El percusionista peruano Bam Bam Miranda falleció este viernes en un hospital provincial, adonde fue internado tras sufrir un ACV el jueves por la noche en el mismo escenario del Teatro del Libertador. Bam Bam empezó a despedirse en el tablado mismo del máximo coliseo, donde se desarrollaba la celebración del 190° aniversario de la independencia del Perú. Estaba feliz, en su salsa, haciendo chistes.
Sólo una indicación de que le bajaran el retorno del cajón que percutía se puede tomar desde hoy como un indicio de que algo andaba mal. La muerte de Bam Bam conmocionó a todo el ambiente artístico de Córdoba, ciudad que lo recibió hace casi 20 años. Porque Miranda nació en Lima pero era un cordobés más. Fue en nuestra ciudad donde encontró su lugar en el mundo, trabajando a la par de un gigante de la música popular, Carlos "la Mona" Jiménez, y desarrollando un por siempre postergado proyecto de jazz latino, Guarango. Con Guarango tocaba al momento de su descompensación, en el marco de una jornada de júbilo para la comunidad peruana residente en Córdoba. Otro dato triste es que el grupo se queda sin registrar lo excelso de sus directos, ya que Bam Bam planeaba entrar a estudios en los próximos meses.
Solidario y solícito, Bam Bam Miranda era el invitado permanente en los shows que daban en Córdoba los grandes y no tanto del rock argentino, quienes le reconocían "tener calle" y un talento formidable. Bersuit y Divididos lo convocaban regularmente, pero fueron Pity Álvarez, Joaquín Levinton, Pato Fontanet y, por sobre todos, Willy Crook quienes cultivaron la amistad con él.
Desde la niñez
Miranda empezó con la música en su más tierna infancia en Lima, con el barrio de Miraflores como contexto. "Es un barrio muy señorial y mi familia era de clase media acomodada, pero nunca muy acomodada del todo (risas). Empecé a tocar en la banda de Los Maristas. Empecé con un flugel, una trompeta baja. Después, seguí con el corno francés y una tuba chica. El tema de la percusión se dio cuando pasé del bajo a la batería. Y una vez que mis manos contactaron con algunas superficies, me enamoré. No hubo vuelta atrás", le contó a VOS en una entrevista a fondo de marzo de 2007. Bam Bam estudió con Amador Ballumbrosio, una leyenda del cajón peruano, que comparte el podio del instrumento con Ronaldo Campos. Campos, por su parte, fue el fundador de Perú Negro, un combo legendario en el que Miranda llegó a tocar desafiando estándares étnicos: fue el primer blanco en percutir allí.
En los umbrales de la adultez, el padre de Bam Bam lo puso ante la conocida disyuntiva de trabajar o estudiar. "Elijo trabajar, y lo hago junto a un amigo que había armado una empresa de extracción forestal –reveló–. Me asocié con él y enfilé para la selva. Me establecí junto a la tribu de los indios Ashalinga. Ellos están el Amazonas peruano, en el alto Bucayali. Ahí tengo un hijo, Sharawtonky, que debe tener 27 años".
Del pulso chamánico de la selva a Lima para tocar con Chabuca Granda en lo que sería su institucionalización como músico profesional. Y de ahí, a Nueva York para hacerse fuerte en la escena del jazz latino. Fue durante esa efervescencia que Bam Bam comenzó a tender lazos con la Argentina. Miranda llegó al país de la mano de Alejandro Lerner, allá por 1985.
Conexión Córdoba
La conexión con Córdoba fue también de lo más azarosa, dado que responde a un encuentro casual con Carlos Mona Jiménez en la discoteca porteña Cemento. Se produjo en una noche de comienzos de los '90, en la que "el cordobés más famoso" fue homenajeado por toda la fauna rockera de Buenos Aires. Por entonces, Bam Bam ya era parte del paisaje musical de Capital Federal; ya había sumado colaboraciones con los Vitale, con Teresa Parodi, y participado de grabaciones varias. También había compartido experiencias con su hermano Manuel, un multi instrumentista que llegó a tocar con La Portuaria y ser miembro estable en las bandas de Lito Vitale. Así recordó Bam Bam la génesis de su
sociedad con Jiménez: "Cuando Carlos fue a tocar a Cemento con Fito Páez, charlamos algunas cosas y después lo terminé de conocer en Córdoba, por intermedio de Gabriel Braceras. Hicimos un disco que se llamó La Mona Tecno. Un tiempo antes, me establecí en Santa
Rosa de Calamuchita para dar clases".
"Laburé un año y me vine a hacer ese disco. A Carlos le gustó y me dijo que, después de los carnavales, me contrataba. Faltaban cuatro meses y pensaba que no se iba a acordar, pero se acordó. Empecé un 25 de marzo de 1992, días después de que me fue a buscar personalmente a mi casa de barrio Güemes. Se armó un revuelo bárbaro cuando fue", completó.
Bam Bam Miranda dejó huella en el cuarteto característico. Fue mucho más que un "planta permanente" del máximo referente de nuestro ritmo regional. Y en su última entrevista para VOS, trazó coordenadas en torno a su legado: "En esta ciudad hay muchas orquestas y es un pueblo muy bailarín. Pero la música característica de la que desciende el cuarteto carece de swing o al menos de lo que yo entiendo por swing."
"La de ustedes es una música que gira como una pelota, y la música con swing debe girar como un huevo. Y ése es el trabajo que hice con Jiménez. El pequeño cambio en la acentuación de los ritmos caribeños como el merengue, la conga cubana, el mozambique. Logré que el bailarín no sólo se mueva hacia adelante sino que aprenda a rotar las caderas", concluyó Bam Bam, un patrón del ritmo que seguirá mandando en nuestros corazones.
Amistad a primera vista
Bam Bam siempre destacaba que fue Alejandro Lerner quien lo trajo a la Argentina. "Me convocó para tocar con él en 1985. Lo conocí en Nueva York. Él iba a bailar al Village Gate y era un pata dura. Con Machito hacíamos lunes Village Gate, y recorríamos en la semana Palladium, Casablanca y Salsarengue Love Boat. Un día vuelvo a Lima y mi vieja me dice 'te llama un tal Lerner'".
Ahora es VOS el que llama al compositor argentino a Los Ángeles para que reconstruya esos años: "Me fui a New York a estudiar. Me había tomado un tiempo sabático para ver qué pasaba en una de las cunas del jazz del mundo; y ahí me lo cruzo a Bam Bam, un peruano dueño de una potencia y un swing increíbles a la hora de percutir. Lo vi tocar y quedé estupefacto. Hicimos buenas migas".
Lerner dice que en ese momento obró con el corazón, y que no dudó en convocar a Bam Bam apenas volvió al país. "Habíamos hablado sobre la posibilidad de hacer algo juntos y yo me lo tomé en serio así que lo llamé".
–¿Te visitaba cuando tocabas por aquí?
–Se acercaba a mis conciertos en el Orfeo. Manteníamos viva nuestra amistad.
–¿Por qué creés que quedó prendado del cuarteto?
–Hay gente que cree que tocar cuarteto es fácil. Bam Bam encontró algo que lo motivó, evidentemente, y le ha dado un sabor original (y extra) porque él viene de una raíz más africana. Y no sólo fue el cuarteto lo que motivó a Bam Bam a estar entre ustedes. El ánimo que tiene Córdoba es completamente distinto al de otras ciudades. Córdoba es lo menos melancólico de la Argentina.
Con Bam Bam Miranda, se fue el ritmo
Miguel Ángel Miranda falleció este viernes, luego de haber sufrido un ACV en el Teatro del Libertador. El percusionista peruano fue un músico formidable.
29 de julio de 2011,
