Paloma había encargado un set personalizado de jardín de infantes para su hija Catalina, fanática del personaje Spidey y sus amigos. Como es habitual en estas edades, los chicos llevan al cole sus pertenencias marcadas con nombre y apellido, o bien con algún apodo.
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En este caso, la mamá recibió un mensaje del emprendimiento que le consultaba si querían que el nombre impreso fuera “Cata” o “Catalina”. Ella respondió con naturalidad: “Ponele Cata nomás”.

Lo que no esperaba era que tomaran esa respuesta de forma literal. Cuando fue a retirar el pedido, se encontró con que todos los productos —vaso, plato y toalla— llevaban la inscripción “Cata Nomás”, como si ese fuera el nombre completo de la nena.

Un conocido de Paloma compartió la situación en redes sociales y el tuit explotó. Las reacciones no tardaron en llegar: “No puede ser”, escribió un usuario. Otro aportó con humor: “La literalidad nos va a matar”. También hubo quienes se lo tomaron con gracia: “Es un montón”, comentaron.
El episodio generó una ola de memes y comentarios en redes, donde muchos se sintieron identificados con los malentendidos típicos que pueden surgir en encargos personalizados. Aunque la equivocación causó sorpresa, también regaló una anécdota que difícilmente olviden.
