Desde hace varias semanas, la oferta de streaming propone un espectáculo poco amistoso que estaba fuera de los calendarios de estrenos para esta temporada, pero que ha copado la mirada atenta del público. Se trata del juicio que Johnny Depp le está haciendo a su expareja, Amber Heard, por difamación, luego de que ella publicara un artículo de opinión en un medio estadounidense alegando que había sido víctima de abuso y de violencia de género.
Esa columna, que Heard firmó en el diario The Washington Post, fue básicamente la culminación de un vínculo tóxico y marcado por la violencia psicológica y física que signó la vida de la pareja desde que se conocieron hace 13 años en el set de la no tan memorable película The Rum Diary.
Ahora Depp, básicamente arruinado en sentido moral y económico, demanda a Heard por 50 millones de dólares aduciendo que por culpa de ese artículo él perdió su icónico rol del capitán Jack Sparrow en la saga de Disney Los piratas del Caribe y que nunca más consiguió trabajo como actor (dato que es real).
Los abogados de ella sostienen que ni siquiera se lo menciona en la columna, pero se entiende igual como el epílogo de lo tortuosa que fue la vida conyugal con el actor (otro dato real).
Lo que convierte a este caso en algo digno de fenómeno son las circunstancias. Si bien la demanda no es por el abuso en sí mismo, algo de lo que ambos se entienden víctimas y por lo que la Justicia ya ha intervenido anteriormente, la calidad pública del juicio, su emisión en vivo desde Tribunales vía streaming, y la necesidad de ambos de exponer sus argumentos con extremo detalle hacen de la emisión una biopic grotesca y obscena de la vida privada de ambos en la que abundan las referencias escabrosas, en particular sobre las adicciones de Depp y la salud mental de Heard.
Sin cortes ni edición y sin la pincelada de glamour con la que las estrellas salen al Hollywood Boulevard y se suben a la alfombra roja para cumplir con el acto de beatificación a los que los acostumbran los fans, la querella se convierte en la más cruel de las biografías.
Sabemos que Angelina Jolie y Brad Pitt tuvieron problemas, que Pitt bebía de más, que se peleó con uno de sus hijos. Pero sabemos eso nomás. Al resto lo podemos imaginar, o no.
Pero el juicio de Johnny Depp es la bajada a tierra más resonante de la vida de las celebridades contada en primera persona. Durante un mes, ocho horas por día, hemos escuchado sus desgracias en vivo y en directo. Las adicciones, la hipocresía, los hogares rotos, la mala relación con sus hijos, la violencia, las extenuantes jornadas laborales. En fin. Nada de lo que brilla en la vida de las celebridades es necesariamente oro.