Octavio es shar pei de 15 años y cuatro meses. Vive con su dueña Estefanía Bruggia de 33 años en Barracas, Buenos Aires, quien lo adoptó cuando tenía 18 años de edad.
Octavio tenía comportamientos “fuera de lo normal”, tenía signos de depresión y senilidad. A sus ocho años, fue diagnosticado y ahora realiza su tratamiento con medicamentos de humanos, entre ellos, el Rivotril.
Estefanía contó en comunicación con diario Clarin que su perro “se quedaba duro, sin moverse un período de tiempo que no era normal”.
“En idioma nuestro, no médico, siempre explico que él tenía una gran ansiedad, se alteraba muchísimo al momento en que lo dejaba solo”, reveló Estefanía sobre el diagnóstico de su mascota.
Aclaró también que Octavio “necesita el contacto humano permanente” y que “no toleraba ni media hora de soledad, pero yo digo que tiene personalidad de gato, se queda a un costado, no te absorbe, solo quiere sentirte ahí”.
Estefanía señaló que la vida de su perro “mejoró” tras el uso del medicamento humano. “El carácter es el mismo, pero si me iba cinco minutos era un escándalo, ladraba, se angustiaba. Hoy quedarse solo no le divierte, pero ya no se desespera”, aclaró.
Respecto a temas de salud mental en perros, Juan Enrique Romero, un reconocido veterinario de radio y TV, en comunicación con Clarín explicó que “cada vez hay más formación. Hay etólogos clínicos que son especialistas en conducta, hay neurólogos en medicina veterinaria especializados en este tipo de problemas”.
“La salud mental está considerando a nuestros pacientes como seres sintientes, sensibles y sufrientes, y no como cosas fuera de la medicina hegemónica. Hoy hay mejor diagnóstico porque hay mejor formación de los médicos veterinarios”, añadió.
“Lo medicamos con un producto que es para el Parkinson en humanos, que está aprobado por la FDA (la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos), un producto llamado Selegilina, para su disfunción cognitiva senil. Además, medicamos su destrucción de la serotonina con Fluoxetina”, aseguró Romero.
“Fluoxetina, por ejemplo, es un antidepresivo en humanos, pero un ansiolítico en el perro. Esta combinación de Fluoxetin que toma Octavio, con los diazepóxidos -que son tranquilizantes menores-se utilizan en casos de ansiedad, de trastornos obsesivos compulsivos. Existen muchísimos casos de drogas de uso humano que aplican perfectamente o tienen sus efectos altamente comprobados en medicina veterinaria”, explicó el especialista.
El veterinario agrego: “Está altamente avanzada y sabemos perfectamente cómo medicar cada cosa, no somos una profesión aproximada, sino una ciencia médico veterinaria. La mayoría de las drogas están muy estudiadas. Toda la literatura, los papers y trabajos científicos avalan el tipo de droga y de dosis que se utiliza, y contemplan el efecto contrario o secundario que pueda tener. Hay drogas humanas que no se pueden usar en veterinaria por sus efectos tóxicos y hay otras que sí”.
Uso de medicamentos humanos en perros: la advertencia
Acerca del suministro sin prescripción de un médico matriculado, los veterinarios advierten que “cualquiera de los medicamentos se debe adquirir con receta de un formulario especial del Consejo Profesional y del Colegio de Médicos Veterinarios”. Por otra parte, en cuanto a su compra, Cecilia Pipan, veterinaria aclaró que depende la situación, se consiguen en farmacias.
“Hay presentaciones para cada especie. En algunos casos, como los principios activos son más caros o las patologías para las que se usan son de baja frecuencia, las compañías farmacéuticas veterinarias no los producen. Ejemplo: el Dimenhidrinato para el vértigo o mareo en el transporte no existe en la presentación veterinaria, por lo tanto, si el perro se marea o vomita cada vez que sube al auto, el veterinario prescribe en una receta con su matrícula habilitante esto que sólo hay en una farmacia de humanos y deberá adecuar la dosis al peso del paciente”, dijo Pipan.
Por otro lado, la profesional veterinaria indicó que ante cualquier sospecha o comportamiento extraño, “el consejo es acercarse al veterinario de cabecera, por ejemplo: si se hacen daño a sí mismos o a los familiares de la casa”.
“Se debe comentar en consulta para que el profesional los guíe sobre si es un comportamiento patológico o no. Hay casos en que la medicación da calidad de vida. Incluso hay casos que sólo requirieron un simple analgésico o acupuntura porque su agresividad venía del dolor”, explicó.