Con un show que amalgamó clásicos con perlas ocultas, Carlos “La Mona” Jiménez cerró en la madrugada del domingo la primera jornada de una nueva edición del Bum Bum.
El Bum Bum, el festival itinerante que se ofrece cada ciclos irregulares de tiempo, con curaduría “multipalo”, con él como número central y con el claro propósito de volver más transversal a su mito de chamán cuartetero de fulgor inextinguible.
En esta oportunidad, el encuentro se realizó en la playa norte del Mario Alberto Kempes ante una audiencia de 30 mil personas, según informaron los organizadores a VOS.
La oferta del “mandamás” coronó de la mejor forma una jornada de diversidad estilística y con performances de alta factura.
Su espectáculo comenzó apenas pasada la primera media hora del domingo, cuando él apareció ataviado como una versión intergaláctica del Principito de Saint Exupery. Esto es con la capa dorada con diseño similar a la que Gustavo Cerati usó en el disco 11 episodios sinfónicos.
Pero “La Mona” se la sacó (a la capa) al toque, para quedar con una remera transparente con un brazo descubierto y una manga afectada por lentejuelas doradas. En definitiva, más elegante y menos estrafalario que de costumbre.
Con su banda puesta a andar por el bajo gordo del histórico Ricardo Verón, “La Mona” arrancó con Celosa y lanzó “¡Los cago amando!” para corresponder el inmediato éxtasis popular .
Y si bien siguió con Tinta china, en el primer tramo dejó en claro que habría más repertorio para fans “de raíz” que hits ideales para advenedizos. En ese plan, Dos en uno, Fiesta para dos, El secreto y Vuela más alto que tú se sucedieron mientras la banda iba encontrando su Punto G y el líder recibía bebés y niños para que reciban su bautismo tunga tunguero.
OK, no hay más Sargentos ni Estadios del Centro, pero esto no significa que “los moneros” se hayan extinguido. Ni mucho menos que éstos hayan dejado de creer en Jiménez como un santo patrono con un sobrenatural poder para hacer feliz.
Amor prohibido llegó con Ke Personajes como invitados y la confesión del cantante de que hacía 25 años que no la interpretaba en vivo. Beso a Beso, en tanto, agregó a algunos miembros de La Delio Valdez, a Cazzu y a Lore Jiménez.
“Vamos, a divertirnos, eh”, retó Jiménez luego a algunos que se estaban toreando en el campo, quizás espesados por tetras color borravino que circularon desde temprano.
“Pongan huevo, la puta que los parió”, agitó en la antesala del final, cuando recreó su momento “Freddie Mercury en Wembley” y casi repitió el “constéstenmen” del Lollapalooza Argentina 2019. Esa fue la antesala de El marginal que, por supuesto, tuvo las señas barriales y la agria sensación del final. ¿Agria? Sí, porque este público no se resigna a entender que no ya no puede tener a su ídolo despilfarrando alegría todos los fines de semana en los tinglados ciudadanos.
Otros puntos altos de la lista de temas: La pupera de María, Ramito de violetas, El federal, Gira al mundo al revés, Tiene 18 años… Lo dicho: mucho roots y algunos hits incontestables. También hubo lugar para una versión de A quién le importa, del grupo español Alaska que a nivel masivo popularizó Thalía. Le letra, himno de la comunidad LGBT, le cabe de primera una “Mona” que a esas alturas ya exudaba mística mundialista al lucir una camiseta de la selección.
Turf y sus “malas - buenas decisiones”
Turf, por su parte, había agitado algo similar en la previa, pero con imágenes en pantallas del paso triunfal de La Scaloneta en Qatar durante la interpretación de Pasos al costado, que antes del reversionado Muchachos de La Mosca era “el” himno más coreado por los futboleros argentinos.
Joaquín Levinton y los suyos fueron a los bifes en materia de repertorio (Loco un poco, Magia blanca, Cuatro personalidades, Yo no me quiero casar… ¿Y ud?), y sólo dejaron un solo simple de su nueva era: Malas decisiones. “Para mí son las mejores”, aclaró Levinton al presentarla, al tiempo que el guitarrista Lea Lopatín le retrucó: “Estás en Córdoba y en un festival de ‘La Mona’, ¿qué tipo de decisiones podés tomar?”
Antes de la medianoche, la autoproclamada “Jefa del Trap” venía sacudiendo al cemento con un show entre la hipnosis y la incitación al twerk. Hasta entonces, el festival se había desarrollado entre una siesta de sol ardiente y un atardecer perfecto, de ésos que apenas demandan una camperita fina para neutralizar un fresquito tenue.
Entonces, sin complicaciones climáticas como las padecidas en el estadio mundialista por Abel Pintos y por los estafados asistentes al festival La Nueva Generación, el Bum Bum desarrolló su lógica esplendoroso, haciendo zigzaguear al público entre dos escenarios: el “Pepsi” y el “Mona Jiménez”.
Hacia las 23, Cazzu ya había entregado Isla velde, Nena trampa, Catorce 2, Nada, Mucha data y Bounce, entre revelaciones sobre cómo había descubierto a Jiménez en Tucumán, agradecimientos por el respeto y reafirmación de feminismo combativo. De hecho, su show comenzó con sus bailarinas munidas de escopetas y vestidas con traje de combate blanco.
“¿Sabés los huevos que hay que tener para cantar ante una multitud así? Bueno, los huevos que muchos chabones no tienen”, disparó Cazzu mientras los “jimeneros” ya comenzaban a agolparse para repetir un ritual que, en el último tiempo, se ha transformado para mal y para bien.
Porque si bien ha perdido el fulgor de los viernes en el Sargento Cabral y de los sábados en el Estadio del Centro, el pasaje a este formato festivalero ha permitido la expansión de la banda de apoyo del máximo gurú cuartetero como así también preservarlo de una erosión de su estado físico y emocional.
El Bum Bum, un festival para todos lo gustos
“Carli” Jiménez, hijo de “La Mona” devenido en productor, fue el cerebro de este movimiento. Y en la previa del Bum Bum post Mundial decía: “A comparación de otras ediciones, en ésta tendremos la posibilidad de desarrollar la programación en un 80 por ciento en horario nocturno. Después del Jockey (con mucha tierra) y de Jesús María (con mucho viento y espíritu agreste), el asfalto de este predio te permite otro tipo de desarrollo en cuanto a lo logístico y conceptual. Queda todo a la vista y debe quedar perfecto, no hay margen para lo rústico”.
“Una edición de lujo, diría. Con el Kempes de fondo y sus leds haciendo juego con los colores que usamos en esta edición”, agregó.
Antes de seguir con lo suyo y con una mueca de satisfacción, “Carli” rescató que los artistas invitados saben que vienen a un festival “distinto”, que los saca de su zona de confort, y que eso contribuye a la pretensión de instituir un auténtico festival de música popular; ante todo, transversal.
El cuarto Bum Bum comenzó a la hora señalada, con la multitud (hecha de cordobeses y veraneantes de diversas provincias, unos 30 mil asistentes según las cifras aportadas por la organización) hormigueando por los diferentes sectores del predio armado para la ocasión.
Pese a sus elevados costos, los espacios exclusivos, (los Vips Adrenalina y Bum Bum), estuvieron a tope, mientras que los espectadores con acceso general popular lograron resguardarse del sol visitando la versión adaptada del Museo de la Mona.
En relación a las otras ediciones, en esta oportunidad la novedad la dio una escultura tridimensional de Jiménez hecha por la diseñadora Alexis Rodal, lookeada con un traje emblemático. Puntualmente, el que “el mandamás” usó en Forja en ocasión de celebrar su 50º aniversario con el cuarteto, el 10 de diciembre de 2016.
Los Pericos, bien arriba
Los Pericos produjeron el primer sacudón del encuentro al tirar sobre el cemento una catarata de hits de todas sus épocas. Incluso fueron a sus años tempranos con Jamaica Reggae y El ritual de la banana, cuya interpretación estuvo precedida por un recuerdo puntual de Juanchi Baleirón, guitarrista y líder. “A ésta la tocamos hace 35 años allá atrás, cuando el estadio se llamaba Chateau... Fue en el Chateau Rock”, rearmó el músico en el medio de un set sin fisuras que, entre clásicos propios (Eu Vi Chegar, Sin Cadenas, Home Sweet Home y Runaway), filtró una versión de Tu cárcel, de Marco Antonio Solís. Los contundentes Casi nunca lo ves y Complicado y aturdido marcaron el adiós de un nuevo show cordobés en que Los Pericos dejan en claro por qué resisten el paso del tiempo.
La Delio Valdez, en su gran momento
Con mayor quórum en el campo, La Delio Valdez intensificó ese nivel de vibración. Sobre todo cuando la cantante Ivonne Guzmán fue más allá que Shakira en lo que seguramente será el lanzamiento del año. Es que mientras la popstar expuso su furia por haber sido humillada por su expareja, su compatriota instó al olvido definitivo en Amnesia total. “Ya no me importa nada de ti, nada...”, cantó la ex Bandana, que ejerció como frontwoman letal en un mono violeta.
A propósito de looks, contribuyó al fulgor psicodélico y bailable de “La Delio” el sombrero de piel del cantante Black Rodríguez Méndez, que terminó mostrándolo como si Jamiroquai hubiera encontrado un “yacimiento de cumbia”.
Las arengas del cantante y percusionista Pedro Gabriel Rodríguez hicieron el resto para el flash general. Y para dejar todo seteado para el embate de cuartetero de Lore Jiménez (más aproximado al cuarteto característico) y Damián Córdoba.
Damián Córdoba, imparable en el Bum Bum
Lo del Wacho fue frenético, entretenido y de reafirmación de lugar de pertenencia. Es que en su show, al que afrontó con camperita de lentejuelas plateadas, siempre dejó en claro que él es negro y cuartetero, mientras su orquesta transitaba la noche como un trencito de la alegría. Uno de lo mejores alumnos de Jiménez.
El Bum Bum: horarios y grilla de la segunda jornada
Este domingo será la segunda jornada del Bum Bum con este programa.
Escenario Pepsi: 16. DJ Chita; 17:30. Cuatro al hilo; 18:40. De la Rivera; 20. Micky Rodríguez; 21:40. Magui Olave; 23:20. Miranda!.
Escenario Mona Jiménez: 18.05. Slim Dee; 19:15. DJ Tao; 20:35. La Barra; 22:15. Cristian Castro; 00:10 La Mona.
La entrada general cuesta $6.000; mientras que los menores de 8 a 14 abonan $3.000 y los niños de 0 a 7 un seguro de $500.
