Muchos creen que las películas como Megalodón 2: El gran abismo son malas, y nada más injusto y equívoco que ese prejuicio. Claro, son inverosímiles, absurdas, disparatadas, con situaciones que no pasarían en la realidad. Justamente, la propuesta principal de este tipo de películas es suspender la verosimilitud, lograr que sus elementos funcionen y entregarse al espectáculo y a la aventura de acción demencial.
La trama
En esta segunda entrega vuelve el gran Jason Statham como el protagonista y encargado de luchar contra los megalodones, esas criaturas gigantes de la época de los dinosaurios que siguen vivas en el fondo de los océanos, y que de vez en cuando atacan a los humanos que invaden su hábitat.
A la película dirigida por Ben Wheatley (especie de director de culto) no le hace falta la lógica ni explicar la existencia de los monstruos. Wheatley entiende de qué van el subgénero y la película, sabe que nada tiene que tener demasiado sentido y que, aun así, todo tiene que ser mínimamente creíble, apoyándose en el suspenso y en el desarrollo de la acción con personajes que empaticen con el público.
Megalodón 2: El gran abismo es cine espectáculo con monstruos marinos, atolondramiento divertido que hay que juzgarlo por su pulso y por el ingenio para crear situaciones imposibles y resolverlas sin que se note mucho el trazo grueso, y sin que la grosería de efectos especiales distraiga o quiebre el ritmo.
El director y los guionistas agregan una subtrama un poco innecesaria (pero que está bien), que los conduce a Jonas Taylor (Statham) y al equipo de investigación oceánica a las profundidades, en una misión exploratoria que se convierte en un caos cuando descubren un submarino realizando una operación minera ilegal, comandado por Sergio Peris-Mencheta, y que pone en riesgo la vida de los tripulantes.
Los primeros problemas llegan cuando al equipo exploratorio se le echa a perder una de las naves y tiene que salir de ellas de urgencia (con trajes con poco oxigeno) y llegar al submarino para ver qué pasa. Hay un infiltrado que dio la información y los personajes tienen que averiguarlo. Esto da pie a que la peligrosa situación se convierta en una lucha por la supervivencia a miles de kilómetros debajo del océano, sumada la amenaza de los megalodones que rondan con mucha hambre.
Jonas tiene una relación muy especial con su hija (Shuya Sophia Cai), a la que consiente y lleva a la peligrosa misión, aunque el trazo grueso del vínculo no importa mientras cumpla con la propuesta del filme. Toda esa subtrama dura gran parte de la película, hasta que por fin llegan a una isla donde hay turistas veraneando. Pero llegan perseguidos por los megalodones, que esta vez son muchos y que harán un desastre gore propio de las comedias de terror clase B.
Los compañeros de Jonas son uno más arriesgado que el otro y no temen enfrentarse a los bichos prehistóricos, y se arma una batalla campal entre megalodones, humanos y unos dinosaurios como cocodrilos que viven en la isla.
El filme es un blockbuster delirante, con alguna escena más que lograda y momentos que combinan muy bien el CGI con las actuaciones humorísticas de los personajes secundarios, cuyas muertes no impartan tanto, porque lo que importa es ver a Statham parar a un megalodón con el pie, porque para este tipo de películas el cine eso, ni más ni menos.
Para ver “Megalodón 2: El gran abismo”
Meg 2: The Trench (título original). Estados Unidos/China, 2023. Acción. Dirección: Ben Wheatley. Guion: Jon Hoeber, Erich Hoeber y Dean Georgaris. Elenco: Jason Statham, Cliff Curtis, Sienna Guillory, Shuya Sophia Cai, Jing Wu, Skyler Samuels, Melissanthi Mahut, Page Kennedy, Sergio Peris-Mencheta, Kiran Sonia Sawar y Whoopie Van Raam. Fotografía: Haris Zambarloukos. Música: Harry Gregson-Williams. Duración: 116 minutos. Apta para mayores de 13 años. Complejidad: nula. Sexo: nulo. Violencia: alta. En cines.
