María Virginia Godoy –el verdadero nombre de Señorita Bimbo– pide que la llamen después del mediodía porque, como muchos en esta cuarentena, ya perdió la noción del tiempo.
“No manejo el sentido desde que empezó la cuarentena”, dice entre risas y contagia cierta alegría con su clásico desparpajo. Sin embargo, es complicado seguirle el ritmo porque Señorita Bimbo se caracteriza por su verborragia y a eso no hay “jet lag de pandemia” que lo modifique.
Para arrancar, la comediantes y actriz confiesa que su problema mayor no son los horarios sino la economía. Bimbo reconoce que vive al día y que no poder hacer shows la dejó parada. "Cada tanto subo un pedido de ayuda a las redes para quienes puedan colaborar", dice. Y agrega: "Hubo quienes se coparon y pudieron darme 150 pesos y eso está genial para hacer girar la rueda. Seguro alguien me habrá criticado diciendo que estaba mendigando porque no es muy cool decir que no tenemos guita y necesitamos ayuda".
Bimbo dice que esta forma colectiva de sustentarse a cambio de contenidos es la misma que aplican en radio Futurock, donde dependen de la ayuda y del apoyo de los oyentes: “La gente fantasea que porque tenés seguidores o trabajás en los medios de alguna manera tenés guita y no necesitás ayuda de los demás, pero pedir ayuda es una de las cosas que pueden salvarte la vida”.
Sus mil caras
La actriz viene de estrenar, de manera virtual pero estreno al fin, su primer protagónico en el cine con la película Hacer la vida que estuvo disponible una semana de manera gratuita en Cinear y que desde mañana se podrá ver por 30 pesos. La pandemia le impidió salir a las salas pero Bimbo le ve el lado bueno y dice con humor que ella casi no va al cine porque le parece "carísimo", hay que ir vestido, no puede "fumar porro" y hay "olor a queso".
Hacer la vida es un relato coral de varias historias que conviven en una escenográfica pensión de Buenos Aires. Ella interpreta a Lucy, una chica que intenta abrirse paso junto a su hijo fuera de la esfera de su madre, interpretada por Luisa Kuliok. Sobre el proyecto, Bimbo quiere destacar la mirada de la directora Alejandra Marino y dice que es la primera vez que alguien le ofrece un papel interesante en el cine.
"Yo no tengo el secundario terminado pero sí tengo formación de actriz desde los 16 años. En un momento solté el deseo de actuar porque es muy difícil trabajar de eso y más teniendo un cuerpo que no responde al ideal de lo que es el cuerpo neutro. El physique du rol hacía que las únicas cosas que me ofrecían fueran una porquería que no me interesaban", dice al tiempo que rescata su trabajo en otras ficciones guionadas por su amiga y compañera Malena Pichot.
Cuando habla del “viaje” de su personaje, cuenta que el conflicto va para muchos lados: “Y eso está buenísimo porque si no parece que lo único que puede contar un cuerpo gordo son conflictos por ser gordo y eso es muy aburrido. En cambio a este personaje le pasaron mil cosas”.

Pero la película no es el único proyecto del que quiere hablar. Sus tardes están ocupadas por el programa Furia Bebé junto a Pichot y durante las noches hace vivos por Instagram llamados "late night show". Tiene un canal de YouTube nuevo que explota en visualizaciones y un libro en el que está trabajando. A todo eso se le suma un "docureality" donde intentará encontrar a su madre biológica y desentrañar un aparato de corrupción sobre la entrega de bebés.
En un video reciente con miles de reproducciones llamado “Gorda apropiada busca parientes millonarios”, la comediante cuenta en clave de humor la difícil relación con su madre, la cantante Virginia Luque, y su padre, el locutor Lionel Godoy.
Los describe como “apropiadores” porque, según pudo saber, su madre biológica vivía en el norte del país y cuando parió llevaron a la bebé a Capital Federal. Todo eso se puede concluir de una partida de nacimiento trucha firmada por un juzgado en 1980.
“Lo quería contar porque estoy laburando en un docureality con mi experiencia personal, pero el tema trasciende mi historia porque es la historia de un país donde hasta principios de los \'90 se iba al interior a traer bebés ”, dice.
Hacia la frontera entre Tucumán y Santiago del Estero quiere ir con su documental para intentar buscar respuestas sin señalar a las víctimas del engaño, sino al sistema corrupto: “Si a alguien le dijeron que su hijo había nacido muerto o la mantuvieron con vida dándole de comer nueve meses para que entregue a su hijo a cambio de una casa de barro, la verdad es que quiero que se sepa”.
"Sacarse la gorra"
Para cerrar, la comediante dice que actualmente está enfocada en “dejar de patrullar a la gente por redes”. “Tengo la sensación de que ya no se puede decir nada porque cualquier cosa va a ser juzgada”, dice. Y aclara que son situaciones que “solo se dan en las redes de porteñes”: “Hay un nivel de locura y \'patrullerismo\' que es abrumador y me interesa que no haya tanta gente joven subida a esos patrulleros”.
En ese sentido, concluye: "Hay que romper con la corrección progresista que no es real sino que solo sirve para censurar gente porque mientras las feministas se pelean siguen matando a una mujer por día".