Emilia Mernes protagonizó un insólito blooper durante una entrevista en México y el video rápidamente se viralizó en redes. La cantante, que se encuentra de gira por el país, visitó el programa Exa Backstage y, entre risas, terminó envuelta en una confusión lingüística que dejó al conductor y a todos los presentes tentados.
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Todo comenzó cuando Cristian “Kinky” Arteaga le preguntó a Emilia por sus orígenes como panadera, ya que antes de dedicarse a la música trabajó en la panadería familiar. Al hablar de su presente como artista, comentó: “Creo que ella debe estar muy orgullosa y espero que escuche mis canciones”, en referencia a una familiar. Fue entonces cuando el conductor le lanzó una pregunta inesperada: “¿Qué pan serías?”.
La respuesta no tardó en llegar: “Yo soy una tortita negra. La tortita negra tiene el bizcocho de grasa, después tiene ese azúcar mascabo arriba o azúcar rubia”, explicó Emilia, mientras detallaba que esa mezcla entre lo salado y lo dulce le parecía perfecta.
Pero el momento más desopilante ocurrió cuando Arteaga quiso saber si todavía existía la panadería. Emilia confirmó que sí, y bromeó: “Familia, pongan la concha negra especial de Emilia”. Fue ahí cuando todo se desmadró.
“¿Cómo concha negra?”, preguntó entre risas la artista, sin entender del todo. El conductor trató de aclarar la situación explicando que en México existe una factura llamada “concha”, muy popular en las panaderías. “La torta negra. Es que aquí en México hay una que se llama concha”, sostuvo, intentando calmar las aguas.
Pero Emilia, tentada, no pudo evitar rematar con humor: “No lo sé, pero concha es vagina en Argentina. ‘¡La concha negra de Emilia!’ ¡Es un montón!”. A pesar del momento incómodo, la cantante lo tomó con naturalidad y cerró la situación explicando: “No te preocupes. Es que me dio mucha risa, pero se entiende porque son las facturas de ustedes. ¡Es muy bueno!”.
El video fue publicado por el propio conductor en su cuenta de X (antes Twitter) y generó miles de reacciones por el blooper, que mostró cómo las diferencias de lenguaje pueden dar lugar a situaciones tan inesperadas como divertidas.