En una entrevista con la revista Porter, Amanda Seyfried confesó que se permitió sentirse incómoda en los sets de filmación al principio de su carrera, porque sentía que era la única forma de mantener su trabajo.
E inmediatamente añadió: “Desearía poder aparecer ahora, en una era en la que los coordinadores de intimidad son un requisito en el set y los actores están en una mejor posición para hablar”.
La referencia tácita, claro, fue a las escenas de alto contenido erótico, en cuya realización se trascendían los límites del consentimiento y lo especificado en el guion.
En ese sentido, Seyfried dijo que salió “bastante ilesa” de sus primeros días como actriz en Hollywood, aunque reveló que se conmociona cada vez que mira hacia atrás.
“Tener 19 años, caminar sin ropa interior… ¿Estás bromeando? ¿Cómo dejé que eso sucediera?”, señaló y se preguntó Seyfried.
“Oh, ya sé por qué: tenía 19 años y no quería molestar a nadie y quería conservar mi trabajo. Es por eso”, remató.
Los coordinadores de intimidad han vuelto a ser noticia recientemente después de que el actor Sean Bean (Juego de tronos y El señor de los anillos) criticara su incorporación a los sets de cine y televisión.
El intérprete sostuvo que esta figura “arruina la forma natural en que se comportan los amantes” y que ésta queda reducida a “un ejercicio técnico”.
A raíz de esta declaración, Lena Hall, su coprotagonista en Snowpiercer, tuiteó: “Si me siento cómodo con mi compañero de escena y con los demás en la sala, no necesitaré un coordinador de intimidad”.
“PERO si hay alguna parte de mí que se siente rara, asquerosa, sobreexpuesta, etc, desafiaré la necesidad de la escena o querré un IC [coordinador de intimidad]”, cerró.