Pamela Anderson fue tapa de revista por estos días. Pero no de Playboy, la que la catapultó y la convirtió en rubia beldad sin temor al destape.
A sus 55 años, la actriz y modelo canadiense posó para Variety, la que releva todos los movimientos de la industria del espectáculo. Allí se la muestra bella como siempre, aunque sobria y aplomada.
La razón del desplazamiento es que Pam quiere referirse desde un presente plácido a un pasado tan excitante como turbulento. A un segmento de tiempo en la que fue, a su turno, abusada, violentada, violada, endiosada, cosificada, ultrajada en su intimidad y blanco de la misoginia más despiadada.
En rigor, las consideraciones que dejó al respecto en Variety son retazos de las más ampliadas en Pamela Anderson, una historia de amor, el documental del laureado Ryan White recientemente estrenado en Netflix.
Si bien es un producto prolijo, sin tantos sobresaltos y ajustado al manual del documental oficial, el filme entretiene con sus revelaciones y cautiva de movida mostrando a la sex bomb en su Ladysmith (Canadá) natal, sin maquillaje, con ropa amplia y mientras va de los ambientes de su modesta casa familiar a orillas de un lago.
No tarda demasiado Anderson en mostrar el lado oscuro de su vida. Registrada en blanco y negro, cuenta que fue abusada por su niñera y que además de pensar en matarla, le deseó la muerte de tal forma, que la mujer murió al día siguiente.
Luego ofrece detalles de su hogar disfuncional (padre ludópata y alcohólico, madre propensa a mantener una relación tóxica con él) y de una violación en el umbral de la adolescencia, a sus 12, por parte de un hombre de 26.
Recién después de eso la cosa se pone más liviana. O más tendiente a relevar cómo fue que ella pasó de ser una agraciada jovencita canadiense a convertirse en la rubia más esplendorosa en el epicentro del entretenimiento angelino.
Pamela Anderson, entre la notoriedad y el ultraje
El salto de Playboy a Baywatch y sus primeros noviazgos en la cúpula discurren veloces, ayudados por paneos por diarios íntimos, VHS y DVD, hasta desembocar en el momento bisagra en la vida de Pamela y en el punto neurálgico de este documental producido por uno de sus hijos: Brandon Thomas Lee.
Por supuesto, hablamos del explosivo romance que llevó a su casamiento con Tommy Lee, el baterista de Mötley Crüe y padre del productor. Él no sólo fue el amor de su vida (aquí lo plantea abiertamente, aunque no soslaya cuando fue violentada por él, apenas tuvieron su segundo hijo Dylan Jagger), sino también el hombre junto al que tuvo que tolerar un ultraje a su intimidad que derivó de la filtración de un video íntimo.
En este tramo del relato las cosas se empardan con la reconstrucción de la recomendable miniserie Pam & Tommy (creada por Seth Rogen, disponible en Star+), sólo que shockea aún más ver cómo puede erosionar una situación así a una persona cualquiera, por más habituada que esté a los flashes y por más funcional que haya resultado a la demanda de revistas para adultos.
Es más desasosegante ver a la misma Pamela Anderson alienada por el acoso mediático y el regocijo machista por la filtración, reconstruidos por material de archivo, que a Lily James interpretándola en la miniserie. Eso sí: aun cuando ratifica que ese incidente le arruinó la carrera, se jacta de no haber aceptado 5 millones de dólares para ceder los derechos del video.
Vale poner en perspectiva al gesto: en aquel tiempo, en el meridiano de los ‘90, una legendaria banda punk se reunió por mucho menos para una gira de sucio lucro.
Pamela Anderson y Julian Assange, amigos
Por otro lado, por entonces Internet era una incógnita y nada hacía presuponer la libre disponibilidad de un video casero en todo el mundo tras una bajada de pocos minutos.
Es por eso que Pamela Anderson, una historia de amor entrega una interesante revelación y contrapunto, que se da cuando la protagonista, devenida en hábil militante contra el maltrato animal, toma contacto con Julian Assange. Palabras más, palabras menos, Anderson destaca que ella, mortificada por el potencial viral de internet, entendió a la perfección que su nuevo amigo, Assange, convirtió al recurso en instrumento de lucha y de jaqueo al poder real.
Sobre el final hay lugar para una resurrección artística, que se da tras una convocatoria para hacer el personaje de Roxie en la nueva puesta de Chicago para Broadway. Pamela se toma el reto con responsabilidad y lo afronta con talento.
Una de las críticas positivas tras el estreno es leída a cámara por un orgulloso Brandon Thomas Lee, el hijo-productor que, seguramente, siente que su madre tenía mucho más para dar a lo largo de su carrera y que no la dejaron.
Para ver
Pamela Anderson: Una historia de amor. Documental. Estados Unidos, 2023. Dirección: Ryan White. Producción: Brandon Thomas Lee. Duración, 113 minutos.
