Una charla de WhatsApp entre dos amigas se transformó en una de las historias más comentadas de las últimas horas en redes sociales. La protagonista, identificada como Mariela, le contaba a su amiga Pili que había comenzado a salir con un joven llamado Wally. Aunque lo describió como “lindo” y de “buena onda”, deslizó un comentario despectivo: “no tiene auto”. Esa observación fue el inicio de un plan que terminó con un desenlace inesperado.
A Mariela le incomodaba que Wally no pudiera pasarla a buscar y que le propusiera encontrarse a mitad de camino. Convencida de que no tenía recursos económicos, temía incluso tener que pagar hasta la propina. En tono de broma, su amiga Pili le sugirió pedirle dinero para espantarlo. Mariela aceptó la idea y puso a prueba a Wally: primero le pidió $10.000, y él lo transfirió sin dudar. Luego redobló la apuesta con $25.000, y nuevamente el joven respondió. En total, $35.000 en transferencias.
Intrigada por la actitud, Mariela aceptó la invitación de Wally a cenar. Según sus mensajes, todo marchaba mejor de lo esperado: la conversación fluía y la conexión parecía real. Sin embargo, la historia dio un giro de película.
En medio de la cena, Wally se levantó con la excusa de ir al baño… pero nunca volvió. Minutos más tarde, Mariela recibió un mensaje contundente:“No tener auto no me hace menos importante. Con interesadas, no salgo. Usá los $35.000 que te pasé para pagar la cuenta”. Acto seguido, el joven la bloqueó.
Sola en el restaurante, Mariela tuvo que hacerse cargo de la cuenta, que ascendió a $157.300. Lo que comenzó como una broma terminó siendo una lección de alto costo. En redes sociales, el caso explotó: algunos usuarios aplaudieron la venganza de Wally, mientras que otros criticaron tanto el prejuicio inicial como la humillación final. Pili, la amiga, cerró la anécdota con ironía: “No tenía auto, pero te hizo chocar como si hubieras salido con Colapinto”.
