Este martes 19 de marzo se cumplirán cuatro años de la reprogramación del show que Chayanne debía ofrecer en el Orfeo Superdomo en el marco del Desde el alma Tour.
El inicio de la pandemia de coronavirus fue el detonante de una decisión que, con el correr del tiempo y el agigantamiento de la angustia, pasó de “reprogramación” a “cancelación definitiva”.
Desde entonces, el domo de Rodríguez del Busto es un inmóvil elefante blanco, en cuya cartelería aún puede verse una gigantografía del cantante puertorriqueño intervenida con la fecha 19/3/24.
También sobrevive la fecha en www.orfeosuperdomo.com, donde incluso aún están dispuestos los precios de las entradas: $ 6.000 (+$ 900) para el sector pista platinum; $ 4.500 (+$ 675), sector rojo A-B-C; $ 3.500 (+$ 525), sector rojo D-E-F-G-H-I-K; y $ 2.500 (+$ 375), sector J con visión restringida.
Para el sector verde/ azul, los precios eran similares: $ 4.500 (+$ 675), A; $ 3.500 (+$ 525), B; $ 3.000 (+$ 450), C; $ 2.500 (+$ 375).
“La fecha y lugar de reprogramación estarán sujetos a disposición de la productora del espectáculo. Las entradas adquiridas tendrán validez para la nueva fecha”, sentencia la publicación, que a su vez detalla qué hacer “en caso de requerir la devolución de las mismas”.
Parece información prehistórica, pero fue ayer nomás que este venue estaba considerado por los especialistas como uno de los mejores arenas de Latinoamérica y el mejor del país.
El parón por el aislamiento fue un golpe de nocaut para el Orfeo, que había entrado a 2020 esperanzado luego de un 2019 con signos de recuperación tras la debacle sufrida en 2018, en el epicentro de macrismo.
En 2019 se ofrecieron shows de Luis Miguel (26/2), Redimi2 (18/4), Christine D’Clario (18 y 20/4), Ulises Bueno (30/4), Cirque du Soleil (25, 26, 27 y 28/7), Paulo Londra (7 y 8/9), Sebastián Yatra (5 y 6/10), Andrés Calamaro (19/10), Chayanne (12/11), Serrat - Sabina (13/11) y Luciano Pereyra (29/11).
Pero en 2018 su cartelera fue flaca. Tan flaca, que ameritó un informe de VOS con el título “El Orfeo, un gigante que espera despertar”.
“Somos una escala intermedia pero grande, eso nos complica en este contexto”, dijo Juan Manuel Rodríguez, por entonces gerente del espacio de Grupo Dinosaurio.
“Sobrevivir va a sobrevivir. Esta situación se da porque no hay oferta: los shows internacionales son inviables y los números nacionales, exceptuando Luciano Pereyra o Abel Pintos, los producís sólo para disminuir riesgos. Una alternativa sería sobreproducir, pero con José Palazzo solemos decir que no tiene sentido hacer por hacer cuando vas perder siempre. Además, no hay material para hacer, para desarrollar. ¿Me explico?”, diagnosticaba Rodríguez, quien como muchos de nosotros no imaginaba de la explosión de la música joven nacional en la pospandemia.
A su vez, el directivo aclaró que el negocio sobrevivía no sólo por la industria del entretenimiento sino también por el alquiler a empresas e iglesias evangélicas. “Si bien eso nos deja ingresos importantes, estamos en la línea de cuidarnos para atender los costos fijos de funcionamiento”, reveló Rodríguez, quien en aquel tiempo había quedado como una de las mitades de un equipo de trabajo minúsculo. La otra mitad era Pía Arrigoni, experta profesional en cuestiones vinculadas a la logística.
“El Orfeo sigue, es una inversión gigantesca y la tenemos que aguantar. No es la primera vez que pasa algo así pero sí este es la más gruesa. Es la primera vez que nos toca en la historia del Orfeo subsistir con una escalada del tipo de cambio y una disminución de oferta tan grande”, completó Rodríguez, como para desalentar que no había proyectos alternativos en la intersección de Rodríguez del Busto y avenida Cardeñosa.
Consultado ahora sobre qué recuerda de la reprogramación seguida de cancelación del show de Chayanne, Rodríguez dice que tiene todo “muy patente”.
“En los días previos ya estaban los indicios de lo que se venía y reprogramar era una posibilidad. Habíamos armado un grupo de WhatsApp en el que nadie sabía con certeza hacia dónde íbamos”, comienza el directivo en plan de reconstrucción.
“Y todo era incertidumbre hasta que vi a (Horacio) Rodríguez Larreta en TN informar que Caba suspendía las actividades que exigieran concentración masiva de personas. Ahí me cayó la ficha, algo me hizo clic y me llevó a concluir ‘Hasta acá llegamos’. Recuerdo que llamé a Julieta Fazio (de la productora porteña Seis Pasos) para compartir esa sensación”, suma Rodríguez.
El antecedente de la Gripe A y un stock de alcohol en gel
“Acabábamos de terminar Ricky Martin y quedó todo puesto; las paredes enteladas, incluso. El proveedor me había dicho ‘No te las saco, te las dejo, también me contrataron para Chayanne’. Y unos días antes, cuando ya se había empezado a hablar de la pandemia, también teníamos seteado un protocolo”, revela Pía Arrigoni, a su turno.
“Habíamos puesto todo lo referido a alcohol, limpieza de manos, a cómo tenía que disponerse espacialmente el personal en baños y bares. Como hacía años tuvimos que transitar la Gripe A, que nos agarró en medio de un Disney On Ice, teníamos una bajada de línea precisa y un depósito lleno de cloro y alcohol”, detalla a continuación.
“Para nosotros se hacía, y fue así hasta que un día nos dijeron ‘Mañana no vengan, saldrá un decreto que limita la circulación’. Después de eso fue volver, coordinar con las empresas que retiren las cosas que habían dejado. Yo tenía un permiso para circular, así que iba al Orfeo para abrir accesos, canillas… La idea era mantenerlo funcional para una vuelta a la actividad. Pero todo se extendió y se decidió el cierre”, completa Arrigoni.
En nuestra plaza todo se ha trastocado en materia de entretenimiento musical a partir del cierre del Orfeo por los efectos de la pandemia y por la firme decisión de su propietario, Euclides Bugliotti, de mantenerlo así en la pospandemia.
Según le dijo el empresario en varias oportunidades a este medio, él quería demolerlo y refuncionalizarlo como centro médico, pero la Municipalidad de Córdoba, con Martín Llaryora a la cabeza, no se lo permitió, cambio de ordenanzas mediante.
La cuestión no se modificó sustancialmente con Daniel Passerini como nuevo intendente. “No hubo avances en el tema Orfeo”, fue el escueto mensaje del departamento del mandatario a VOS, ante la consulta sobre si había planes de expropiación o de coproducción en el mediano plazo.
Chayanne, el primero cancelado; Ricky Martin, el último ofrecido
Si el de Chayanne fue el primer show cancelado de una serie prevista para 2020 (que se completaba con Cristian Castro para el 1/4; Pimpinela para el 10/10; y con Morat en “fecha a confirmar”), el que ofreció Ricky Martin unos días antes fue el último de ese año y el último – último en la historia del Orfeo Superdomo.
El también cantante puertorriqueño se presentó el martes 25 de febrero de 2020 y bajo contención del Movimiento Tour, que había empezado el 7 de ese mes en su ciudad natal (San Juan de Puerto Rico) y que sólo pudo extenderse hasta el 7 de marzo en la localidad mexicana de Ensenada.
Además del show cordobés, antes de la suspensión del mundo Ricky actuó en Buenos Aires (27, 28 y 29/2 en el Movistar Arena), en Montevideo (2/3 en el Antel Arena) y en el Rancho Chichihuas de la ya citada Ensenada.
La crónica de VOS recordó que, a lo largo de su trayectoria, Ricky Martin trajo a Córdoba shows espectaculares, con puestas que podían amalgamarse con el ilusionismo (tal como sucedió en el Estadio Olímpico Córdoba en 1996) o con la dinámica de estructuras móviles para aceitar los movimientos de un musical digno de Broadway (tal el caso de su Orfeo de 2011).
Y añadió que cada propuesta, claro, se correspondía con su momento artístico - personal, con su tránsito de baladista ardoroso al artista pop que gana confianza y protagoniza un imparable crossover latino.
“O más cerca en el tiempo, con el de la enigmática estrella de la que se intuye una vida atormentada a otra que sale del clóset y se siente liberada para blanquear relaciones, subrogar vientres y erigirse en referencia de la comunidad LGTB”, sumó el texto.
“El show de anoche, también ofrecido en el domo de Rodríguez del Busto ante 7.500 personas, fue un paso adelante porque nos trajo al Ricky Martin en modo ‘comandante revolucionario’”.
Esa referencia fue porque el puertorriqueño llegó a Córdoba luego de complotar en Viña del Mar al exigirle a Sebastián Piñeyra “lo básico, Derechos Humanos” y porque abrió su show con Cántalo, el tema que hizo con sus compatriotas Residente y Bad Bunny luego de hermanarse en las protestas de San Juan de Puerto Rico que exigían la renuncia de un gobernador homofóbico.
Cántalo sonó como una estampida tras el apagón inicial, que se produjo a las 21 en punto y cuando aún pugnaban por ingresar los espectadores más impuntuales o afectados de alguna manera por el tránsito de un finde XL.
“Si bien no es lo más conocido de su repertorio, Cántalo impuso su pulso salsero (retoma un clásico de Héctor Lavoé, de hecho) y coronó muy bien la liberación de tensiones que supone dinamitar una ansiedad de meses con una aparición celestial”, reseñó el periodista Germán Arrascaeta.
“Para colmo de bienes, Ricky Martin empoderó el encantamiento inicial vestido para matar (con camisa negra y pantalón en llamas) y bailando desatado por las pasarelas, respaldado en un cuerpo coreográfico mixto de ocho bailarines y una banda masculina de nueve músicos. También por unos paneles lumínicos móviles, que rediseñaban la puesta en tiempo real, dinamizaban el flash popular”, detalló luego.
“El fulgor caribeño de la apertura estuvo muy lejos de diluirse con La bomba, que tiene el machirulo ‘Muévete mamita/ que me vuelvo loco’”.
“Pero claro, se bailó fuerte. Es que este es un fenómeno pop en deconstrucción pero fenómeno pop al fin. Y como todos, elude dogmatismos y ascetismos”, sentenció la crónica.
Fue tras Bombón de azúcar que Ricky Martin habló por primera vez.
“Hola Córdoba... Este es el primer show de la gira en Argentina y yo sólo quiero pasarla bien. ¿Se la puede pasar bien en Córdoba? “, se le oyó en ese momento.
Tiburones, su más reciente simple en aquel 2020, retomó la senda “contestataria”. La canción se interpretó en sincronía con su clip, que muestra en un tramo a una joven con el pañuelo verde, símbolo de la lucha feminista por el aborto legal, seguro y gratuito. “A decir verdad, no hubo clamor mayoritario por la causa durante el concierto”, apuntó Arrascaeta, quien luego hizo un contrapunto.
“Si en el show de Luis Miguel las pantallas gigantes mostraron al divo subiendo por una escalera marmolada, aquí separaron la primera parte de la segunda con un video referido a ‘All in’, el espectáculo – residencia de Ricky Martin en Las Vegas”, observó.
Al tiempo que esto se proyectaba, el cantante brilló por ausencia: “Pero reapareció en otro movimiento para el shock: sobre una plataforma elevada, con esmoquin centelleante y para cantar Livin’ la vida loca… Bien Las Vegas, bien asociado con el pecado”.
“‘Está más fuerte que perfume barato’, se oyó en la platea de casi $ 7.000, momentos antes de que Ricky se sacara el saco y se pusiera con Shake Your Bon-Bon”, señaló la crónica.
Para bajar después de semejante subidón, las luces se volvieron tenues y Ricky apeló a su arsenal de baladas, a las que afrontó descalzo y sobre una silla dispuesta en el centro del escenario, como si hubiera querido generar un clima de intimidad. En ese momento, las cartas fueron bravísimas: A medio vivir, Fuego contra fuego, Te extraño, te olvido, te amo…
Todos estos títulos, muy celebrados por el público, fueron interpretados de modo pasional y sin sobresaltos instrumentales. Sólo Tu recuerdo tuvo el lucimiento del ejecutante del cuatro venezolano.
“La otra gran balada de la noche fue Vuelve, pero se hizo lugar en el tramo final de este show de ‘grandes éxitos’, que fue bombástico (hubo performance de legüeros y boleadoras, incluso), vertiginoso, celebratorio” puntualiza la crónica.
Fue entonces que Ricky hilvanó Lola, Lola (bailaoras y palmitas flamencas lo aproximaron al mundo de Rosalía) y She Bangs, para luego invitar a una chica del público a un ritual purificador desde el baile. Era Andrea, de Córdoba, quien volvió a la pista con el corazón agigantado.
Posteriormente, el anfitrión pintó su aldea con trazo grueso: introdujo a Pégate con un estándar del ritmo “bomba”, para referir al componente afro de la música puertorriqueña. Fue un momento bonito del show, y tuvo a sus bailarines con inmaculados trajes típicos.
Más de la crónica de VOS: “En esa misma vibración regional, La mordidita y María repavimentaron la senda lujuriosa del segmento Las Vegas, mientras que La Copa de la Vida recordó que ya pasaron más de 20 años del Mundial de Francia 1998, el acontecimiento que inició la reconversión de Ricky Martin en transversal fetiche global”.
“De entonces a hoy, el tiempo jugó como aliado para setear la versión actual, la de un artista poderoso con aura de indiscutible”, complementó.
El final llegó con Ricky en musculosa dorada cantando Vente pa’ ca, una invitación a la tierra por la que estuvo luchando en un pasado inmediato. “¿No la aceptarías de buena gana?”, preguntó el cronista al cierre.
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