Scott Parazynski pasó de caminar en el espacio a pararse sobre el techo del mundo. El exastronauta de la NASA hizo historia el 20 de mayo de 2009, cuando se convirtió en la primera persona en viajar al espacio y llegar a la cima del Everest, un logro que Guinness World Records reconoce como único.
Canal especial virales de La Voz
Pero su gesto más simbólico fue llevar hasta los 8.848 metros una pequeña piedra lunar recolectada por la misión Apolo 11, un puente perfecto entre dos formas de exploración humana.
Quién es Scott Parazynski
Parazynski, médico de urgencias y montañista desde los 15 años, ingresó a la NASA en 1992. Ese llamado obligó a postergar su primer intento de escalar el Everest, pero también lo llevó a vivir una carrera excepcional: recorrió más de 37 millones de kilómetros en misiones espaciales y realizó siete caminatas fuera de la nave, según Guinness World Records. Su vida profesional alternó ciencia, riesgo y una curiosidad inagotable por los entornos extremos.
En 2008 estuvo a un paso de llegar a la cumbre del Everest, pero un intenso dolor de espalda lo obligó a retirarse. Al año siguiente volvió como médico del equipo del Discovery Channel y finalmente consiguió coronar la cima. Fue entonces cuando depositó la roca lunar en el punto más alto del planeta, un gesto que para él representaba la unión entre la exploración espacial y la terrestre.
En entrevistas posteriores, Parazynski comparó ambas experiencias y explicó hasta qué punto pueden parecerse. “Cuando salí del vestíbulo, sentí casi como si flotara fuera de la escotilla del transbordador espacial o de la Estación Espacial Internacional, porque realmente sales al vacío”, relató en una charla con Alastair Humphreys difundida por Guinness World Records.
También señaló que tanto la preparación física como la mental comparten exigencias similares, aunque cada ambiente plantea amenazas distintas. “En el espacio sentís los siete millones de libras de empuje que te sacan del planeta. En el Himalaya, el frío extremo, la hipoxia y la distancia de cualquier rescate te mantienen alerta”, describió.
Lejos de detenerse después del Everest, Parazynski siguió buscando desafíos. Estudió lagos volcánicos, se convirtió en la primera persona en dejar huellas en el cráter del volcán Masaya, en Nicaragua, piloteó aeronaves y descendió junto a OceanGate hasta los restos del Titanic. Ahora planea explorar Dean’s Hole, uno de los abismos oceánicos más profundos del mundo.

























