Hay una reactivación del vermouth, vermut o simplemente el “vermú”, bebida que es una costumbre muy italiana y española, que se sirve a media mañana o a la tardecita. Los inmigrantes trajeron esta tradición y en los pueblos aún es religión el vermucito de la mañana con los amigos.
El ritmo de la ciudad fue apagando esta costumbre, pero hay muchos que están retomando la tradición de elaborar vermú y retomar la cultura de esta bebida.
María Celeste Alvaro es la enóloga de La Mala María, su proyecto personal de vinos descontracturados y divertidos, y mientras trabajaba en España sintió que esa costumbre, que también había visto en sus abuelos y familiares en Argentina, no debía perderse. Por eso hace cuatro años empezó con su proyecto para hacer vermú aprovechando sus propios vinos y empujar la cultura de sentarse unos minutos, tomarse el vermucito y seguir con las actividades. Así nacieron las líneas Los Brujos Botanistas, Il Cacciatore y Le Refuge, que reflejan dos maneras de hacer vermú: el tipo italiano y el tipo francés, siempre con base en un buen vino y maceración de hierbas y especias que le dan el toque especial.
Muchas bodegas empezaron a hacer vermú, con lo cual es un nuevo espacio de disfrute y de atractivo, porque hay diferentes estilos y se esperan novedades. Además, si bien se recomienda tomar solo con mucho hielo, se puede tunear a gusto y piacere: con naranja, con canela, con yuyos, con tónica, con gin. Un mundo por descubrir y por disfrutar mientras se refresca el verano.
Estación por demás demandante de hidratación, están las opciones de siempre, como la cerveza, rubro en el que hay varias novedades. El aporte de la sidra y de nuevos licores para experimentar en tragos abre el panorama para un verano con mucho sabor y aventura.
1 Brujos Botanistas y Le Refuge La Mala María, $ 1.400 y $ 2.130
“Para hacer vermú se parte de cuatro elementos: el 75% tiene que ser vino, después se puede jugar con la parte edulcorante, que puede ser azúcar, mosto concentrado o almíbar; el tercer elemento es una composición de botánicos que le dan la identidad, y por último el alcohol, que es lo que define si es estilo italiano o estilo francés”, explica María Celeste Alvaro, la mano maestra detrás de todo lo que produce La Mala María.
Base de uvas pedro ximénez elaborado como naranjo para la línea Brujos Botanistas y como blanco para Le Refuge, los de estilo italiano son más dulzones, amenos y frescos y los del estilo francés, con un profundo predominio de ajenjo, más amargos y complejos.
“El vino te marca la diferencia, por eso partimos de vinos que marquen nuestra identidad y nuestro estilo”, dice Celeste y recomienda tomarlos con mucho hielo, aunque se acepta algo de soda o de tónica. Cuatro ejemplares para elegir y degustar mientras se prepara el fuego, linda experiencia que se puede continuar durante la picada y acompañando lo que se ponga en la parrilla. Las etiquetas ya son todo un espectáculo para engalanar la mesa.
2 Borghetti licor de café expreso italiano, $ 3.700
Un clásico italiano que se vuelve a conseguir en Argentina. Más de 160 años de historia tiene este licor hecho de café expreso al estilo italiano, con agregado de alcohol que propone un sabor intenso, aromáticamente muy complejo y con una intensidad en boca poderosa.
El café se prepara con el sistema Moka (digamos, las tradicionales cafeteras que acá conocemos como las “Volturno”), en la que el agua hierve y la presión la hace subir a través del café molido y genera un café espeso y fuerte que luego se combina con alcohol.
Miles de formas para disfrutarlo: en verano sirve como aperitivo bien frío con hielo y naranja, también puro y bien frío para la hora del postre. Ni hablar de cómo combina en tragos, tanto calientes como fríos. Muy típico de los cafés porteños de mediados del siglo pasado, vuelve a distribuirse a nivel nacional y es una botella que no puede faltar en casa.
3 Guardianes del Cerro Vermut, bodega Durigutti, $ 3.100
Los hermanos Durigutti buscaron una conexión fuerte con sus orígenes italianos y salieron a explorar el mundo de vermú. Guardianes del Cerro es el fruto de esa búsqueda y presentan dos versiones, Bianco y Rosso, ajustando sabores y estilos para que todos queden conformes.
El primero está hecho con una base de pedro ximénez y el Rosso, con la uva cordisco, lo que implica un interesante giro al apoyarse en esta uva poco conocida y que da un estilo refinado. Hay varias capas de sabores y de aromas en estos vermús.
Ideal para hacer tragos jugando con la naranja, la menta, la canela, buscando en la mezcla el sentido del juego al gusto del comensal. Acompaña muy bien los fiambres, ideal para la tardecita al borde de la pileta.
4 Leonce Vermouth Rose Criolla, bodega Lurton, $ 2.900
Una curiosidad que conmueve: François Lurton es de los pioneros franceses en la Argentina haciendo vinos en el Valle de Uco, y hace unos años empezó a desarrollar con su esposa, Sabine, una línea de vermouth al estilo francés rescatando las antiguas recetas de su abuelo Leónce Recapet.
La cuarta entrega de esta línea de vermouth responde a varias cuestiones: es el más nacional de todos porque está hecha con una rica base de vino rosado de uva criolla, lo que da un sabor especial y diferente. Lleva 21 botánicos, con buena presencia de cítricos y de tonos herbales que lo hacen complejo. Todo amalgamado implica un sabor refrescante y grato para combinar en diversos tragos de verano.
Hermoso color naranja con tonos cobrizos, como no es filtrado tiene una turbiedad que da presencia en boca. El intenso amargor le confiere una identidad óptima para el verano.
5 Dante Pet Nat, bodega Dante Robino, $ 6.000
El Pet Nat es otra de las nuevas tendencias que está mostrando el mercado nacional en su idea de atraer a los jóvenes con estilos abiertos, diferentes y juguetones. En este caso, la bodega Dante Robino hace un maravilloso experimento con torrontés, la uva insignia nacional, para hacer este Pétillant Naturel, nombre original de este antiguo método francés de hacer espumosos con una sola fermentación, mientras que con el afamado método del champán se requieren dos fermentaciones.
Por eso la turbiedad del líquido: hay que agitar la botella y servir con las borras en suspensión para degustar los complejos sabores que surgen. Profundo aroma a pera, cáscara de limón, un toque de amargor en boca, finísimas burbujas y una cremosidad agradable con bordes ácidos, es una elección sugestiva para la tarde acompañando quesos y fiambres. Fresco y sorprendente, es como tomar un espumante tal como se hacía en el siglo XVI.
6 Chandon Apéritif, $ 3.200
Con base en el espumante más reconocido a nivel nacional, con un intenso y elegante toque de cáscara de naranja, hierbas varias y un dejo frutal, el Apéritif de Bodega Chandon es una apuesta descontracturada para el consumo de espumantes porque se puede tomar con mucho hielo, naranja fresca, pomelo, hojas de menta o carqueja, peperina, cardamomo. Con lo que a uno le guste o se le ocurra.
Todo lo prohibido en el espumante está permitido en el Apéritif, que reencuentra una antigua y tradicional receta francesa apuntando al consumo joven. Fresco, sabroso, sorprendente, las burbujas dan felicidad y los sabores que acompañan a esta base espumante encantan el paladar y auspician un buen pasar.
7 Niempëdo, bodega Dante Robino, $ 1.500
La bodega Dante Robino lo hizo de nuevo: en 2021 presentó su espumante LPMQTP, haciendo alusión al espantoso año que pasamos por el confinamiento por coronavirus. En su estrategia de cosechar atención en función de los discursos populares que dan vuelta por el entramado social, recoge la famosa frase y la domestica en tono jocoso para deleite de los jóvenes.
Porque este es un espumante joven sin exageraciones, y la característica central es que casi no tiene alcohol, apenas un 0,6%. O sea, para todo público que quiera pasar un rato divertido tomando una bebida levemente burbujeante con reminiscencias a un extra brut navideño.
La tendencia de los vinos poco alcohólicos o directamente sin nada de alcohol es fuerte en el mundo y Niempëdo es una de las primeras aproximaciones de lo que podría venirse en Argentina.
8 Sidra Patagonia Isidra, $ 510
Otra de las bebidas perfectas para el verano que no tienen la atención que se merece. No hay que esperar las ofertas o las sobras de fin de año para tomarse una buena sidra. Es una bebida sabrosa y rica para todo el año, en especial en el verano, porque es refrescante, suculenta, burbujeante, levemente ácida y acompaña bien varias comidas.
Patagonia presentó el año pasado esta versión en una cómoda lata que además es algo así como una sidra premium, ya que está elaborada con manzanas de la Patagonia y engalanada con saúco, lo que aporta, aparte de un lindo color, una sabrosa combinación afrutada y con dejos a madera. Hay que volver a tomar sidra porque es una bebida llena de sorpresas.
9 Andes Origen Fresquita, $ 320
La cerveza es un clásico de verano. En los últimos tiempos, han explotado las variedades y estilos, para bien de un mercado que estaba saturado de opciones muy similares y de poca consistencia.
Andes Origen presentó para este verano una cerveza muy liviana con toques de naranja, quinoto y jengibre, dando como resultado una espumosa sensación de frescura liviana. Para los que no gustan del amargor de la cerveza, es una opción veraniega bien ligera y suave, para acompañar la picada a la tarde.
10 Quilmes Doble Malta, $ 250
El lúpulo es una planta que cambió el destino de la cerveza. Cuando se lo empezó a utilizar en la Edad Media, resultó un buen contrapunto para domesticar la acidez natural resultado de la fermentación de los granos. El amargor suele tener en la escala del paladar humano un carácter negativo, pero en la cerveza es fundamental.
La nueva etiqueta de la tradicional cerveza Quilmes apunta hacia ese segmento más impulsivo que busca el carácter intenso en la cerveza y lanzó al mercado esta doble malta, cuya característica central es el amargor conjugado con una buena cremosidad y peso en boca, espuma contundente y buen arrastre. Una opción de intensidad para acompañar los clásicos momentos y los platos del verano.
