Emoción a flor de piel en un momento histórico para el cine argentino. Eso pudo verse al momento en que el director Santiago Mitre y el actor Ricardo Darín subieron a recibir el Globo de Oro de Argentina, 1985 como Mejor película de Lengua No Inglesa en la ceremonia.
Al frente suyo, en el coqueto Beverly Hills Hotel de Los Ángeles, California, estaba parte de lo más selecto del séptimo arte a nivel mundial, con súper estrellas de renombre internacional que aplaudieron el galardón otorgado por la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood.
Mitre fue el primero en tomar la estatuilla y agradecer: “Muchísimas gracias, me encantaría poder hablar en español pero me parece que tendré que hablar en inglés”, comenzó en su introducción.
“Muchas gracias a la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood, esto es increíble, estoy emocionado de estar acá. Quiero compartir esto con todo mi equipo que están todos ahí, con mis productores, Axel (Kuschevatzky) , Agustina (Llambi-Campbell), Victoria (Alonso), y los que no están acá, Chino (Darín), Fede (Posternak) Santiago (Carabante)”.
Además, se lo dedicó a todos los actores que participaron de la película y tuvo unas emotivas palabras para con Darín, quien estaba a su lado: “Tuve el enorme privilegio de compartir este filme con Ricardo Darín que es uno de los mejores actores del mundo y lo amo”.
Por último, dejó una dedicatoria “para toda la gente que desde la dictadura ha venido peleando para construir una democracia mejor en Argentina, y lo siguen haciendo. Creo que la democracia es algo por lo que tenemos que seguir peleando”, finalizó Mitre.
Darín, entre la emoción y su picardía
Ricardo Darín tomó el micrófono y exprimió los últimos segundos que tenía para agradecer. También lo hizo al principio hablando en inglés: “Muchas gracias, estoy muy orgulloso por esto, gracias, los amo. Voy a decir unas palabras en español para mi gente”, advirtió.
Y ahí, con una leve sonrisa que no podía contener en su rostro, dijo: “Para toda la gente de Argentina, después del Campeonato del Mundo esto es una gran alegría, ¡los quiero, bye!”, finalizó, con una alegría incontenible en su cuerpo.
