Kayley Stead había planeado su boda junto a Kallum Norton para el 15 de septiembre. Sin embargo, horas antes de la ceremonia, recibió un llamado de su futuro suegro que cambió su vida: el novio no iba a presentarse.
Sin embargo, la joven de 27 años decidió que, ya que había gastado 14 mil dólares en los preparativos, los festejos debían continuar. Así, la flamante celebración en el Oxwich Bay Hotel de Gales marchó sobre ruedas, sin uno de los protagonistas.
“Soy el papá del novio. Llamo para decirte que él está bien, pero no va a venir. Lo siento pero está a cuatro horas de distancia”.
Unas horas antes, le habían comunicado que su novio estaba nervioso, se había ido en el auto y aún no había regresado. Sin embargo Kayle no se preocupó ya que era habitual en él manejar cuando estaba nervioso, era su forma de despejar la cabeza.
“A lo largo de nuestra relación él salió a caminar o a conducir para despejarse la cabeza muchas veces cuando estaba nervioso”, explicó Kayley que confiaba en su novio.
Luego de tranquilizar su llanto, la novia decidió no suspender la fiesta. “Había gastado todo este dinero, esperaba con ansias la comida, un baile con mi papá, pasar tiempo con mi familia, entonces, ¿por qué no?”, explicó.
“Esa pesadilla se convirtió en un día del que siempre estaré orgullosa”, contó la joven. “Realmente puedo mirar hacia atrás y sonreír porque siempre me recordará que no necesito el amor de otra persona para ser feliz”.