No vamos a exagerar ni a llorar, pero es muy difícil comer algo diferente en Córdoba, una ciudad que se especializa en mucha cantidad pero poca variedad en las propuestas gastronómicas que van surgiendo en los diversos polos gastronómicos.

Si hay poca cocina internacional, menos que menos hay de cocina oriental, más allá de los salteados tradicionales de los restaurantes chinos o de los “especializados” en sushi de salmón rosado, queso y palta. Comer algo diferente se hace cada vez más difícil en Córdoba.

Y lo de Raisu (ubicado a media cuadra de Nakama, sobre Ayacucho) es realmente muy bueno, vuela alto y sin escalas hacia la cocina de inspiración coreano-japonesa, en un ambiente con un diseño de interiores minimalista, cuidado, exquisito. ¡Es un lugar hermoso!

Raisu, comida coreana y japonesa en el centro de Córdoba. .

Nos sentamos en nuestro box y los hashi ya están sobre la mesa, apoyados en una pequeña piedra que induce a percibir una conexión con algo grande. Es probable que esta visita no pase desapercibida en la agenda gastronómica interior que todos llevamos dentro.

La carta

Lo primero que llama la atención es que la carta no tiene entradas. Va derecho a los platos principales. Todos incluyen sopa, ensalada, pickle y un “acompañamiento del día” que es sorpresa. Son pequeños detalles que suman a la experiencia.

Otra rareza es que no hay botellas de vino, solo se despacha por copa ($ 3 mil); y según explicaron, es para evitar sobremesas largas. Es un restaurante pequeño y, por lo que se ve en las reservas (se accede por Instagram), no es fácil obtener una mesa o un lugar libre en la barra.

A todo esto, la iluminación y la deco son realmente simples y elegantes, sin estridencias ni referencias obvias. Todo muy cuidado, natural, con una calidez que da gusto vivenciar.

Los platos

La carta presenta varios hits, como el carré de cerdo rebozado en panko, carne de ternera marinada en salsa de soja cocida a la chapa, o un bife de chorizo jugoso pero con wasabi, huevo escalfado, aceite de cebolla y arroz especiado. Magia sobra en las composiciones.

Nosotros fuimos primero por el Bibimbap ($ 11.500), un plato clásico de la cocina coreana que significa “arroz mezclado”, así a secas. Pero lo que llega realmente es mucho más que esa traducción literal. Llega un plato lleno de misterios y sabores lejanos.

En un cuenco de piedra se cocina a fuego directo el arroz con una serie de vegetales, carnes, hongos y especias. Todo llega delicioso, en puntos de cocción que permiten disfrutar los sabores en plenitud, con texturas varias, un toque de picante y una yema que fluye en su clímax.

Luego otro plato coreano: Galbi-jjim ($15 mil), que plantea una verdadera situación oh my god, con un sabor bien profundo, concentrado, paciente. Es un estofado de costilla de vaca marinado en salsa de soja especiada, papa, zanahoria, batata, ajo y jengibre.

Al igual que el plato anterior, hay complementos de aceite de sésamo, brotes y cebollita de verdeo, acompañado con bowl de arroz que, sin dudar, hay que mojar con los jugos del cuenco. La única duda a esta hora pasa por usar los palitos o la cuchara. La ansiedad de cada comensal define el camino, pero lo cierto es que hablamos de un plato realmente exquisito que vale la pena probar.

Baño y postre

Antes del postre, pasamos por el baño y sigue la senda del bien planteada en la fachada, en la recepción, en la salsa y en su cocina a la vista. Impecable todo. También la atención, el servicio de mesa, sobre todo cuando aparece en escena la propietaria y pone las cosas en su lugar.

De postre, fuimos por el Cremoso de miso ($ 3.500), una rareza total que emula a una creme brulée con su caramelo, pero que la cremosidad se compone de miso, pasta fermentada de soja, logrando contrastar lo dulce y lo salado de una manera reamente desconcertante.

Si algo sobra en este lugar es el umami. Raisu es una muy buena visita para agendar, un espacio que pone a Córdoba un pasito más adelante en cuanto a propuestas de nivel global.