En el debut del Bum Bum Jesús María, el viento fue lo único que no se movió ni una coma de lo pronosticado. Arrancó molesto a la madrugada y decidió apoderarse de la ciudad a lo largo del día.
No pudo adueñarse, eso sí, del corazón de un público ecuménico que decidió darse cita desde diversas geografías de Argentina, congregados en torno al magnetismo de Carlos la Mona Jiménez.
La producción del festival tomó debida nota cuando Jiménez fue invitado a Lollapalooza. Lo de Jesús María fue, por consiguiente, un Monapalooza.
Sonido de primeras ligas, impecable contexto multimedia, cartelería para fotografiarse y llevarse souvenir, museo itinerante, merchandising variado y de elegante diseño.
Y una programación diversa pero congruente.
Para todos los gustos
El legendario Jorge Cueto y su Año Luz, engarzó perfecto con De la Rivera y con Micky Rodríguez (expiojos) en el tramo “rockero” de la primera jornada.
Mucho público prefirió la “previa” en las afueras del anfiteatro José Hernández y los primeros números, de impecable factura, se dieron para un mínimo de presentes. Es la historia del rock en esta tierra en la que, salvo la actuación de Indio Solari y de La Renga, no ha logrado salir airoso casi nunca.
Para cuando subió Juan Ingaramo, el campo de Doma empezaba a mostrarse más poblado y festivo.
El cordobés dio un show a la altura de las expectativas convirtiendo gemas pop en grandes piezas de cuarteto y viceversa. Cerca del final, el público respondió bien a su versión de Fuego y pasión.
Después, vendrían Los Tekis, agrupación con oficio en este escenario con su propuesta de carnaval, tinkus y cumbias, pero esta vez el público les hizo sentir que jugaban de visitantes y respondieron tibiamente a su infalible propuesta festiva.
Estaba claro que mayoritariamente la gente venía por Jiménez.
La cuenta regresiva: La Mona Jiménez en el festival Bum Bum
Entre los programados, Monada logró levantar un poco la temperatura de la previa. Tras la actuación, anduvieron por la platea VIP haciendo selfies y saludando con simpatía. Se los veía felices.
Y la sorpresa la dieron los Miranda con un show en el que demostraron que son los dueños del EDM argento y pusieron a cantar a una tribuna de prestado pero que no esquivó coros.
Hubo palmas en alto y saltitos en las versiones de Fantasmas, Yo te diré, y Don, pero también en el resto del programa que incluyó cambios de vestuario en vivo y un buen material multimedia en las pantallas.
Minutos antes de la llegada de Carlitos Jiménez, llegó el turno de su hija Lorena que eligió el repertorio setentoso de su papá, más cercano al pasodoble y al cuarteto característico de la primera hora que al presente del género. Drácula y La Gaita del lobizón se inscribieron en ese segmento.
Festival Bum Bum: A pedir del mandamás
A las 22.31, los acordes de El federal dieron inicio al momento más esperado de la noche. Es la segunda canción más reproducida en Spotify y provocó una ovación a la hora del estribillo.
En los primeros minutos se lo notó inquieto y monitoreando los equipos de sus músicos y sus propios micrófonos. Estaba claro que algo le molestaba. La impresión es que le fallaba su propio monitor de oído.
Pero los músicos le animaban y le daban pie para los temas del repertorio elegido y con el que se iba a extender hasta pasada la medianoche.
La ceremonia había dado comienzo y en el altar de la alegría oficiaba la Mona, vestido de brilloso primaveral. Habría por lo menos dos cambios de vestuario más y, pese al frío, Jiménez se animaría a una musculosa roja brillante en un tramo de la actuación.
Ramito de violetas fue la primera invitación al coro masivo y el tema que encadenaría el bailable jesusmariense en su primera jornada.
