Mientras recorría las calles y el subterráneo, Cecilia, una argentina de viaje por Europa, notó algo que la dejó perpleja y al mismo tiempo preocupada.
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La gente llevaba sus teléfonos colgando de sus bolsos y carteras, como si fueran simplemente otro accesorio más de moda.
Y lo más asombroso es que nadie parecía preocupado por el riesgo de robo
Y es que, para los habitantes de ciudades como Buenos Aires, Córdoba o de cualquier país latinoamericano, donde el cuidado de nuestros dispositivos electrónicos es casi una religión, la idea de llevar el teléfono colgado al alcance de cualquiera es una locura.
Los comentarios del video se llenaron de risas y asombro de parte de sus compatriotas argentinos, quienes no podían dejar de comparar esta escena con la realidad de las calles del país.
Aquí, llevar el teléfono de esa manera sería una invitación abierta a los amigos de lo ajeno.
