Semanas atrás y con un megaevento quedó inaugurado oficialmente el museo bar de La Mona, un espacio ecléctico que combina parte del archivo personal del número uno del cuarteto cordobés, muestras interactivas que representan distintas facetas de su carrera y un restó que abre todo el día con música en vivo por la noche.
Sofía Nicolossi, curadora del proyecto, habló con VOS sobre algunas curiosidades y sobre las cuestiones que movilizaron a la familia a montar este espacio dedicado a la vida y obra de Carlitos Jiménez.
Ubicado en la esquina que antes ocupaba Johnny B. Good en pleno Cerro de las Rosas, lo primero que llama la atención es el color y la majestuosidad del lugar. Pero al adentrarse en la historia, surgen algunas curiosidades que vale la pena destacar.
1- La fachada. Los colores y las texturas con las que se montó la fachada del edificio fueron inspiradas en las texturas de los trajes que usó Carlitos en su extensa carrera de más de 50 años sobre los escenarios. Nunca repitió vestimenta en todos esos años. Así se pueden ver unos besos en rojo y negro, corazones en rojo sobre un fondo verde y lunares negros sobre fondo amarillo. Quienes sean realmente fanáticos del Mandamás recordarán esos trajes icónicos.
Las rudas macho y hembra. Al ingresar al bar se pueden ver unas pequeñas macetas que tienen ruda. Esto fue pensado para espantar la mala suerte del lugar porque La Mona siempre que se sube a un escenario lleva en sus bolsillos una ramita de ruda que saca de su casa. Nunca subió a cantar sin esa cábala. Desde el museo aseguran que la gente puede llevarse una ramita si así lo desea.
Tapas de discos. En otro sector del museo se pueden ver en el techo las tapas y contratapas de los más de 70 discos editados que tiene el cuartetero. Para conseguir ese material hubo que recurrir a la ayuda de Flavio Parmentier, más conocido como el “Gringo del Marqués”, quien es uno de los coleccionistas más obsesivos de la obra de Jiménez. Lo que a la familia le faltaba, el “Gringo” lo puso a disposición. Los discos se pueden mover en dos sentidos para ver ambos lados.
Pantallas con las señas. En una de las instalaciones interactivas que hay en el interior del museo se puede ver un registro de las señas inventadas por el músico. La curadora asegura que lo hicieron para que esas señas no se pierdan y como Jiménez se había olvidado algunas hubo que hacer una consulta a sus fans para registrarlas. La Mona las grabó en exclusiva para esta muestra y los fans pueden seleccionar su bario o localidad dentro de un tablero interactivo y la pantalla les devolverá la imagen del cantante haciendo la seña.
Trajes. La selección que se presenta en el museo bar es distinta a la que estuvo y a la que estará en el museo itinerante del festival Bum Bum. Para elegir el material la curadora trabajó un año dentro del depósito que tiene la familia junto a Juana (exesposa y mánager) y Natalia (hija de Jiménez). Han llegado a catalogar cerca de ocho mil trajes, cuatro mil pares de zapatos y de botas, además de un montón de accesorios de todo tipo. En el Museo bar cada traje cuenta una historia y entre los destacados hay uno que imita un cuero de vaca blanco y negro que fue colocado por pedido exclusivo de La Mona porque le tenía cariño.
Una barra para avezados. Tanto en las comidas como en las bebidas hay alusiones a canciones o discos del cantante. Van algunos nombres de cocteles: “Paloma loca”; “Un muchacho de barrio”; “El renegado”; “El federal” y hasta “I was made for loving you” tomado de aquella parodia al tema de Kiss que interpretara graciosamente La Mona. Pero sin dudas la bebida distintiva del lugar es el “priteado tirado”, es decir mezcla de vino con la gaseosa cordobesa. Se tira como si fuese cerveza artesanal y la jarra de un litro para compartir cuesta 1500 pesos. Consultar la carta acá.
Para ir al museo bar de La Mona
Espacio ubicado en la avenida Rafael Núñez 4791. Inaugurará oficialmente este lunes.
