Estación Norte: para disfrutar al sol en el nuevo paseo del Mercado

El fileteado de las ventanas ya lo enmarca como un lugar en el que lo tradicional se hará presente. Es que Estación Norte, uno de los resto bares del Mercado Norte de la ciudad, nació para ser un clásico, para recrear lo más típico de nuestra gastronomía nacional.

Además del cafecito de la mañana, aquí se puede disfrutar de una variada carta que incluye picadas, parrilla, pizzas, pastas, ensaladas, lomitos, hamburguesas y hasta tex mex. De todo un poco. Pero lo que sin dudas llama más nuestra atención, un día pandémico al sol, es la carne.

Antes de hablar de eso (que será lo importante), vamos a decir que la “supermanzana” del Mercado vino como anillo al dedo para estos días en que los restaurantes sólo pueden abrir hasta las 19 si tienen mesas al aire libre.

Todos los restaurantes del Mercado tienen sus mesas a disposición en las calles que lo rodean.

Con empanadas y vino

Como Calamaro en Alta Suciedad, celebramos esta oportunidad de comer al aire libre con una entrada de Empanada ($ 70) y Copa de vino tinto ($ 130). Lo mejor del servicio de vino en copa es acercarse hasta la mesa y servir frente al cliente, cosa que esta vez no sucedió.

Es un detalle que hace a la ceremonia, a la experiencia, a la mística que carga el vino sobre sus espaldas. Es la bebida nacional y merece al menos una pequeña atención. Que Argentina sea un país vitivinícola, es algo para destacar, cada día del año.

La empanada resultó muy buena: frita, jugosa, con abundante cebolla de verdeo y huevo. Antes de eso, la casa había invitado como appetizer una mayonesita a la provenzal, para disfrutar con grisines y pan del día.

Más clásico, no podría ser. Mientras tanto, el sol sigue calentando este mediodía de otoño.

Tapa de cuadril

De principal, como dijimos, optamos por la carne, que ya no es tan “nuestra de cada día”, por los precios exorbitantes que ha alcanzado en el último tiempo. En este caso y entre diversos cortes, elegimos uno bien cordobés, la Tapa de cuadril ($ 770).

Este corte viene de la tradición parrillera de Jesús María . Se trata de tres bifes, en este caso, cortados al sesgo de la punta del cuadril, sin retirar la grasa. Es ley pedirlos jugosos.

Por suerte, el parrillero cumple. Sólo falta tal vez un toque final de sal. Qué buen gesto de superación gourmet sería aportar para estos casos una sal marina en escamas, ¿no? ¿A cuántas personas se lo contaría el afortunado que experimentara esa sensación?

Sería un pequeño detalle que sumaría puntos en el servicio.

Rúcula fresca

Más “de mercado” que esta Ensalada de rúcula y parmesano ($ 220) no debe haber. Bien verde, crujiente, amarga y picante en su justa medida. Un buen gesto de Estación Norte fue preguntar si preferíamos la ensalada con aceite de oliva o con aceite de girasol.

Aprovechando el convite, pedimos una cazuela para probar el aceite. Es una práctica que sirve mucho para hablar (también) de aceite de oliva y tratar de ir siempre en busca de lo mejor para nuestras comidas.

Un buen aceite debería tener un sabor afrutado, fresco, nítido, con algo de amargor y picor según la variedad con la que haya sido elaborado. Nunca debe tener olor ni sabor a aceituna fermentada, ni a algo rancio, que puede demostrar una mala conservación o bien la elaboración con residuos de las primeras extracciones.

Postre

De postre, cómo no hacerlo, vamos a pedir un Flan de huevos ($ 160). Lo pedimos sin crema ni dulce de leche, para ir en busca de su más puro sabor a flan. Y por suerte, el caramelo fue tan logrado e intenso que cumplió el rol que le es asignado: aportar otra textura y otro sabor en cada bocado de nuestro postre.

En fin, Estación Norte es un buen lugar para comer. El servicio es ágil y atento. Las comidas típicas están bien representadas en este Mercado Norte que hoy saca sus mesas a la calle, para que la rueda de la gastronomía pueda seguir girando en este contexto tan particular que nos toca vivir.