Las escenas se repetían una y otra vez. Pasaban de ser una película de terror a una realidad paralela cargada de situaciones tragicómicas.
La pueblada que se llevó a cabo en el asentamiento Los Pumitas de barrio Empalme Granaderos, en Rosario, lugar donde asesinaron a un nene de 11 años de edad que quedó en medio de una balacera entre bandas de narcos, terminó con la quema, saqueo y destrucción de las viviendas de personas a las que señalaban como los distribuidores de droga en la zona.
En medio de la furia de los vecinos que destruían los supuestos búnkeres de los narcos, iban apareciendo otras historias paralelas.
Por ejemplo, mientras derribaban y desmantelaban una casa señalada como punto de venta de drogas, una mujer reconoció al caniche que los narcos le habían robado hace un tiempo.
“Ahí está el perrito que los narcos le robaron a mi hermana”, le confió la mujer a la periodista Almudena Munera Muñoz. “¡Ana! ¡Ana! Vení que acá está el perrito que te robaron”, le gritaba a su hermana, que se encontraba a unos 100 metros de allí.
Ana llegó al lugar y cuando se enteró de que allí estaba su perro, corrió para recuperarlo. al rato, se podía ver a la mujer caminando con el caniche en brazos. Al menos una historia que terminó bien en una jornada tan triste y caótica en Rosario.
