Alan Estrada es un actor y creador de contenidos mexicano, conocido por su sobrenombre como YouTuber: Alan por el mundo.
Hace exactamente un año, él hizo la experiencia de sumergirse en los restos del Titanic en el mismo submarino que en estos momentos se encuentra extraviado y es intensamente buscado.
Y lógicamente, contó todo en una serie de videos que subió a sus redes.
Ahora, entrevistado por el programa mexicano Bien y de Buenas, el intrépido viajero relató cómo fue la experiencia, remarcando los riesgos que asume todo aquel que se anime a semejante travesía.
“Hace un año precisamente fue que logramos la inmersión exitosa, y hace dos años intentamos la primera. Estos problemas de comunicación son comunes en este tipo de vehículos. Es decir, Titán es un sumergible experimental único en su tipo, es el primer en el mundo que existe hecho de fibra de carbono y los sistemas a esas profundidades pues es difícil asegurar que van a funcionar todo el tiempo, por eso hay protocolos muy exigentes respecto a la seguridad y a lo que hace cuando se pierde comunicación”, dijo.
Alan contó que normalmente una inmersión como la que estaban intentando hacer el domingo dura en el mejor de los casos ocho horas. “Son dos horas que te toma descender hacia el fondo del océano a 3.800 metros, tienes cuatro horas para explorar los restos del Titanic y dos horas para subir. El tema es la recuperación del sumergible que es lo que puede complicarse a veces, porque es complejo”.
También confirmó que al ser un proyecto experimental, antes de estas inmersiones, la empresa les hace firmar a los pasajeros documentos donde eximen a la empresa de muchísimas eventualidades.
“En el en el momento en el que tú decides inscribirte a una actividad como esta firmas un release de responsabilidades bastante elaborado en el que prácticamente sabes los riesgos que estás tomando, sabes que es un sumergible experimental, que es el primero en su tipo hecho de fibra de carbono, que hay muchas cosas que pueden salir mal y por supuesto que estás consciente de los riesgos que tomas al hacer algo así”.
“Es una pena que en este momento el sumergible este extraviado, pero yo espero que si el sumergible esté intacto y está en la superficie lo encuentren pronto y así hay esperanza de poderlo recuperar”
“¿Sentiste miedo en algún momento?”, le preguntaron desde el piso, y la respuesta de Alan fue contundente.
“Siempre hay temor… al hacer una actividad de este tipo uno sabe los riesgos que implica, pero en el momento en que cierran la tapa del sumergible te entregas a lo que te toque. Antes de hacerlo por supuesto que le escribí a todos mis seres queridos y les dije lo que iba a hacer y les dije que los amaba, pero al final uno espera que las cosas salgan bien. No te puedo decir que me sentí inseguro pero sí sabía lo que podía pasar y estaba plenamente consciente de los riesgos que estaba tomando y aún así decidí hacerlo”.
Eso sí, dice que en el cuerpo no se siente nada. “El sumergible está diseñado para que la presión que existe dentro sea normal la presión por fuera es la que es realmente asombrosa. Bajas en una cápsula y tu cuerpo no siente absolutamente nada, es el sumergible por fuera el que sufre de esta presión”.
Eso sí, consultado sobre si lo volvería a hacer, fue tajante. “No, no lo volvería a hacer, creo que es una experiencia que viví y para nada lo volvería a hacer”.
