Chelsea y su esposo adoptaron a Hari, una gata rescatada en Denver, Colorado, sin imaginar que su historia escondía un pasado de sufrimiento. Durante años, creyeron que sus dificultades para moverse eran parte del envejecimiento natural, pero un estudio veterinario reveló la cruda verdad: el animal había sido víctima de un brutal maltrato antes de llegar a su hogar.
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Hari, de aproximadamente 10 años, comenzó a mostrar problemas de movilidad que alertaron a sus dueños. Chelsea notó que le costaba subir escaleras y que cojeaba al caminar, especialmente con su pata delantera derecha. Pensaron que podía tratarse de un simple esguince, por lo que la llevaron al veterinario, donde le recetaron analgésicos. Sin embargo, al no notar mejoría, decidieron realizar estudios más profundos.
Los resultados fueron impactantes. Una radiografía reveló que la causa de su cojera no era la edad, sino una fractura mal curada que había dejado su pata delantera más corta que la otra. Pero eso no fue todo: también encontraron dos perdigones de pistola de aire comprimido alojados en su cuerpo, uno en la pata trasera y otro en el pecho, además de antiguas fracturas en sus patas traseras.
El impacto en su familia adoptiva
El descubrimiento dejó a Chelsea devastada. “Lloré todo el camino a casa”, confesó en una entrevista con Newsweek. Saber que Hari había sido víctima de maltrato la llenó de indignación y tristeza. Nunca imaginó que la gata con la que había compartido tantos momentos había soportado semejante sufrimiento en su pasado.
Sin embargo, también encontró consuelo en saber que ahora estaba a salvo, rodeada de amor y cuidados.
Actualmente, Hari recibe analgésicos para aliviar las molestias causadas por sus antiguas lesiones, y sus dueños evalúan iniciar fisioterapia para mejorar su movilidad. Para facilitarle el día a día, adaptaron su hogar con camas calefaccionadas, escalones especiales y un patio soleado donde puede moverse con mayor comodidad.
Gracias a estos cambios, la gata ha logrado llevar una vida más tranquila y confortable, dejando atrás, al menos en parte, las secuelas de su doloroso pasado.