No es reapertura, ni mucho menos inauguración. Hace tiempo que Socavones, el restaurante que está en la Bodega Terra Camiare en Colonia Caroya, ofrece al público una carta importante acompañada de los vinos de la bodega. Ahora prefieren hablar de “reencuentro” como una nueva etapa en la que este restaurante de bodega quiere volver a acercar a los comensales al lugar en el que podrán probar todos los vinos de la bodega y comer de la mejor manera posible.
La idea de “reencuentro” propone que el lugar sea un espacio de unión, una conjunción de principios que hacen de Socavones una referencia gastronómica, porque ofrece la característica de ser el único restaurante de bodega en Córdoba en donde se puede comer a la carta y degustar toda la variedad de vinos que la bodega elabora.
La conjunción de vinos propios cada vez más ajustados y refinados, con excelentes puntajes por parte de críticos internacionales, con la experiencia gastronómica en una zona que se caracteriza por la herencia culinaria de los inmigrantes italianos mezcladas con las tradiciones criollas, hacen de este vínculo un tentador espacio para salir y probar.
El vino como estrella
El restaurante Socavones está pensado como una experiencia del vino, es decir, el vino es la estrella: Terra Camiare tiene excelentes vinos y la apuesta del restaurante es mostrarlos, combinarlos, ofrecer un espacio pensado para pasar el tiempo rodeado de viñedos y de campo, combinando buenos vinos con productos de la zona.
En esta etapa convocaron a Octavio Vivar, un joven entusiasta que vino desde Tierra del Fuego para estudiar gastronomía, se instaló en Colonia Caroya, se recibió en Azafrán, fue ayudante de cocina en este mismo lugar y ahora quedó como chef, apuntando a un perfil joven en contacto con la zona.
“No queremos ir con algo que no tenga que ver con el entorno” dice Octavio, “pensamos primero que nada en el vino y después en los productos de la zona, generando calidad a partir de porciones abundantes, productos del entorno y maridaje con vinos de la bodega”.
La antigua bodega restaurada es toda una maravilla para los ojos y un lugar cálido y ameno para comer, con espacios amplios, una galería vistosa y la sensación intensa de estar comiendo en una construcción centenaria.
Socavones recibe al comensal con uno de los vinos típicos, el imperdible y maravilloso rosado de Isabella, un rosé fresco, fragante, una joyita de la herencia inmigratoria, ya que es único en el mundo por las características que tiene esta uva en Colonia Caroya.
Aun cuando en la lógica de los vinos el white blend que sirven al principio sugiere algún queso o fiambre, nada mejor que empezar con una empanada para calibrar el paladar y observar que este vino blanco sabroso y de buena acidez queda bien con todo.
La empanada es de buen tamaño, con masa casera, lomo cortado a cuchillo en grandes trozos, jugosa y hecha a la parrilla, lo que la deja crocante y tenuemente ahumada. También se puede pedir la provoleta asada o una picada típica de la Colonia para disfrutar el vino de entrada. Si pensamos que la experiencia principal pasa por probar los vinos de la bodega, se recomienda tomar por copa para degustar varios.
La abundancia genera placer
Los platos principales van por el lado de las carnes a la parrilla y las pastas: un monumental T-Bone, bife de chorizo, malfatti de espinaca y ricota, sorrentinos de calabaza asada, son los platos suntuosos que ofrece la carta, más allá del plato del día que propone el chef.
“Uno de los problemas que teníamos antes es que queríamos hacer cocina de pasos con platos muy elaborados, y en esta zona a la gente le gusta comer bien y mucho” explica el chef y señala que los platos abundantes terminan atrayendo a la familia, porque en muchos casos permiten compartir.
El plato del día sugerido es bondiola asada con papas bravas, y verdaderamente son platos abundantes, con carne jugosa y aromas ahumados. Las carnes asadas maridan perfecto con los vinos de alta gama como el Gran Quilino y el Socavones pinot noir y ancelotta, dos grandes obras de la enología de Gabriel Campana que año a año mejoran mostrando que los vinos de Córdoba no tienen techo.
En la entrada, la bodega muestra orgullosa la reciente calificación de los más importantes críticos de vinos: entre 92 y 94 puntos en las guías de Tim Atkin y de James Suckling justifican el enorme esfuerzo que viene haciendo Terra Camiare para posicionar los vinos.
Pasear entre los viñedos
El fuerte del restaurant está en los mediodías porque es una excelente excusa para pasear por los viñedos y caminar entre las antiguas instalaciones que permiten valorizar el pasado. Socavones está pensado para pasar el tiempo, probando los vinos, saboreando productos del entorno con precios accesibles y la generosidad de los platos.
“En el maridaje trabajamos en equipo: cocina, enólogo, propietarios y todos los que están acá para lograr transmitir una experiencia única en Córdoba que apunta a atraer comensales de todos lados” dice Octavio. Para comprender el trabajo en equipo señala que por ejemplo la salsa criolla no tiene ajo porque eso afecta al vino.
Si faltaba algo para terminar una experiencia de alto nivel, presentan como postre un nuggat de crema ácida con texturas crocantes y helado de miel de caña, acompañado de una de las nuevas estrellas de la bodega, el espumoso Bulla de burbuja pequeña, buena acidez y tensión.
Para los fanáticos de las experiencias diferentes, hay que estar atentos porque los viernes suele haber noche de jazz y los sugeridos del chef cambian de acuerdo a la estacionalidad de los productos y la logística de los alimentos, un encuadre especial para disfrutar la cocina de entorno iluminada por los vinos.