Laberinto, del brasileño Efuardo Srur, es una de las postas del festival de arte Chatarra, que en su tercera edición se mudó al Museo Palacio Dionisi (Hipólito Yrigoyen 622, frente a plaza España). La obra del artista paulista es una de las 10 instalaciones interactivas; en este caso, se trata de una composición de 100 metros cuadrados para recorrer y atribularse por el cuantioso desecho compactado. Si el visitante llegara a perderse entre las paredes de plástico y cartón, podrá orientarse mirando el cielo.
Los fardos se transformarán en nuevos productos, se anuncia en el ingreso a Laberinto. Srur viene de realizar obras a gran escala en San Pablo, en Cuba, Francia, Suiza, España, Holanda, Inglaterra y Alemania.
Otro laberinto espera adentro: Artificialidad, de Camila Lukasiewick, una secuencia de 61 metros de tela blanca (que después serán donados a la cooperativa Cromosoma para diseño de indumentaria), es un entorno pacífico y puro.
No todo es basura en Chatarra. El festival propone no sólo trabajar a partir del desecho, sino también reutilizar materiales, siguiendo la huella de un arte como herramienta de transformación e inclusión social.
Noel de Cándido y Noé Colombo construyeron Palos en la rueda, instalación que toma por completo el ingreso del museo y que se estira hasta casi tocar el techo atravesando metros y metros con acumulaciones de ramas de palmera y neumáticos, que bien arriba se transforma en paisaje rodeado por la luminosidad de los bellísimos vitrales del palacio. En otra sala, como en las conocidas maquinarias de desechos de Noel de Cándido, una obra indica "pulse" para empezar con movimientos absurdos y lumínicos.
Otra obra se enciende cuando dos personas se encuentran. Sucede en Ausente, del colectivo Colapso! (Lucas Carranza, Agustín Rovaretti y Juan Pablo Vázquez), cuando la soledad de la noche trae luces.
Para la realización de Sobre el análisis de la función del arte. Distinción de clase, Noes Asi convocó a distintos artistas a ceder sus obras. "Cómo transformar el arte en basura" es lo que la artista propone a partir de lo acopiado. Una obra que dispara al corazón de la escena del arte.
En la planta alta, Agustina Roca presenta Las flores del mal, un llamado de "emergencia de humanidad", frase que presenta con neón y crisantemos. Las imágenes poéticas abundan en la materialidad convocada en "Chatarra" (nombre que alude a una imagen que está muy lejos de las que exhibe el festival).
La historia detrás de las cosas, de Romina Castiñeira y Laura Faner, construye un hábitat helado, una experiencia luminosa, tal como plantean las artistas, que recurren a la simple bolsa plástica para recordarnos que tarda 400 años en desaparecer, cuando la utilizamos unos pocos minutos. Frente a esta zona fría, un entorno extremadamente cálido invita a entrar. Se trata de Paisaje invertido, un lugar para quedarse y descubrir, y, como dicen sus autores, María Guglielmelli y Gabriel Mosconi, "dejar salir el color que llevamos dentro".
Néctar es otra experiencia sensorial en la que el color amarillo toma forma. Se trata de la obra de Agustina Roca, Emilio Zárate y María Guglielmelli.
Acción Alo (Viviana Murina, Teli Rezzónico y Cecilia Garzón Maceda) y Glava (Augusto Villamea) son los creadores de Use me to do, un dispositivo interactivo que traga imágenes enviadas por el público y las proyecta sobre cajas para armar el paisaje que más le guste. Que se logra al tocar levemente teclas de colores.
Chatarra recicla no sólo cartón, plástico, luces, colores, sensaciones, palabras, sonidos, recicla sobre todo ideas. Y alerta.
Festival Chatarra. Museo Palacio Dionisi (Hipólito Yrigoyen 622). Hasta el 30 de septiembre, de martes a domingo de 10 a 20. El domingo 20 a las 19, y como parte de Primavera Accesible, se proyectará Signos de artista (selección oficial del Cannes Short Film Festival 2015), y Empacho Cultural presentará Teatro a ciegas. En el cierre del miércoles 30, a las 19, tocarán Félix San Martin y Bren Coll.
