La revista Time se tomó el trabajo de hacer una encuesta seria para determinar algo que muchos ya sospechábamos: Tetris es el mejor videojuego de la historia. En el artículo, publicado algunos días atrás, se especifica que para hacerla consultaron a varios especialistas de diferentes edades, de manera que se tuvieron en cuenta desde los viejos arcades hasta los títulos para las consolas de última generación. En honor a la verdad, el objetivo fue determinar los 50 mejores juegos y la creación del ruso Alekséi Pázhitnov se llevó la corona, tal vez el puesto que menos discusiones provocó, porque su simpleza y poder de adicción parecen inmunes al paso de los años.
Por supuesto que el ranking trajo sus polémicas: en algo tan subjetivo como los videojuegos, una plataforma en la que nosotros somos responsables de llevar los hilos del argumento, suena lógico que haya opiniones y pasiones encontradas. Sólo por nombrar tres títulos al azar, Mortal Kombat quedó en el 27, el Galaga está en el 35 y el Guitar Hero trepó al 47, posiciones que probablemente cambiarían de lugar si los votantes fueran todos adolescentes, por ejemplo.
En los 10 primeros puestos hay otros grandes juegos como Minecraft, Doom o The Legend of Zelda, todos legendarios en su estilo y muy diferentes entre sí, con distintas clases de entusiastas.
Se dice que una de las razones más importantes por las cuales un clásico llega a esa condición es su capacidad de funcionar en todas las épocas. Por eso las obras de Shakespeare y Platón todavía se leen y se estudian, por eso cada generación redescubre a los Beatles, por eso las tiras de Mafalda dan la impresión de haber sido dibujadas por Quino la noche anterior: nos hablan de cuestiones universales que trascienden su tiempo. Y el Tetris, una maravilla del entretenimiento en la que debemos colocar las fichas de forma prolija para avanzar de nivel, va por el mismo camino. De hecho, la era digital le ha jugado a favor: hoy es posible descargarlo gratis como una aplicación de smartphone e incluso basta con googlearlo para encontrar varias versiones online.
Lanzado en 1984, el juego ganó popularidad muy rápido, posiblemente porque cautivó tanto a los novatos como a los expertos, dos categorías de consumidores que tienen sus propias reglas al momento de buscar productos para su diversión. En este caso, parece funcionar en ambos bandos. Su éxito también responde a estrategias de marketing: era el cartuchito que traía por defecto Game Boy, la célebre consola portátil de Nintendo que llegó para revolucionar el mercado allá por finales de la década de 1980.
Si bien la programación del juego llevó poco tiempo (unas pocas horas, según la leyenda), fue la idea original la que representó el verdadero desafío, invirtiendo aquella máxima que asegura que algo bueno demanda mucho más trabajo que inspiración. Más allá del videojuego en sí, toda la trastienda de Tetris se parece a un drama moderno, que involucra derechos de autor, codicia, traiciones y toda una serie de acontecimientos que han sido descriptos en artículos periodísticos, libros e incluso algún que otro documental que cuentan la historia del juego.
Otra razón de peso para pensarlo como un clásico es que su lógica de juego puede funcionar como metáfora de la vida. Es decir, a través de sus siete bloques descendientes existe una analogía de la que podemos aprender algo más que el armado de líneas perfectas. Hay una frase famosa al respecto que se la han adjudicado a diferentes personas: "Si algo me ha enseñado el Tetris es que los errores se acumulan y los triunfos desaparecen".
También es común que aparezca en discursos de tono motivacional (hay un artículo en la web titulado "Tu vida es el Tetris, dejá de jugarla como si fuera ajedrez") e incluso como remate humorístico. Ejemplo: "En la vida hay que sacarse de encima a los cuadrados lo más rápido posible. Como en el Tetris".
A mí me gusta pensar el juego como el símbolo definitivo de la experiencia que nos dan los años, la manera en que evitamos tropezar con la misma piedra. Porque en la vida, como en el Tetris, las fichas te van cayendo cada vez más rápido.
