El mundo del arte contemporáneo se ha visto sacudido una vez más por una acción provocadora. Justin Sun, fundador de la plataforma de criptomonedas Tron, se comió una banana pegada a la pared, obra del artista italiano Maurizio Cattelan, por la que había pagado 6,2 millones de dólares en una subasta de Sotheby’s.
La pieza, titulada Comediante, consiste en un plátano fresco adherido a una pared con cinta adhesiva plateada. Cattelan, conocido por su estilo provocador e iconoclasta, la creó en 2019 para cuestionar la noción del arte y su valor.
Desde su primera exhibición en Miami, la obra ha generado controversia y debate.
Un bocado millonario: Justin Sun adquiere y consume la obra Comediante
Sun, un empresario chino-estadounidense, adquirió una de las tres versiones existentes de la obra en una subasta. Tras la compra, organizó una rueda de prensa en la que ofreció un discurso comparando el arte conceptual y las criptomonedas, y finalmente se comió el plátano.
“Es mucho mejor que los otros plátanos”, declaró Sun tras probar la fruta. “Está realmente muy buena”.
Antecedentes de “degustaciones”: no es la primera vez que ocurre
El acto de Sun no es un hecho aislado. En 2019, el artista David Datuna peló y se comió el plátano de Comediante en la feria de arte Art Basel de Miami. Datuna justificó su acción argumentando que se había “comido el concepto del artista”.
En 2023, un estudiante universitario en Corea del Sur también se comió el plátano expuesto en un museo.
La acción de Sun ha reavivado el debate sobre los límites del arte contemporáneo. Algunos consideran que la obra de Cattelan es una crítica a la mercantilización del arte, mientras que otros la ven como una simple provocación. Independientemente de la interpretación, Comediante ha demostrado, una vez más, el poder del arte para generar polémica y capturar la atención del público.