarro
No existe un registro exacto de la fundación de la capilla. Pero el relato oral y popular, que se transmitió de una generación a la otra, indica que la creación de esa iglesia fue en 1900 (siglo 20), encargada por Don Jacinto Navarro, el dueño de esas tierras.
Según cuenta la leyenda que se difunde desde ese paraje, al límite con la provincia de Córdoba, es que Navarro se casó en primeras nupcias con doña Bárbara y tuvieron un hijo. Cuando la mujer murió, y luego de un tiempo, el hombre contrajo matrimonio con otra mujer, de nombre Rita.
En ese marco, y para homenajearla, Navarro comenzó con la construcción de una iglesia. El hijo quería que le pusieran de nombre Bárbara, en honor a la memoria de su madre fallecida, pero el padre impuso su voluntad y la nombró Rita.
Para celebrar la primera misa, trajeron una imagen de Santa Rita. Ese día hubo celebración de la liturgia con la asistencia de muchas personas que venían de campos y de parajes cercanos. Además, hubo un gran asado de inauguración.
La actitud de Jacinto Navarro cayó mal en el hijo. Esa mismo noche, y con la ayuda de unos peones de la zona, el joven desvió el curso de agua de un pequeño arroyo que corría casi pegado a la capilla para que inundara los cimientos del templo construido.
Al ser un terreno poroso y blando, el agua hizo su trabajo, deterioró la base de la iglesia y la partió en dos.
Hoy, quienes llegan a visitarla pueden observar la grieta que se hizo en la cúpula de la iglesia. Y con esa grieta empezaron a crecer las leyendas populares que nacieron, y se difundieron, puesto que el templo nunca más se pudo utilizar.
“Mucha gente viene a verla. Sería bueno que la Municipalidad acondicionara el camino y limpiara el interior de la iglesia para que las personas puedan llegar más cómodas hasta acá”, dijo un vecino a El Diario de la República, de San Luis.
Otra leyenda que creció en medio del monte: rivalidad de familias
Otra versión más fantástica sobre esa capilla tiene que ver con una supuesta disputa entre las dos familias más poderosas de la región: los Funes y los Navarro.
Según la historia oral, los Funes habían construido un templo en su campo en honor a Nuestra Señora de las Mercedes, y los Navarro querían demostrar su superioridad económica.
Fue en ese contexto que mandaron a construir una iglesia más grande y ostentosa. Como una disputa, los Funes habrían contratado a una bruja de la zona para que antes de que se oficiara la primera misa invocara fuerzas diabólicas y destruyera la construcción.
El relato popular sostiene que antes de la primera misa una tormenta como nunca antes vista se desató en la región, y que un rayo cayó y partió el templo en dos. Desde ese día, nunca más se pudo oficiar una misa, pero empezó a recibir a curiosos que llegan de localidades vecinas para contemplar lo que quedó de la iglesia.
Hoy la travesía serrana al santuario de los Navarro es calificada con un promedio de 4.8 de estrellas de 5 en Google.