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VOS / Libros / escritores

¿No se puede vivir del amor?

Diez escritores cuentan cómo resuelven sus economías personales.

5 de marzo de 2010,

16:51
Emanuel Rodríguez
Emanuel Rodríguez
¿No se puede vivir del amor?
Collage de Miguel De Lorenzi

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El sueño de no depender más que del propio talento o la libertad de que el talento no sea imprescindible. El ideal de no hacer más que lo que a uno le apasiona, o la estrategia de convertir a la pasión en un descanso. Y lo peor: la fatal posibilidad de que estar en uno u otro lado del asunto no sea una elección.

Para un escritor, ¿es importante poder vivir exclusivamente de la literatura? "Vivir", claro, en el sentido económico del término: llegar a fin de mes, pagar las cuentas, comer todos los días, ir al cine, comprar libros y discos, invitar a los amigos a un pequeño banquete. Vivir, en ese sentido un tanto chato pero imprescindible que le impone al curso de los días la necesidad de tener dinero para moverse en el mundo real. ¿Cuántos escritores pueden hacer eso sólo escribiendo? ¿Cuántos autores argentinos podrán vivir sólo de sus libros?

No es un tema sencillo de abordar. Tiene el halo de incomodidad propio de meter en una misma bolsa algo de tradición tan "sagrada" como sentarse a escribir, y algo tan vil como el metal. A muchos autores incluso les cuesta admitir las relaciones entre literatura y negocio, como si se tratara de un tabú o de un dato de sus intimidades que no están dispuestos a sacar a la luz. De hecho, de los 20 autores consultados para esta nota, sólo 10 accedieron a contar cómo se las arreglan.

Tres que sí
La primera pregunta que les hicimos a los escritores es: ¿puede vivir de sus libros?  Sólo dos respondieron afirmativamente: Sergio Aguirre e Iván Ferreyra. Cristina Loza aclaró: "Podría si tuviera gustos más sencillos, pero tengo lo que se llama 'ojo caro'. Los placeres del espíritu son los más onerosos. Mi tarjeta Naranja se pone violeta cuando entro en las librerías, o si de música se trata".

Aguirre es autor de La venganza de la vaca y El misterio de Crantock, entre otras novelas incorporadas a los 2 planes de estudio de los colegios secundarios de América latina. Antes de ganar el accésit de editorial Norma que le permitió ese cambio de vida, fue psicólogo en el Hospital Neuropsiquiátrico y coordinó talleres en ese lugar durante casi 20 años. 

Iván Ferreyra (El resentimiento, El hombre que ganaba por cansancio) cuenta: "Cuando empecé a creer que podía vivir de mi escritura empecé a despegarme de lo que no generaba el discurso que me interesa. Trabajé durante seis años en clubes de fútbol, Racing y Talleres: salieron dos novelas. Me encargaba de la basura, atender las demandas de dirigentes y barrabravas, organizar los partidos y complacer a los empleados, fue mi primer roce con el poder de contar una historia. Luego trabajé en una whiskería en un pueblo suicida de Tucumán (que es mi tercera novela, Ya no escucharás hablar de Islandia, a editarse en abril probablemente)". Actualmente no paga el alquiler con los derechos de autor, pero: "Considero que uno empieza a vivir de la literatura o de su obra cuando deja todo en torno a eso... vivir de los libros requiere un esfuerzo cotidiano, activista y egocéntrico".

Cristina Loza es autora de El revés de las lágrimas y La hora del lobo. Acaba de cerrar un importante acuerdo con Emecé para la publicación de su próxima novela, dentro de dos años, en uno de los pagos por anticipo más onerosos de la historia literaria local. Antes de que el éxito tocara a su puerta, trabajó como "fisioterapeuta, quiropráctica, vendedora de publicidad, de sandalias, de vinos, pólizas de seguro, maestra de guardería, empresaria (tuve un pool), madre, esposa, amante, maga y bruja".

¿Cómo lograr lo que ellos? Sergio dice que no puede dar consejos. Cristina, sí (ver "Si creo, puedo"), e Iván sugiere: "Vivir por la literatura, dejar todo, padecerla, sufrirla, sentir que no tenés nada, alejarse, encerrarse... El abismo es la clave".


Los que no

Jorge Fernández Díaz, Juan Terranova, Sergio Olguín, Aníbal Jarkowski, Federico Falco, Sergio Gaiteri y Vicente Luy no viven de sus libros. Fernández Díaz, autor de La logia de Cádiz y editor de ADN Cultura de La Nación, explica: "El único trabajo rentado que tengo y con el cual paro la olla desde hace 30 años es el periodismo. Trabajé durante todos estos años en diarios y revistas mientras escribía mis libros". Lo mismo ocurre con Olguín: el último ganador del Premio Tusquets es editor de Cultura del diario Crítica y director de la revista La mujer de mi vida. Jarkowski, por su parte es docente: el autor de la novela El trabajo es vicerrector del colegio Paideia en Buenos Aires y docente de la cátedra Literatura Argentina II en la Facultad de Filosofía de la UBA.

Gaiteri (Los días del padre, Certificado de convivencia) también es docente en colegios secundarios y terciarios de Córdoba, y Falco (00, 222 patitos) también lo fue, en la Universidad Blas Pascal, mientras vivía en esta capital. Actualmente vive "del estipendio de una beca". Terranova (Lejos de Berlín, El bailarín de tango) se las rebusca bastante: "Hago docencia X, ayudo a la editorial Y, escribo periodismo Z y enseño a leer. Trabajo todo el tiempo y vivo con lo justo. Digamos que los mejores meses junto unos tres mil pesos".

Vicente Luy (No le pidan peras a Cúper, La vida en Córdoba) es una excepción. Atentos: "Cobro una pensión por invalidez (bipolaridad). Son $ 561,69 pesos por mes. Ahora me han ofrecido hacerme cargo de las planillas de las canchas de tenis en el Córdoba Athletic. Debería anotar a los players, ver que tengan el carné al día, y evitar trampas y abusos, que lamentablemente abundan. Por eso están buscando un quía. Me pagarían 1500 por 6 horas diarias. Pero está el Mundial, y no creo que acepten darme vacaciones a los 3 meses de empezar. Igual, lo estoy pensando. Vivo mantenido por amigas del alma que no curten conmigo. No es un milagro; es consecuencia del amor".

¿Cuánto tiempo de escritura le quitan esos otros empleos a los escritores? No parece ser un problema. Jarkowski dice: "Trabajar, en sí, es que nos quiten el tiempo; lo vendemos por una cantidad de dinero a cambio. Dadas así las cosas, yo no puedo siquiera imaginar que, de tener ese tiempo libre, lo dedicaría a la escritura".

Fernández Díaz opina: "Yo escribo desde siempre en los márgenes de la vida: trenes, bares, horas después del cierre, fines de semanas. Me acostumbré a eso, de manera que no sabría escribir de otra manera. Si tuviera la literatura a tiempo completo creo que me atacaría un bloqueo creativo y no podría escribir una línea".

Falco describe: "Por lo general reservo dos horas diarias a la escritura. Siempre a la mañana, siempre recién levantado. No necesariamente uso ese tiempo para escribir. Hay días en que sólo leo o investigo algo que me parece puede servirme, o releo lo escrito. Después, alrededor de las 10 de la mañana, comienzo con mis otras ocupaciones". Olguín, por su parte, dice: "Lo único que me quita tiempo para escribir es tener que pensar cómo llego a fin de mes. Si eso está asegurado, no hay trabajo que me quite un solo minuto al tiempo que le dedico a la literatura".

Gaiteri señala que el tiempo que se llevan las ocupaciones no literarias es "Mucho", aunque aclara: "Se recupera con orden y voluntad. De cualquier manera, para un escritor realista estar en el mundo, mirar y escuchar a los otros nunca es una pérdida de tiempo".
Hay escritores que lo quieren y escritores que no, escritores que lo necesitan y escritores que no tanto. Todos saben que, como utopía o como manera de estar en el mundo, vivir de la literatura exige por lo menos un extraordinario esfuerzo, que casi siempre coincide con un extraordinario placer: sentarse a escribir.

AUTOR POR AUTOR

JUAN TERRANOVA

¿Puede vivir de sus libros?
No puedo vivir de lo que se paga en adelantos y derechos de autor. Las editoriales grandes te dan 2500 pesos de adelanto por una obra de ficción. Negro Absoluto me pagó 5000 pesos por Lejos de Berlín, pero fue excepcional. Si escribiera otro tipo de libros, quizás podría. Por mis libros de crónicas percibí sumas más importantes. Una vez, con los derechos de autor de un libro logré pintar mi casa. Fue interesante ver cómo mis esfuerzos intelectuales se transformaban en trabajo manual.

¿Qué otros trabajos rentados tiene?
Me inventé muchos y diferentes trabajos para subsistir. Hago docencia X, ayudo a la editorial Y, escribo periodismo Z y enseño a leer. Trabajo todo el tiempo y vivo con lo justo. Digamos que los mejores meses junto unos tres mil pesos. A veces puede ser un poco más, a veces un poco menos.

¿Cuánto tiempo de escritura le quitan esos otros empleos?
Trato de que sea el menos posible. Hay días que no me puedo ni sentar en la computadora. A veces mientras hago periodismo descubro cosas que me sirven para un libro y hay días en que dispongo de tiempo y me la paso chateando. El tiempo de escritura en todo caso se puede defender. El que se sacrifica enseguida y duele más es el tiempo de lectura. Si tuviera más tiempo a mi disposición, escribiría la misma cantidad de horas pero le dedicaría más momentos a la lectura.

¿Le interesa poder vivir de la literatura?
Me gustaría vivir de mi trabajo intelectual que es lo que intento hacer.
Y quiero agregar algo. Hay escritores a los que les molesta hablar de sus trabajos y sobre todo del dinero que ganan. En general esto pasa porque cuando escriben o hablan corren a sus lectores por izquierda, pero cuando trabajan están muy bien ubicados en nuestro cotidiano sistema capitalista. Si una persona no quiere hablar de dinero o siente pudor, seguramente oculta algo.


JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ

¿Puede vivir de sus libros?
No. Pero estoy acostumbrado. 

¿Qué otros trabajos rentados tiene?
El único trabajo rentado que tengo y con el cual paro la olla desde hace treinta años es el periodismo. Trabajé durante todos estos años en diarios y revistas mientras escribía mis libros.

¿Cuánto tiempo de escritura le quitan esos otros empleos?
Yo escribo desde siempre en los márgenes de la vida: trenes, bares, horas después del cierre, fin de semanas. Me acostumbré a eso, de manera que no sabría escribir de otra manera. Si tuviera la literatura a tiempo completo creo que me atacaría un bloqueo creativo y no podría escribir una línea.

¿Le interesa poder vivir de la literatura?
¿A quién no? Pero no me desvela. Tengo la bendición de tener dos pasiones por igual: la literatura y el periodismo. Y con los años he ido aprendiendo a fusionarlas. Y afortunadamente el periodismo paga las cuentas, con lo cual me siento en plena libertad para crear y arriesgar en el plano artístico.


ANÍBAL JARKOWSKI


¿Puede vivir de sus libros?
No, de nigún modo.

¿Qué otros trabajos rentados tiene?
Soy docente y vicerrector del colegio Paideia y docente de la cátedra Literatura Argentina II en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Hago otros trabajos rentados, pero de manera discontinua, como la escritura de artículos para revistas, prólogos para libros o el dictado de cursos de capacitación.

¿Cuánto tiempo de escritura le quitan esos otros empleos?
Trabajar, en sí, es que nos quiten el tiempo; lo vendemos por una cantidad de dinero a cambio. Dadas así las cosas, yo no puedo siquiera imaginar que, de tener ese tiempo libre, lo dedicaría a la escritura. Probablemente no. Cuando hago mis otros trabajos no tengo la sensación de que, si me devolvieran ese tiempo, estaría escribiendo. Escribí mis tres novelas trabajando en estas condiciones -y aun peores- porque necesitaba escribirlos y en cada ocasión encontré la forma de hacerlo. Por lo demás, escribo de manera lentísima y hago innumerables correcciones. Nunca tuve apuros para escribir; mi interés fue siempre escribir el mejor libro posible, y ese criterio me acostumbró a olvidarme de cuánto tardaría.

¿Le interesa poder vivir de la literatura?
En realidad, vivo absolutamente de y para la literatura porque la docencia y la crítica son, para mí, maneras de la literatura. Ahora, si acoto la idea a la escritura de ficción, entonces no tengo interés en poder vivir de la literatura. Tener más tiempo acaso me permitiría escribir más libros, pero ¿serían mejores que los que ya escribí?


SERGIO OLGUÍN


¿Puede vivir de sus libros?
No, no vivo de la literatura

¿Qué otros trabajos rentados tiene?
Soy editor de cultura del diario Crítica de la Argentina e integrante del consejo de redacción de la revista Lamujerdemivida. También hago lecturas y trabajos de edición para editoriales.

¿Cuánto tiempo de escritura le quitan esos otros empleos?
Lo único que me quita tiempo para escribir es tener que pensar cómo llego a fin de mes. si eso está asegurado, no hay trabajo que me quite un solo minuto al que le dedico de la literatura.

¿Le interesa poder vivir de la literatura?
Es lo que más me gustaría profesionalmente. Escribir y vivir de mis libros.


SERGIO AGUIRRE

¿Puede vivir de sus libros?
Sí, desde hace algunos años.

Antes de vivir de la literatura, ¿qué otras ocupaciones tuvo?
Fui psicólogo en el hospital neuropsiquiátrico, coordiné talleres en el hospital durante casi veinte años, fui educador en la Fundación Bonino, incursioné en psicología organizacional y dicté talleres de escritura

¿Qué consejos le daría a un/a escritor/a joven para poder llegar a vivir de la literatura?
No creo que alguien comience a escribir pènsando seriamente en vivir de sus libros, lo cual es falso porque también los hay. Por mi experiencia, lo que sé por colegas y biografías de escritores, es algo que excepcionalmente sucede, y el primer sorprendido es el escritor. Me parece entonces que cualquier consejo es imposible. Además creo que el oficio de escritor es radicalmente individual, y cada uno tiene una relación particular con su escritura. Un buen consejo para alguien es desastroso para otro. El que desee vivir de la literatura hallará una forma, porque hay diversas.

El hecho de depender económica de su actividad creativa, ¿le impone alguna presión especial a su trabajo?
La presión viene de la mano de la necesidad de producir regularmente , más allá de uno, sus circunstancias, sus ganas, etc. Hasta ahí como cualquier trabajo. Más el temor de que la última novela le guste sólo a uno y a sus amigos.


FEDERICO FALCO

¿Puede vivir de sus libros?
No 

¿Qué otros trabajos rentados tiene?
Mientras estaba en Córdoba, trabajaba en la Universidad Blas Pascal y coordinaba talleres de escritura creativa. En este momento, estrictamente hablando, no tengo trabajo. Estudio y vivo del estipendio de una beca. 

¿Cuánto tiempo de escritura le quitan esos otros empleos?
Por lo general reservo dos horas diarias a la escritura. Siempre a la mañana, siempre recién levantado. No necesariamente uso ese tiempo para "escribir". Hay días en que sólo leo o "investigo" algo que me parece me puede servir, o releo lo escrito, etc. Después, alrededor de las 10 de la mañana, comienzo con mis otras ocupaciones.

¿Le interesa poder vivir de la literatura?
¿Vivir del 10 % reservado a derechos de autor? Ni siquiera lo pienso como una posibilidad remota.


CRISTINA LOZA

¿Puede vivir de sus libros?

Podría si tuviera gustos más sencillos, pero tengo lo que se llama " ojo caro". Los placeres del espíritu son los más onerosos. Mi tarjeta naranja se pone violeta cuando entro en las librerías, o si de música se trata.
Si la respuesta es negativa:

¿Qué otros trabajos rentados tiene?

Mi taller de escritura como resiliencia, y las conferencias y viajes.

¿Cuánto tiempo de escritura le quitan esos otros empleos?

Bastante. Una vez leí que Isabel Allende decía que ella se recluía en su casa de la playa, y no salía de allí hasta tener una novela terminada. Estoy ahorrando para la casa, pero prefiero las sierras o el norte cordobés, para lugar de sosiego. De todas maneras, me gusta la adrenalina así es que corro bastante para lograr ese tiempo de escritura. El taller exige mucho cuidado y respeto,viene gente muy herida, el cuento terapéutico es una herramienta formidable pero la demanda de atención y afecto es muy grande, quita mucha energía; aún así, no lo dejaría, porque es parte de mi vida, como persona y como integrante de la sociedad en la que me toca vivir. 

¿Le interesa poder vivir de la literatura?
Vivo de la literatura, porque en determinado momento me di cuenta que había construído a la escritora, la que me define y significa. Trabajo de escritora, pero siento que cada una de las elecciones y experiencias que hice en mi vida, marcaron éste destino. En uno de mis libros, digo: "Soy una mujer que escribe, soy una mujer que se  escribe a sí misma. Escribir,corregir, tachar, rehacer y volver a escribir, ¿ acaso no es eso la vida? "Eso es vivir de y para la literatura. Y además es redituable, pero como soy una buscadora irredenta de emociones y de nuevas formas de relacionarme con el mundo, la idea de dedicarme solamente a escribir, sin otros horizontes, la reservo para más adelante,cuando la vida misma trace los límites.

Lidiar con los editores (que además son mis amigos), negociar de manera personal mis contratos, es deporte de alto riesgo y tiene que ver con qué valor le pones a tu trabajo. Es muy gratificante, y te estimula para seguir, porque dicen que un buen negocio es aquel en el que de ambos lados del escritorio hay una sonrisa, y a mí me encanta sonreír.

Antes de vivir de la literatura, ¿qué otras ocupaciones tuvo?
Fisioterapeuta, quiropráctica, vendedora de publicidad, de sandalias, de vinos, pólizas de seguro, maestra de guardería, empresaria ( tuve un pool), madre, esposa, amante, maga, bruja ( sí, todos éstos últimos son trabajos).

¿Qué consejos le daría a un/a escritor/a joven para poder llegar a vivir de la literatura?
Que se apasione de tal manera con sus palabras y proyectos, hasta que sean un único motor y pensamiento, que se enamore de lo que hace, acaricie las hojas de papel, y se prepare para parirse a sí mismo. Cuando envié mi novela El revés de las lágrimas al Premio Planeta, muchos sonrieron con escepticismo. A mí lo único que me preocupaba era con qué correo sería más seguro mandarlo. Una voz interna me decía que debía apostar fuerte. y la escuché. Después de que los dioses te tocan el hombro, hay que asumir la responsabilidad. Lo demás viene por añadidura. Mi lema es " puedo si creo que puedo". Hay un cuento muy lindo sobre dos árabes que viajan a la Meca en camello, y a su paso aparece una jauría de perros que no los dejan seguir. Uno de los promesantes,  mirando hacia su destino, sigue al galope, mientras el otro se queda peleando con los animales. Cuando regresa, el que se quedó aún está pegando azotes y gritando para que lo dejen seguir.  La enseñanza es : Si tienes en claro tu meta, no le hagas caso a la perrada.
Te doy un ejemplo de trabajo más azar. Un agente de Berlín, que viene todos los años a la Argentina, llega a Emecé buscando novedades para llevarse a Europa. Entre los que elige está La hora del Lobo. Lo lee en el viaje de avión, se enamora del libro, y se lo lleva a Mondadori. El libro salió en Italia con el nombre Quel que il vento a portato. Las implicancias del acto de escribir son infinitas...y maravillosas por su misterio. 
Hay que atreverse a cruzar el abismo sin red, creyendo en uno mismo. 

El hecho de depender económica de su actividad creativa, ¿le impone alguna presión especial a su trabajo?
Como te decía, trabajo bien bajo presión, pero con La hora del Lobo, que la terminé en un verano tórrido, si hubiera tenido más tiempo, por ahí, quizás desarrollaba más algunos personajes. Para que eso no ocurra, con la nueva novela " Un oso de Karantania", como es muy ambiciosa porque comienzo en Eslovenia en la Primera Guerra Mundial, firmé contrato a dos años, un contrato muy interesante que me sostiene económicamente pero no me condiciona para crear.


SERGIO GAITERI

¿Puede vivir de sus libros?
No

¿Qué otros trabajos rentados tiene?
Trabajo como docente secundario y terciario.

¿Cuánto tiempo de escritura te quitan esos otros empleos?
Mucho, pero se recupera con orden y voluntad. De cualquier manera, para un escritor realista "estar en el mundo", mirar y escuchar a los otros nunca es una pérdida de tiempo.

¿Le interesa poder vivir de la literatura?
La escritura es un oficio particular, pero un oficio al fin. En ese sentido, no estaría mal vivir del mismo. Pero no soy ingenuo y sé que mis textos, por su discreción temática y su ascetismo formal, difícilmente sean atractivos para la lógica del mercado de bienes culturales.


IVÁN FERREYRA

¿Puede vivir de sus libros?


Antes de vivir de la literatura, ¿qué otras ocupaciones tuvo?
Mis ocupaciones varían de acuerdo al avance de mi obra, cuando empece a creer que podía vivir de mi escritura empece a despegarme de lo que no generaba el discurso que me interesa, Trabaje durante seis años en clubes de fútbol, Racing y  Talleres, salieron dos novelas. Me encargaba de la basura, atender las demandas de dirigentes y barrabravas, organizar los partidos y complacer a los empleados, fue mi primer roce con el poder de contar una historia. Luego trabaje en una whiskería en un pueblo suicida de Tucumán, (que es mi tercer novela "Ya no escucharás hablar de Islandia" a editarse en Abril probablemente) donde todo lo construí en base a mi posición de escritor, el que hurgaba y buscaba una historia, tenía un programa de radio donde desplegaba poesía y música absurda para un pueblo de cumbia demencial. Cuando volví trabaje en Ecipsa una multinacional donde redactaba nombres de countrys, spots, todo lo relacionado con la construcción, también trabaje en una empresa de contenidos donde redactaba horóscopos y elaborada crucigramas y auto definidos, guione un programa onda La noticia Rebelde en Canal C con un actor clase V corta muy bizarro, todo muy under, considero under a todo lo que no me da plata. La pregunta, ¿Qué es vivir de la literatura?, de acuerdo a todo lo que te comente anteriormente, considero que uno empieza a vivir de la literatura o de su obra, cuando deja todo en torno a eso, yo desde mi primer novela y desde la salida de mi revista (recovecos) todas las construcciones estaban hechas en torno a esa supervivencia, y vivir de los libros requiere un esfuerzo cotidiano, activista y egocéntrico.

¿Qué consejos le daría a un/a escritor/a joven para poder llegar a vivir de la literatura?
Como yo soy un coleccionista de sentencias, una vez leí una en un diario de New York que decía, "Nunca des un consejo, los necios no lo escuchan y los inteligentes no lo necesitan", yo quizás puedo sugerir vivir por la literatura, dejar todo, padecerla, sufrirla, sentir que no tenés nada, alejarse, encerrarse, y en ese estado aparecen las opciones que uno puede afrontar acerca de escribir, acerca de sostener lo que necesita de lo que escribe. El abismo es la clave.

El hecho de depender económica de su actividad creativa, ¿le impone alguna presión especial a su trabajo?
Las presiones en este aspecto son extremas, es donde se demuestran las condiciones, el poder de la historia que uno tiene para contar, y eso es una medida constante que determina el futuro inmediato y en lo que uno decide dejar la existencia.

VICENTE LUY

¿Puede vivir de sus libros?
No.

¿Qué otros trabajos rentados tiene?
Ninguno.
Cobro una pensión por invalidez (bipolaridad)
Son 561,69 pesos por mes.
Ahora me han ofrecido hacerme cargo de las planillas de las canchas de tenis en el Córdoba Athletic. Debería anotar a los players, ver que tengan el carnet al día, y evitar trampas y abusos, que lamentablemente abundan. Por eso están buscando un quía.
Me pagarían 1500 por 6 horas diarias. Pero está el Mundial, y no creo que acepten darme vacaciones a los 3 meses de empezar.
Igual, lo estoy pensando. Vivo mantenido por amigas del alma que no curten conmigo.
No es un milagro; es consecuencia del amor.

¿Cuánto tiempo de escritura te quitan esos otros empleos?
De aceptar, el empleo no me quitaría tiempo de escritura. Llevaría el cuaderno. En la colimba escribía corriendo alrededor de un sargento. Claro que en vez de cuaderno era una libretita.

¿Le interesa poder vivir de la literatura?
¿De la poesía? Imposible.
Vallejo, el más grande, pasó hambre en París durante años, y así hasta su muerte.
Eso sí, trato de difundirla; lo he intentado de varias maneras. Pero no hay caso. Se vende poco. Y eso que mi poesía es de contacto.
"Si va a morir gente, votemos quienes".

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