Una buceadora australiana vivió un inesperado momento en las profundidades del mar que le quedará para siempre en su corazón.
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Se trata de Jules Casey, quien se topó con un pulpo colorado que la llevó a encontrar un tesoro escondido.
Lo más tierno del hecho fue que el pulpo intentó agarrar su mano en reiteradas oportunidades. La mujer lo siguió por una ruta que “normalmente no iría”, hasta toparse con un tesoro en el fondo del mar. “Cuando se alejó, se detuvo y se dio la vuelta sólo para asegurarse de que todavía lo seguía”, agregó la australiana.
Cuando llegó a la ubicación que el animal deseaba, vio el tesoro: una lápida atada entre dos postes de acero. En él estaba grabada la imagen de un hombre sosteniendo a un perro blanco.
“Llegamos a la parte trasera del soporte de piedra con dos estacas de metal y pensé que eso era todo. Luego él se movió por un lado y yo me moví por el otro. Fue casi como si dijera: ‘Tada, aquí está’. Fue entonces cuando vi la foto del caballero sosteniendo al perro blanco y esponjoso”, narró Jules.
Luego, la mujer entendió que se trataba de otra cosa. Algunos buzos construyeron en esa área, y, en realidad, ese hombre de la foto era uno de los padres de uno de ellos. “Fue un momento bastante emotivo, pero lo mejor fue que esta criatura inteligente me había llevado allí”, sostuvo.
