Xavier Joel, un niño de 6 años de Florida, no pudo asistir a su acto de graduación del jardín de infantes debido a un compromiso familiar. Sin embargo, lo que parecía ser una gran decepción se convirtió en una experiencia inolvidable cuando la tripulación del vuelo en el que viajaba organizó una ceremonia sorpresa en pleno avión.
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Su madre, Janeiry Rivas, había sido elegida meses antes como dama de honor en la boda de su prima en Puerto Rico. En ese momento, la escuela aún no había anunciado la fecha de la graduación de su hijo. “Cuando anunciaron que la graduación iba a ser el mismo día de la boda, mi corazón se rompió en mil pedazos”, comentó la mujer en diálogo con FOX Television Stations.
Como madre soltera, explicó que se sintió frustrada por no poder estar presente en un momento tan especial para su hijo. Incluso intentó comunicarse con la escuela para ver si podían modificar la fecha del acto, pero la institución mantuvo la programación original.
Ante la imposibilidad de que Xavier participara en su ceremonia, decidió llevar la toga y el birrete en su viaje, con la intención de al menos sacarle algunas fotos con su vestimenta de graduado.
Una sorpresa en las alturas
Mientras esperaban el vuelo, Rivas tuvo la idea de pedirle a los pilotos que permitieran a Xavier sacarse algunas fotos en la cabina como recuerdo. Sin embargo, cuando la tripulación escuchó la historia, decidieron hacer algo más especial.
Pamela, una de las azafatas, propuso realizar una graduación improvisada en pleno vuelo. Con la colaboración del resto del equipo, coordinaron cada detalle para que el niño tuviera su celebración.
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Cuando el avión estaba cerca de aterrizar, la tripulación puso en marcha la sorpresa. Xavier se puso la toga y el birrete, mientras los asistentes de vuelo preparaban el ambiente. En ese momento, el niño caminó por el pasillo del avión como si estuviera desfilando en su graduación, mientras los pasajeros lo recibían con aplausos y sonaba por los altavoces la tradicional marcha “Pomp and Circumstance”.
Además, los tripulantes realizaron el cambio de borla en su birrete, un gesto simbólico del paso a la siguiente etapa escolar, y le entregaron pequeños obsequios para celebrar el momento.
La emoción de la madre y el impacto del gesto
Rivas no pudo contener la emoción al ver la sorpresa que le habían preparado a su hijo. “Me emocioné mucho. Quería llorar porque, como madre soltera y como madre en general, te enfrentás a muchos sentimientos de culpa que te imponés a vos misma”, confesó.
El gesto de la tripulación no solo convirtió un momento de tristeza en una celebración, sino que también dejó una enseñanza para la madre de Xavier. “Como padres, ponemos una sonrisa valiente, nos adaptamos y pensamos en nuevos planes”, reflexionó.
Finalmente, destacó la amabilidad de la tripulación y el apoyo de los pasajeros, quienes hicieron posible que su hijo tuviera su graduación de una manera inesperada. “Fue un claro ejemplo de que Dios siempre está velando por mi hijo y por mí”, concluyó.