Este miércoles, el tráiler de Winnie-The-Pooh: Blood and Honey confirmó el giro de 180 grados que supone respecto al carácter del popular personaje infantil. Como anuncia su título, esta nueva película está llena de sangre y es una lectura desde el género del terror sobre uno de los nombres más clásicos del catálogo de Disney.
Sin embargo, no se trata de un vuelco inesperado en el universo “oficial” del personaje. A comienzos de 2022, el cuento original que retrata a Winnie The Pooh (conocido como Winnie Pooh en Latinoamérica) y sus amigos entró en dominio público luego de que pasaron 95 años desde su creación (en 1926, a cargo del autor A. A. Milne).
De esta manera, Disney, que adquirió los derechos de Winnie The Pooh en 1961, ya no es el custodio legal de todo lo relativo al personaje, el cual a partir del 1 de enero de este año puede ser versionado libremente. Esto no significa que la imagen popularizada por Disney pueda ser usada sin costo, pero ya no hay obstáculos para que el personaje en sí pueda ser adaptado para otros contenidos de manera gratuita.
Ese es el contexto en el que Winnie-The-Pooh: Blood and Honey se gestó. Y este miércoles se conoció el primer avance de la película que cambia completamente el concepto del oso fanático de la miel y sus amigos.
En el tráiler puede verse a un Christopher Robin (el niño que protagoniza la historia original) ya convertido en adulto y acompañado de su pareja. Robin vuelve al Bosque de los Cien Acres en busca de sus amigos de la infancia pero no los encuentra.
Lo que sucede es que tanto Pooh como su amigo Pigglet se han convertido en criaturas salvajes que, guiadas por el despecho hacia el abandono de Robín durante tantos años, buscan saciar su sed de sangre con todo aquel que entre al bosque.
Cuatro mujeres se hospedan cerca del bosque y serán las principales víctimas de estos dos seres que, lejos de ser tiernos y adorables, generan escalofríos con sólo mostrarse.
“Christopher Robin se aleja de ellos y no les da comida, lo que hace la vida de Pooh y Piglet bastante difícil. Como han tenido que valerse por sí mismos, se han vuelto salvajes”, comentó el director del filme en una reciente entrevista con Variety.
“Así que han vuelto a sus raíces animales. Ya no son dóciles: son como un oso y un cerdo feroz que quieren ir por ahí a buscar una presa”, aseguró el cineasta Rhys Waterfield, quien estuvo a cargo del equipo que filmó la cinta durante 10 días en el Reino Unido.
Sobre el tono de la película, que aún no tiene fecha de estreno confirmada, el realizador aseguró que su idea era recorrer un camino intermedio entre el humor y el horror: “Cuando intentas hacer una película como ésta, y es un concepto realmente descabellado, es muy fácil ir por un camino en el que nada da miedo y es realmente ridículo y estúpido. Y nosotros queríamos ir entre los dos”.
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